Desarrollo militar de la contienda
18 de julio de 1936. El general Franco vuela desde Canarias y se pone al frente de las tropas de Marruecos. En unos días, estas tropas son trasladadas a la Península con la ayuda de aviones alemanes e italianos. Empieza el avance hacia el norte de las tropas franquistas, que toman Badajoz y llegan al valle del Tajo.
28 de septiembre de 1936. Las tropas franquistas toman Toledo y liberan a los sublevados atrincherados en el alcázar, que resistían el asedio de las fuerzas republicanas.
Noviembre de 1936-Marzo de 1937. Las tropas de Franco se dirigen hacia la capital. La resistencia republicana en la batalla de Madrid acaba con las ilusiones de los sublevados de un triunfo inmediato. Tienen lugar batallas importantes en Málaga, el río Jarama y Guadalajara.
Primavera de 1937. Se inicia la campaña del Norte. Las tropas franquistas ocupan Vizcaya, Cantabria y lo que queda de Asturias, arrebatando a la República una zona de vital importancia industrial y minera.
Finales de 1937-Verano de 1938. La batalla de Teruel supone un duro enfrentamiento entre ambos bandos. Finalmente, la ciudad queda en poder de los franquistas, lo que les permite avanzar hasta el Mediterráneo. Cataluña queda así aislada del resto de la zona republicana en abril de 1938.
Verano de 1938-Abril de 1939. La batalla del Ebro es un intento del Ejército republicano de retomar la iniciativa, aunque acaba en fracaso. En marzo de 1939, la conjura de algunos militares contrarios al Gobierno de Negrín precipita el colapso de la República. El 1 de abril de 1939, Franco anuncia la victoria total.
Sublevación militar y comienzo de la guerra
Tras la victoria del Frente Popular, aumentó entre las derechas la influencia de grupos radicales, como el Bloque Nacional, liderado por José Calvo Sotelo, o la Falange, partido fascista fundado por José Antonio Primo de Rivera, a pesar de la pobreza de sus resultados electorales: el que durante cuarenta años habría de ser partido único, había alcanzado un techo electoral de unos ocho mil votos.
El ambiente era muy tenso en las Cortes, pero lo más inquietante era la violencia callejera entre grupos políticamente opuestos que, en ocasiones, terminaba en derramamiento de sangre, originando así un ciclo continuo de represalias.
La población civil huye con sus pertenencias de las zonas de combate.
En julio, el teniente Castillo, miembro de la Guardia de Asalto, fue víctima de un atentado falangista. Como respuesta, varios de sus compañeros secuestraron y asesinaron al diputado Calvo Sotelo. Este suceso fue el detonante de una sublevación que llevaba tiempo preparándose.
En la tarde del 17 de julio de 1936 se produjo la rebelión del Ejército en el norte de África. Al día siguiente se unieron otras guarniciones peninsulares.
Los golpistas contaban a su favor con la mayor parte de los generales, que, al sublevarse, arrastraron por obediencia a unidades completas. También tenían la ventaja de dominar las principales zonas de producción cerealista.
El Gobierno republicano controló la zona industrial del norte y las dos principales ciudades del país, Madrid y Barcelona.
El fracaso del golpe de Estado, que no consiguió derribar al Gobierno, desembocó en una guerra civil.
La Guerra Civil en el contexto internacional
La Guerra Civil no puede entenderse aislada del contexto internacional. El conflicto coincidió con el auge de los fascismos y la política de apaciguamiento de las democracias, que a costa de evitar otra guerra mundial permitieron a Hitler incumplir los tratados internacionales.
Esta política tuvo una gran importancia en el conflicto español, pues condicionó la ayuda a cada uno de los bandos contendientes:
- Los sublevados. Tuvieron el apoyo de Alemania e Italia, aunque la Sociedad de Naciones había acordado la no intervención en la guerra civil. La ayuda ítalo-alemana resultó decisiva para el triunfo de la sublevación gracias al envío de material de guerra y tropas; entre los contingentes enviados destacó la Legión Cóndor, unidad de élite alemana. También Portugal ofreció apoyo logístico.
- El Gobierno republicano. Fue el gran perjudicado por la no intervención, al no tener dinero para poder comprar armas y combustible suficientes. La Unión Soviética sí envió asesores y sirvió como intermediario en la compra de armamento. De gran valor moral fue la ayuda de las Brigadas Internacionales, formadas por voluntarios de todo el mundo, incluidos alemanes e italianos antifascistas.