Desarrollo Industrial y sus Transformaciones (1870-1914)
Innovaciones Tecnológicas y Segunda Revolución Industrial
A partir de 1870, la industria experimentó profundas transformaciones, dando lugar a la Segunda Revolución Industrial. Este periodo se caracterizó por:
- El uso de nuevas fuentes de energía como la electricidad y el petróleo.
- La invención de tecnologías clave como el teléfono y el motor de explosión.
- Una creciente concentración industrial.
El nacimiento de la tecnología, impulsado por las cambiantes condiciones del mercado capitalista, llevó a la producción masiva y a la reducción de costes. El mercado competitivo se convirtió en un motor de renovación técnica. Aunque el uso industrial del petróleo y la electricidad fue inicialmente limitado, se establecieron pequeñas centrales eléctricas, principalmente en Francia, Estados Unidos y Alemania, para el alumbrado y la tracción.
La explotación industrial del petróleo comenzó en 1857, y en 1859 se instaló la primera refinería en Cleveland. La «fiebre del Oro Negro» contribuyó al poblamiento de estados del suroeste americano como Texas y California. La producción mundial de petróleo creció exponencialmente, pasando de 67.000 toneladas en 1860 a 52 millones en 1913. Su uso se extendió a la calefacción, usos domésticos y, crucialmente, a los motores de combustión.
Desarrollo de las Industrias Nacionales
Desde 1870, el desarrollo industrial se aceleró en Europa Occidental, Estados Unidos y Japón, impulsado por nuevas condiciones económicas, la facilidad de los transportes y las posibilidades del capitalismo. La industrialización se consideró fundamental para la creación de redes de transporte y armamento, asegurando así la defensa nacional. Cada país buscó la autonomía económica, fomentando la industrialización como pilar clave.
Inglaterra
Inglaterra comenzó a perder terreno frente a Alemania y Estados Unidos, entrando en declive a partir de 1890. Las causas de este declive incluyeron:
- Un crecimiento industrial a ritmo decreciente.
- La competencia internacional.
- Una deficiente racionalización de la producción.
Las plantas industriales se concentraban en cuencas hulleras y cerca de puertos. Aunque la industria siderúrgica y pesada avanzó, la racionalización fue escasa y las empresas tendían a ser pequeñas y tradicionales. La industria algodonera continuó su expansión, mientras que Londres se consolidó como el principal exportador de lana. El sector eléctrico y químico, sin embargo, se quedó rezagado en comparación con Alemania y Estados Unidos, debido al uso predominante del carbón.
Francia
Francia experimentó un gran progreso entre 1850 y 1870, pero la derrota en la guerra franco-prusiana (1870-1871) la situó en una posición difícil. Tuvo que pagar grandes indemnizaciones y perdió Alsacia (centro de la industria textil) y Lorena (rica en minerales). La llegada de trigo americano y canadiense llevó a Francia a adoptar una política proteccionista.
El lento desarrollo francés se debió, en parte, al freno de la agricultura y a la evolución demográfica. La industria se concentraba en las cuencas mineras del norte y este. El proteccionismo se manifestó en la industria, que producía principalmente para un mercado interno protegido y limitado. La estructura bancaria francesa se caracterizó por la supervivencia de bancos locales y regionales, adaptados a empresas pequeñas y medianas, y por la fuerte competencia de grandes entidades de crédito. Las Cajas de Ahorro tuvieron un gran éxito. A pesar de un progreso económico real, este fue lento, influenciado por la organización económica y la participación en movimientos colonialistas.
Alemania
La unificación política alemana en 1871 contribuyó significativamente al progreso económico. La victoria en la guerra franco-prusiana proporcionó a Alemania una importante indemnización, así como los territorios de Alsacia y Lorena. La inversión industrial se disparó, desarrollándose especialmente las industrias química y eléctrica. El rápido crecimiento de la industria textil generó una importante demanda. La industria eléctrica creció aún más rápidamente, impulsada por las construcciones inmobiliarias.
La industria alemana estaba estrechamente ligada a los bancos, que invertían más que ahorraban, financiando a las empresas industriales. Estos bancos crearon grandes empresas para favorecer el desarrollo industrial. Muchos banqueros formaban parte de los consejos de administración de las compañías.
La influencia de los banqueros fue una consecuencia del movimiento de Cárteles. Al tener intereses financieros en las empresas, buscaban evitar la competencia, promoviendo alianzas y acuerdos para fijar precios y dividir el mercado. Esta concentración industrial se produjo principalmente en las industrias metalúrgicas, mineras y químicas.
Paralelamente, se constituyeron sindicatos de obreros, también en contacto con la administración. Bismarck introdujo la seguridad social en 1876. Se crearon escuelas para los trabajadores, lo que impulsó el desarrollo siderúrgico, minero y eléctrico.
Concentración Empresarial
La concentración empresarial adoptó dos formas principales:
- Vertical: Una misma empresa controla todas las etapas de producción, desde la obtención de la materia prima hasta la venta del producto final. Esto permitía obtener mayores beneficios y, con la racionalización, evitar desperdicios. Esta organización podía ser «hacia atrás» (controlando la maquinaria, los componentes o las materias primas) o «hacia adelante» (controlando las fases de producción sucesivas o la distribución). Tendió a evolucionar hacia el monopolio, triunfando en la metalurgia.
- Horizontal: Se controla la fase final de producción, e incluso procesos intermedios, mediante la asociación de productores para evitar la competencia y presionar al mercado para obtener mayores beneficios. Esta organización se convirtió en un instrumento para dominar el mercado, derivando finalmente en monopolios.
Las organizaciones horizontales se pueden clasificar en:
- Horizontal a Corto Plazo (un año): Empresas con autonomía técnica y financiera, cuyo objetivo es eliminar la competencia en el reparto de sectores.
- Horizontal a Medio Plazo: Similares a las anteriores, pero con una administración común superpuesta para los fines propuestos. Una empresa controla al resto en cuanto a acuerdos. Ejemplos: Cárteles de Precios, Producción o Mercado.
- Horizontal a Largo Plazo: Característicos del capitalismo americano, incluyen los Trusts, Holding Companies y fusiones. En Europa se denominaron Consorcios.
- Trusts: Forma de concentración más intensa que el Cártel. Las empresas conservaban aparentemente su personalidad jurídica, pero perdían su independencia económica.
- Holdings: Sociedad financiera que controla empresas mediante la adquisición de sus acciones a cambio de acciones de la compañía Holding. Surgió como una forma de eludir la legislación anti-Trust.
- Fusión: Dos o más empresas se unen en una sola. Puede ser por la creación de una nueva entidad o por absorción.
Las grandes empresas también utilizaron la diversificación para crecer, reestructurando su administración. La diversificación podía ser:
- Expansión hacia nuevos mercados: Estrategia utilizada por empresas con ventajas en economías de escala, liderazgo tecnológico e integración de producción y distribución. Se creaban nuevas plantas y filiales en el extranjero para sortear barreras arancelarias.
- Diversificación de productos y actividades: Permitía utilizar plenamente los recursos y capacidades, reduciendo costes. Esta estrategia se mantuvo en sectores basados en industrias químicas y de maquinaria eléctrica.
Los cambios en la venta al por menor, la integración de la producción y la distribución, y la intensificación de la competencia modificaron las relaciones entre productores y consumidores. Los productores diferenciaron sus productos mediante marcas, primero en bienes de consumo semi-duraderos y luego en duraderos.
Expansión Económica Internacional
La Era del Librecambio
El tratado comercial de Cobden-Chevalier (o tratado Anglofrancés) de 1860 marcó un hito en la era del librecambio. Hasta mediados del siglo XIX, la política francesa se había basado en la prohibición de importaciones de tejidos de algodón y lana, y en altos aranceles sobre otras mercancías. Napoleón III, en el poder desde 1851, buscó una política amistosa con Gran Bretaña.
Gran Bretaña, tras su movimiento hacia el librecambio, creía que sus ventajas eran tan evidentes que otros países la adoptarían. Sin embargo, esto no sucedió. El tratado Cobden-Chevalier, firmado en enero de 1860, establecía que:
- Gran Bretaña eliminaría todos los aranceles contra las importaciones francesas, excepto el vino y el brandy (protegiendo los lazos económicos con Portugal).
- Francia eliminaría la prohibición de importar productos textiles británicos, pasando de un proteccionismo extremo a uno moderado.
El tratado incluía la cláusula de «Nación más Favorecida»: si una parte negociaba un tratado con un tercero, la otra parte se beneficiaría automáticamente del arancel más bajo concedido al tercero. Francia negoció tratados con Bélgica, Italia, Rusia, etc. Esta red de tratados, que contenían la cláusula de «Nación más Favorecida», se extendió por Europa.
Consecuencias de esta red de tratados:
- El comercio internacional aumentó un 10% anual, principalmente entre países europeos.
- Se produjo una reorganización de la industria, especialmente en Francia, obligando a las empresas ineficaces a modernizarse o a cerrar. Los tratados promovieron la eficiencia técnica y aumentaron la productividad.
La «Gran Depresión» y la Vuelta al Proteccionismo
La integración de la economía internacional, a través del comercio libre, provocó la sincronización de los precios a través de las fronteras nacionales. Las fluctuaciones de los precios, relacionadas con el estado del comercio, eran cíclicas y se transmitían de país a país. Había ciclos comerciales suaves a corto plazo (2-3 años), ciclos a más largo plazo (9-10 años) y tendencias seculares (20-40 años).
Las fluctuaciones en la producción acompañaban a las fluctuaciones en los precios. A largo plazo, la tendencia era ascendente. En casi todos los países de Europa y Estados Unidos, los precios alcanzaron su punto máximo a principios de siglo, debido a causas tanto reales como monetarias. Hubo alzas en los precios en 1850, seguidas de fluctuaciones en las décadas siguientes.
En 1873, tras años de expansión, estalló un pánico financiero en Viena y Nueva York, que se extendió a la mayoría de las naciones industriales. La caída de los precios duró hasta finales de la década de 1890, y se conoció como la «Gran Depresión». Esta depresión fue la más aguda y generalizada de la era industrial hasta ese momento.
Los industriales culparon erróneamente al aumento de la competencia internacional, y surgieron peticiones para volver al proteccionismo. A estas peticiones se unieron los agricultores, amenazados por las importaciones de ultramar. Las exportaciones norteamericanas de trigo y harina crecieron significativamente, alcanzando los 226 millones de dólares en 1880, lo que generó una fuerte competencia en los mercados europeos. La llegada de trigo barato de Canadá, junto con la crisis de 1873, llevó a los empresarios europeos a demandar la vuelta al proteccionismo.
Aunque la tasa de crecimiento del comercio internacional disminuyó en las dos décadas posteriores a 1873, siguió siendo positiva y se aceleró en las dos décadas anteriores a la Primera Guerra Mundial. Las naciones del mundo, especialmente las de Europa, dependían cada vez más del comercio internacional. En los países más desarrollados (Gran Bretaña, Francia, Alemania), las exportaciones representaban alrededor del 20% de la renta nacional. Los países menos desarrollados de Europa (del Este y del Sur) también tenían tasas elevadas. Estados Unidos se convirtió en la tercera potencia exportadora hacia 1914.
La economía mundial a principios del siglo XX estaba más integrada e interdependiente que antes, y mucho más que después de la Segunda Guerra Mundial.
Sistema Monetario y Financiero: Generalización del Patrón Oro
La expansión del comercio internacional dependía de las mejoras en el funcionamiento de los mercados de cambio extranjero y de la reducción de las fluctuaciones en el tipo de cambio de las monedas. La década de 1870 aceleró la adopción del Patrón Oro, mientras que la plata perdió valor rápidamente. La incorporación de las principales economías europeas al Patrón Oro aumentó considerablemente la demanda de oro para uso monetario.
Inglaterra había permanecido en el Patrón Plata hasta las guerras napoleónicas. Debido a la suspensión de pagos durante la guerra, el país se quedó sin un patrón monetario definido. Tras el periodo de guerras, Inglaterra se adhirió al Patrón Oro, estableciendo las siguientes condiciones:
- La Real Casa de la Moneda estaba obligada a comprar y vender cantidades ilimitadas de oro a un precio fijo.
- El Banco de Inglaterra estaba obligado a cambiar sus billetes de banco y depósitos por oro si se le solicitaba.
- No se impondrían restricciones a la importación o exportación de oro.
Esto significaba que el oro servía como base o reserva última de toda la oferta monetaria. La cantidad de oro guardada en las reservas determinaba la cantidad de crédito que podía extenderse en billetes y depósitos. Un escaso caudal de oro en circulación mantendría los precios estables, pero grandes afluencias podrían provocar inflación.
En las décadas de 1860 y 1870, Francia intentó crear una alternativa al Patrón Oro con la Unión Monetaria Latina. Cambió de facto al Patrón Plata y persuadió a Bélgica, Suiza e Italia para que se unieran en 1865. El objetivo era la estabilidad de precios; cada país definía su moneda en base a un peso fijo de plata. Posteriormente se unieron España, Serbia y Rumanía, utilizando el franco como moneda común.
La primera nación en adoptar el Patrón Oro después de Gran Bretaña fue el Nuevo Imperio Alemán. Tras su victoria en la guerra franco-prusiana, Bismarck, el canciller alemán, obtuvo de Francia una indemnización de 5.000 millones de francos, lo que permitió la adopción del marco de oro como nuevo valor monetario.
Durante la Guerra de Secesión, tanto el Norte como el Sur de Estados Unidos emitieron papel moneda, que acabó perdiendo su valor. Sin embargo, los dólares del Norte continuaron en circulación. En 1873, el Congreso aprobó la amortización de los dólares en oro. Estados Unidos utilizó el Patrón Oro desde 1879, y se adoptó legalmente en 1900.
Rusia utilizó teóricamente el Patrón Plata durante el siglo XIX, pero debido a su precaria situación financiera, tuvo que emitir papel moneda no convertible. En 1897, Witte, el ministro de finanzas, cambió al Patrón Oro. El mismo año, Japón creó reservas de oro y adoptó dicho patrón. A principios del siglo XX, todas las naciones importantes habían adoptado el Patrón Oro.
La estabilidad proporcionada por el Patrón Oro no evitó las crisis financieras. Las crisis de 1889 y 1907 obligaron a los bancos centrales europeos a actuar como prestamistas. La crisis de 1907 fue especialmente grave, ya que coincidió en Egipto, Japón, Alemania y Estados Unidos. La salida de esta crisis fue la ayuda de los bancos centrales de Francia y Alemania. En 1913, se creó la Reserva Federal en Estados Unidos.