1 El proceso desamortizador en el siglo XIX
El proceso desamortizador fue la primera pieza de la transformación agraria del siglo XIX. Desde el punto de vista de la política económica, desamortizar era nacionalizar los bienes de la Iglesia o de los municipios para luego ser vendidos en subasta pública. Los ingresos de estas ventas iban dirigidos a sanear la Hacienda Pública.
Durante la crisis de 1808 y la guerra de la Independencia, los gobiernos de Godoy y las posteriores reformas de las Cortes de Cádiz habían intentado llevar a cabo una primera desamortización que, sin embargo, terminó en fracaso. Fue en la etapa de las regencias, al inicio del reinado de Isabel II, cuando se inicia una desamortización de carácter liberal. La llamada desamortización de Mendizábal (ministro de Hacienda) afectó a los bienes del clero regular (conventos y monasterios) y también a los del clero secular. El doble objetivo era sanear la Hacienda y la deuda, así como crear un grupo de propietarios favorables a la causa liberal. La desamortización de Mendizábal se prolongó hasta el final de la regencia de Espartero, cuando su aplicación quedó paralizada por el gobierno moderado de Narváez.
Tras los gobiernos conservadores de la Década Moderada se continuó con el proceso de desamortización durante el Bienio Progresista (1854-1856), gracias a la ley de desamortización de Madoz. Afectó tanto a los bienes de la Iglesia como a los de los municipios. El proceso se prolongó hasta la Restauración (1876).
En general, las consecuencias de este gran proceso de nacionalización y venta en sus diversas fases fueron múltiples. Los compradores fueron gente adinerada de la antigua aristocracia y burgueses enriquecidos que ocupaban los altos cargos de la administración, el ejército o la Iglesia, por lo que la nobleza terrateniente no sólo incrementó su patrimonio y mantuvo su poder político, sino que aumentó en número. En este sentido, los grandes perdedores fueron los campesinos, la Iglesia y los municipios. Los campesinos pasaron de ser usuarios de bienes comunales o tierra de baja renta a pagar rentas más elevadas para su cultivo. La iglesia, a su vez, perdió gran parte de su patrimonio, mientras que los municipios perdieron su principal fuente de ingresos. En el aspecto positivo, las desamortizaciones permitieron poner en cultivo gran cantidad de tierras abandonadas y resolvieron, en parte, el problema de la carestía de alimentos. No obstante, a pesar del crecimiento, la estructura productiva de la agricultura española apenas se modificó y el crecimiento de la producción fue escaso hasta el último cuarto de siglo.
Durante el reinado de Isabel II, la sociedad estamental dio paso a la sociedad de clases, en la que la posición dependía de la riqueza. En la cúspide estaban las clases altas, una alianza entre la nobleza y la alta burguesía enriquecida, que tenían el poder político, económico y los cargos públicos. Por debajo subsistían unas escasas clases medias y una gran masa con poco poder económico.
Los primeros núcleos de resistencia cristiana. Principales etapas de la Reconquista. Modelos de repoblación
En Asturias, la escaramuza que se produjo en 722 en Covadonga, con Pelayo como líder cristiano, permitió la retirada de los musulmanes. Alfonso II sitúa la corte en Oviedo. Alfonso III (866-910) extendió el reino y trasladó la capital a León. En el siglo X, el conde Fernán González consigue la independencia del condado de Castilla. En Navarra, la familia de los Jimeno inicia una dinastía que culmina con Sancho III el Mayor (1030). En Aragón se establece la dinastía de los Galíndez. Los condados catalanes forman parte de la Marca Hispánica de Carlomagno. En el 865 Wifredo el Velloso se convertirá en el primer conde de Barcelona. Borrell II (s. X) consiguió independizarse de los carolingios. Entre los siglos VIII-X los avances cristianos se limitaron a la ocupación de la cuenca del Duero. Entre el siglo XI y la primera mitad del XII los cristianos avanzaron hacia el Tajo. En 1085 Alfonso VI, rey de Castilla y León, conquistó Toledo. Los reinos de taifas llamaron a los almorávides, que vencieron a los cristianos en Sagrajas (1086). A mediados del siglo XII los cristianos alcanzaron el valle del Ebro con la conquista de Zaragoza (1118). En siglo XIII, tras las victorias de los almohades en Alarcos (1195), los cristianos vencen a los musulmanes en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) y, más tarde, Fernando III ocupa el valle del Guadalquivir. En Aragón, Jaime I el Conquistador conquista las islas Baleares y Valencia. En la Alta Edad Media (siglos VIII al X) se repobló el valle del Duero por el sistema de presura (Castilla) y aprisio (Aragón y Cataluña). En Plena Edad Media (XI-XIII) predomina el sistema de concejos, con la concesión de fueros o cartas puebla (Salamanca, Segovia o Sepúlveda). En el sur, el Sistema Ibérico y Levante se repobló mediante maestrazgos concedidos a las Órdenes Militares y el sistema de repartimientos y donadíos de tierras entre la nobleza.
Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y sociedad estamental
En las monarquías medievales el rey ocupaba la cima del poder feudal y no tenían una capital fija. A partir del siglo XIII surgieron las Cortes, que discutían y votaban las peticiones económicas del rey. En Castilla, el principal órgano municipal era el concejo, gobernado por los regidores y, desde finales del siglo XIV, por los corregidores. En Aragón, el gobierno de los municipios lo desempeñaba un justicia o alcalde. En Cataluña, el municipio era gobernado por los magistrados locales y los consellers. El régimen señorial se basaba en los señoríos o territorios concedidos por el rey a un particular o a un colectivo. En los comienzos de la Reconquista apareció el primer tipo de señoríos, los llamados solariegos, que a partir del siglo XII se convirtieron en señoríos jurisdiccionales, cuyo señor asumió las funciones del rey, con lo que el régimen señorial limitó la autoridad de la Corona. La sociedad de los reinos cristianos era una sociedad estamental. Nobleza y clero son los privilegiados, con exención de impuestos y leyes propias. El pueblo llano son los campesinos, artesanos y pequeños burgueses, los cuales pagaban impuestos y no tenían privilegios. Los judíos y mudéjares (musulmanes en territorio cristiano) son grupos menos integrados, pero conviven con los cristianos. Los siervos, campesinos o domésticos, podían serlo por deudas o capturados en guerras, y pueden ser vendidos o liberados.