Los nuevos regímenes democráticos de la 1ª GM: En la mayoría de ellos se establecieron gobiernos parlamentarios, a imitación de los países triunfadores. La democracia se convirtió en el régimen mayoritario entre las naciones europeas.
El reconocimiento de derechos y libertades: Los sistemas democráticos reconocieron los derechos individuales, las elecciones libres, la igualdad ante la ley y la libertad sindical. El sufragio universal masculino se extendió por numerosos estados. El sufragio femenino comenzó a instalarse en algunos países.
Aparición de corrientes ideológicas contrarias a la democracia: Una parte de los antiguos combatientes de guerra criticaban el sistema parlamentario, al que acusaban de dividir y debilitar la unión de la nación. Se crearon ligas de excombatientes, que defendían posiciones antidemocráticas y que tuvieron cierta aceptación en algunos sectores sociales. La extrema izquierda propugnaba la implantación de la dictadura del proletariado. Se fundaron partidos comunistas, lo que provocó la división de la izquierda marxista y debilitó el movimiento obrero.
Crisis de las democracias: Tras el acceso al poder de Mussolini en Italia, se multiplicaron las dictaduras: el general Primo de Rivera en España, el general Carmona en Portugal y en toda Europa oriental entre 1926 y 1938. La más importante fue la de la Alemania nazi.
1.2 Las Democracias Occidentales
a) Francia:
En Francia, donde la victoria en la guerra había sido vista como el triunfo de la democracia frente al autoritarismo alemán, y la crisis económica no fue tan profunda como en otros países, el sistema democrático no corrió peligro.
Sin embargo, surgieron organizaciones de extrema derecha, como Acción Francesa, que provocaron tensiones y desórdenes a mediados de los años 30.
Como reacción, los grupos de izquierda crearon una coalición que gobernó con el socialista Léon Blum entre 1936 y 1938.
b) Reino Unido:
El sistema democrático británico siguió siendo bastante estable y los extremistas de derecha y de izquierda tenían escasa presencia.
El Partido Laborista, de carácter socialista, fue creciendo hasta convertirse en uno de los dos grandes partidos del Reino Unido, desplazando a los liberales.
El hecho más significativo fue la independencia de Irlanda en 1922. El Ulster (Irlanda del Norte) siguió siendo británico, continuando allí los enfrentamientos entre protestantes probritánicos y católicos proirlandeses.
c) Estados Unidos:
Entre 1920 y 1933, Estados Unidos vivió un periodo de conservadurismo político, aislamiento internacional y un gran desarrollo económico que finalizó en 1929.
El conservadurismo queda patente, entre otras cosas, en la Ley Seca y en la persecución al movimiento obrero y las organizaciones de izquierda.
El aislacionismo se plasmó en la no ratificación del Tratado de Versalles y la negativa a incorporarse a la Sociedad de Naciones.
A partir de la 1ª GM, EEUU se había convertido en la primera potencia económica mundial.
A partir de la elección de Roosevelt, EEUU inició un giro político y social de signo progresista.
d) La Alemania de la República de Weimar:
Tras la 1ª GM se instauró en Alemania un régimen democrático conocido como la República de Weimar.
Este régimen tuvo que hacer frente a una doble oposición:
Los espartaquistas, que intentaron una revolución como la bolchevique, que fue aplastada y sus principales dirigentes asesinados.
Grupos de derechas que acusaban a los gobernantes de traidores por haber aceptado el Tratado de Versalles.
La República tuvo que enfrentarse a los problemas económicos de la hiperinflación de 1921-1923 y a la crisis mundial iniciada en 1929.
Las dificultades económicas empujaron al electorado en las elecciones de 1931 y 1932 hacia posturas más radicales. Los partidos de derechas y de centro dieron su apoyo como canciller a Hitler en 1933 ante el temor de una posible victoria comunista.
El partido nazi ya no abandonaría el poder.
1.3 La Extensión Internacional de los Años 20
Una serie de tratados a lo largo de los años 20: Rapallo (1922), Locarno (1925), Briand-Kellogg (1928), llevaron a un clima de distensión y pacifismo entre las naciones que desaparecería en la década siguiente.
2. La Quiebra de la Democracia. El Fascismo.
2.1 Principales Rasgos del Fascismo
El fascismo nació en Italia después de la 1ª GM y fue, junto con el nazismo alemán, la ideología antiparlamentaria más destacada del periodo de entreguerras.
El término fascismo tuvo su origen en «Fasci Italiani di Combattimento», organización política creada por Mussolini en 1919. Esta denominación acabó designando a todos los movimientos y regímenes similares al de Mussolini.
Los principios doctrinales básicos que caracterizan al fascismo son: el nacionalismo radical, el antiparlamentarismo, la desconfianza de la razón y el liderazgo absoluto.
El nacionalismo radical del fascismo italiano se apoyaba en la frustración por no haber conseguido lo que esperaban tras la 1ª GM. Del nacionalismo radical se pasa con facilidad al imperialismo, a las reivindicaciones territoriales y a una política agresiva y militar.
El fascismo, como antiparlamentario y antiliberal, acusaba a los sistemas democráticos de promover la división de los ciudadanos y, frente al individualismo liberal, fomentaba la sumisión del individuo al Estado.
La idea de que el Estado debe ser dirigido por una minoría selecta conduce a la conclusión más radical del fascismo: la justificación del racismo.
El fascismo desconfía de la razón y de la intelectualidad y apela a los sentimientos y al fanatismo.
El fascismo defiende el liderazgo absoluto. Este liderazgo se apoyaba en el culto a la personalidad del jefe mediante la propaganda y la prohibición de cualquier crítica.
2.2 Italia tras la Gran Guerra
Italia salió defraudada de la Gran Guerra. Mucha gente pensaba que las pérdidas sufridas no habían recibido la recompensa merecida y que no se habían cumplido las promesas.
Al mismo tiempo se produjo una grave situación política, económica y social. Entre 1919 y 1920 se sucedieron las huelgas, revueltas urbanas y motines en el campo.
Los Fasci Italiani di Combattimento, conocidos como «camisas negras», actuaban violentamente contra los huelguistas, los manifestantes, los sindicatos y los partidos de izquierda.
El miedo a una revolución comunista hizo que los empresarios y las clases alta y media vieran a Mussolini como un instrumento para frenar el movimiento obrero. En 1921 los Fasci se transformaron en el Partido Nacional Fascista, que pronto contó con el apoyo de la patronal y elementos de la clase media.
2.3 Mussolini Accede al Poder
Mussolini llevó a cabo el asalto al poder mediante la Marcha sobre Roma en octubre de 1922. La excusa para esta acción fue la acusación al gobierno de incapacidad para mantener el orden.
El gobierno, que se opuso a las acciones de los fascistas, fue desautorizado por el rey Víctor Manuel III, porque dimitió y el rey nombró primer ministro a Mussolini.
Mussolini fue transformando gradualmente la democracia en dictadura. Convocó elecciones, ganadas claramente por los fascistas, contando con el amaño de los resultados.
A partir de entonces, Mussolini reforzó su autoridad aboliendo a los demás partidos políticos, censurando la prensa y persiguiendo a sus enemigos políticos.
Mussolini construyó la estructura del Estado fascista, al que definió como totalitario. Concentró el poder absoluto, que se resumía en la frase: «El Duce siempre tiene razón».
Las organizaciones fascistas se convirtieron en organismos estatales. Estado y partido fascista se confundían.
Los discrepantes del fascismo eran perseguidos y acababan en prisión, confinados en regiones remotas, en el exilio o asesinados.
2.4 La Obra del Fascismo
Mussolini pretendía legitimarse mediante la mejora de la economía. En ese sentido, aplicó una política de grandes obras y fomentó la autarquía.
En el terreno social, el fascismo se definió por el corporativismo. Los sindicatos estaban prohibidos, aunque el régimen fascista introdujo algunas medidas sociales para ganar popularidad entre los trabajadores, como la seguridad social o las vacaciones laborales.
Mussolini firmó con el Papa el Tratado de Letrán, por el que ponía fin al litigio que se había iniciado en 1870 con la ocupación de los Estados Pontificios.
De todas formas, el fascismo no consiguió superar la debilidad económica de Italia, que siguió siendo un país con poco desarrollo económico.