Desarrollo Económico, Transición y Constitución de 1978 en España

Desarrollo Económico y Transición Política en España (1959-1978)

El Crecimiento Económico de los Años 60

Entre 1959 y 1973, España experimentó un notable período de crecimiento económico, impulsado por la expansión económica europea. El sector industrial se convirtió en el motor principal, gracias a la mejora de la productividad, los bajos salarios y la inversión de capital extranjero. La reducción de precios, consecuencia de la mayor productividad, favoreció las exportaciones.

Sin embargo, la agricultura tradicional entró en crisis debido a la abundante mano de obra, los bajos salarios y la limitada demanda del mercado. El minifundismo coexistía con grandes latifundios, generando dificultades. El éxodo rural provocó un aumento de los salarios, y los empresarios agrícolas buscaron mejorar sus ganancias mediante la mecanización y el uso de abonos químicos, incrementando así los cultivos.

La terciarización de la economía se vio influenciada por la urbanización, la expansión de las redes de distribución y comercio, la mejora de los transportes y comunicaciones, y, especialmente, el turismo. La llegada masiva de turistas impulsó la actividad hotelera y los servicios complementarios. La favorable coyuntura internacional permitió la apertura de mercados y el acceso a tecnología avanzada y capitales para financiar inversiones. Además, varios países europeos absorbieron el excedente de mano de obra del sector agrario español.

Aunque el nivel de vida de los españoles mejoró con el crecimiento económico, se mantuvo por debajo del de las economías europeas más avanzadas. La dependencia de la tecnología y las inversiones extranjeras implicó un gasto considerable en la compra de maquinaria.

El Final del Franquismo y la Transición (1973-1975)

En junio de 1973, Luis Carrero Blanco fue nombrado presidente del gobierno, con el objetivo de asegurar la continuidad del régimen tras la muerte de Franco. Los sectores más ultraconservadores, conocidos como el «búnker», se oponían a cualquier transformación y defendían los principios del régimen. En enero de 1974, Carlos Arias Navarro asumió la presidencia, intentando conciliar a aperturistas e inmovilistas con su programa conocido como el «espíritu del 12 de febrero».

A partir de 1973, la conflictividad social aumentó, con protestas obreras y estudiantiles. Los grupos de oposición crearon organismos unitarios para reivindicar la democratización del país. El PSOE impulsó la Plataforma de Convergencia Democrática, que junto con otras organizaciones, se fusionó en Coordinación Democrática. ETA intensificó sus atentados, y surgieron grupos terroristas de ultraizquierda como el FRAP y el GRAPO. El régimen franquista respondió con represión.

La enfermedad de Franco se agravó, y el gobierno enfrentó el conflicto del Sahara. Se firmó el Acuerdo de Madrid, entregando el Sahara a Marruecos y Mauritania, lo que inició un conflicto aún no resuelto con el Frente Polisario. Franco falleció el 20 de noviembre de 1975, dejando un régimen en crisis. La idea de que el futuro de España quedaba «atado y bien atado» resultó ser una ilusión.

El Reinado de Juan Carlos I y la Ley para la Reforma Política

Dos días después de la muerte de Franco, Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey. El monarca mantuvo a Carlos Arias Navarro al frente del gobierno, quien incorporó a reformistas como Fraga y Areilza. Sin embargo, el programa de gobierno de Arias Navarro evidenció su apuesta por el continuismo franquista, resultando insuficiente para las demandas de cambio.

Las fuerzas antifranquistas exigían libertades democráticas y amnistía para los presos políticos. Los conflictos sociales aumentaron, reclamando un cambio político. El rey Juan Carlos y sus colaboradores forzaron la dimisión de Arias Navarro. Adolfo Suárez aceptó liderar la transición a la democracia desde el gobierno. Suárez inició contactos con las fuerzas democráticas, promulgó un indulto para los presos políticos y propuso la Ley para la Reforma Política, que reconocía los derechos fundamentales.

El principal desafío fue la aprobación de esta ley por las Cortes franquistas. Gracias a las negociaciones del gobierno, la ley fue aprobada sin problemas.

La Constitución de 1978

La Constitución de 1978, de carácter progresista y con cierta ambigüedad para permitir su desarrollo por diferentes ideologías, fue publicada el 6 de noviembre y sometida a referéndum el 6 de diciembre.

La Constitución define a España como un «Estado social y democrático de Derecho». Sus características principales son:

  • Consta de 11 títulos y 5 artículos nuevos.
  • Establece una monarquía parlamentaria: El Jefe del Estado es el monarca, con un cargo vitalicio y función de árbitro y moderador.
  • El poder ejecutivo recae en el Gobierno, que dirige la política exterior e interior.
  • El poder legislativo reside en las Cortes bicamerales, elegidas por sufragio universal directo.
  • El poder judicial lo integran jueces y magistrados independientes. El Tribunal Constitucional controla la constitucionalidad de las leyes y resuelve conflictos entre el Estado central y las comunidades autónomas. Está formado por 12 miembros.

Uno de los aspectos más controvertidos fue la organización territorial del Estado.

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