Desamortización en España: Proceso Histórico, Impacto Económico y Social

Las Desamortizaciones en España: Un Proceso Transformador

La **desamortización española** fue un largo proceso histórico, económico y social que se inició a finales del siglo XVIII con la denominada “**Desamortización de Godoy**” (1798). Consistió en poner en el mercado, mediante expropiación forzosa y subasta pública, las tierras y bienes que hasta entonces no se podían enajenar y que se encontraban en las llamadas “**manos muertas**”, es decir, la Iglesia Católica y las órdenes religiosas, que los habían acumulado como beneficiarias de donaciones y testamentos.

Finalidad de las Desamortizaciones

La finalidad prioritaria de las desamortizaciones en España fue conseguir ingresos extraordinarios para amortizar los títulos de la deuda pública que expedía el Estado para financiarse, o extinguirlos porque en alguna ocasión se admitieron como pago en las subastas. Así, se buscaba:

  • Acrecentar la riqueza nacional.
  • Crear una burguesía y clase media de propietarios.
  • Crear condiciones capitalistas para que el Estado recaudara mayores impuestos.

La desamortización es un proceso histórico que abarcó gran parte del siglo XIX. Las medidas legislativas de la desamortización coinciden con gobiernos progresistas, mientras que los conservadores se caracterizan por sus reformas administrativas y estatales.

Antecedentes y Primeros Intentos

El precedente fue la **desamortización de Godoy**, aunque **Jovellanos** con **Carlos III** ya la planteó y desamortizó 1/4 de la propiedad eclesiástica para financiar las guerras. **José I** también lo intentó, pero se vio interrumpido por la Guerra de la Independencia. Uno de los decretos más importantes de las **Cortes de Cádiz** fue el que eliminaba los señoríos jurisdiccionales y que convertía los señoríos territoriales en propiedad individual.

La desvinculación de las tierras se llevó a cabo por una doble vía: aboliendo los señoríos y suprimiendo los mayorazgos. No implicaba un cambio de propietario, sino la transformación de los antiguos señores en propietarios privados, con una titularidad plena y libre de sus tierras. También se preveía la nacionalización de los bienes de los afrancesados, jesuitas, conventos… A pesar de todo esto, la llegada de **Fernando VII** llevó a su paralización.

El gobierno del **Conde de Toreno** aprobó la **Real Orden de Exclaustración Eclesiástica** por la que se suprimían todos los conventos en los que no hubiera al menos doce religiosos profesos.

Problemas y Manipulaciones en la División de Lotes

La división de los lotes se encomendó a comisiones municipales, que se aprovecharon de su poder para hacer manipulaciones y configurar grandes lotes inasequibles a los pequeños propietarios. Esto permitió que solo nobles y burgueses urbanos adinerados pudieran comprarlos, impidiendo la creación de una verdadera burguesía o clase media en España.

Los terrenos desamortizados por el gobierno fueron únicamente los pertenecientes al clero regular, por lo que la iglesia decidió excomulgar tanto a los expropiados como a los compradores de las tierras, lo que hizo que muchos las compraran mediante intermediarios.

La Desamortización de Madoz (1855)

Durante el bienio progresista, el ministro de Hacienda **Pascual Madoz** realizó una nueva desamortización (1855) que fue ejecutada con mayor control que la de **Mendizábal**. Se declararon en venta todas las propiedades principalmente comunales del ayuntamiento, del Estado, del clero, de las órdenes militares, cofradías…, con las excepciones de las Escuelas Pías y los hospitalarios de San Juan de Dios, dedicados a la enseñanza y atención médica respectivamente, por lo que reducían el gasto del Estado en estos ámbitos. También se vendieron muchos bienes que pertenecían a la Iglesia, sobre todo los del clero secular.

De todo lo desamortizado, el 30% pertenecía a la Iglesia, el 20% a la beneficencia y el 50% a las propiedades municipales. Esta fue la desamortización más importante, con mayor volumen de ventas.

Consecuencias y Resultados Finales

Tras varios conflictos entre conservadores y liberales, los políticos vieron la necesidad de rescatar aquellos bienes inactivos, para incorporarlos al mayor desarrollo del país. Se suspendió la ley que lo regulaba, aunque será reanudada dos años después. Sin embargo, las subastas continuaron hasta finales de siglo y el Estado llegó a recaudar casi el doble que con la desamortización de Mendizábal, dinero que utilizaron para cubrir el déficit del presupuesto del Estado y para amortizar la deuda pública. Aun así, reservaban 30 millones de reales al año para la reedificación o reparación de las iglesias de España.

La **Ley Madoz de 1855** supone la fusión de las normas desvinculadoras tanto en el campo de la desamortización civil como en el religioso. En conjunto de todo lo desamortizado, el 35% pertenecía a la iglesia, el 15% a la beneficencia y un 50% a las propiedades municipales.

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