Dictadura de Primo de Rivera: Causas, Desarrollo y Consecuencias (1923-1930)

Causas de la Dictadura de Primo de Rivera

Aunque la dictadura de Primo de Rivera coincidió en el tiempo con otros movimientos ideológicos autoritarios en Europa, como el fascismo en Italia o el nazismo en Alemania, las causas de su aparición son bastante diferentes. Las causas del golpe de estado militar de Primo de Rivera obedecen básicamente a una serie de problemas en la política española, entre los que resaltan:

  • La descomposición del sistema político de la Restauración. Los partidos dinásticos, conservadores y liberales, carecían de nuevas ideas y programas. Estaban divididos internamente en distintos grupos o “familias” que apoyaban cada una a un líder. Ello provocaba que los distintos gobiernos que se formaban carecieran del suficiente apoyo para mantenerse, por lo que hubo un cambio constante de gobiernos que no tuvieron el tiempo mínimo necesario para solucionar los graves problemas. Otra causa de la crisis del sistema fue su incapacidad de integrar a otros movimientos y partidos que van tomando fuerza desde principios de siglo: el republicanismo, los nacionalismos periféricos y los partidos del movimiento obrero (socialista y anarquista). La corrupción del sistema electoral y el caciquismo aseguraban que estos partidos nunca obtendrían la mayoría suficiente en las elecciones, lo que les condujo a la radicalización.
  • La cuestión marroquí. Agravada tras el desastre de Annual, había provocado un grave deterioro de las relaciones entre los militares y los políticos. El descontento militar con los políticos se debía a: 1) Nunca tuvieron los gobiernos una política clara con respecto a Marruecos tras Annual. 2) El pago de un rescate por los prisioneros españoles que vino acompañado con la libertad de algunos presos rifeños. 3) El rechazo del gobierno al plan del general Martínez Anido de tomar Alhucemas para asegurar las posesiones españolas, que provocará la dimisión de Anido como comandante militar de Melilla y duras declaraciones de los militares contra la clase política.
  • El problema de orden público. Sobre todo en Barcelona, donde grupos terroristas de la CNT y grupos armados pagados por los patronos se enfrentaban abiertamente en las calles.

Se fue difundiendo la sensación de que la solución a los problemas no estaba en medios constitucionales. Los primeros pasos de la conspiración militar se dieron a mitad de junio de 1923, cuando Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, aprovecha su estancia en Madrid para establecer contactos con otros altos mandos militares partidarios de un golpe de fuerza inmediato. Durante el verano, Primo ampliaba el círculo de conspiradores en Cataluña y volvía en septiembre a Madrid, donde se perfilaron los últimos detalles del golpe y se le elige como figura principal.

El pronunciamiento tiene lugar el 13 de septiembre. En Barcelona, Primo proclamaba el estado de guerra, ocupaba los principales edificios y lanzaba un manifiesto condenando a la clase política, con cierto tono regeneracionista. Mientras, en Madrid, los generales conspiradores conseguían el apoyo del gobernador militar. El gobierno tomó una actitud titubeante e indecisa, mientras el rey, de vacaciones en San Sebastián, también deja pasar las horas sin decidir nada.

El 14, el rey se niega a autorizar la decisión del gobierno de destituir a los generales sublevados y convocar las Cortes, aduciendo que necesitaba tiempo para pensar una solución, lo que provocó la dimisión del gobierno. Tras ello, el rey llama a Madrid a Primo y le entrega todo el poder. El golpe había triunfado.

Desarrollo de la Dictadura

La primera actuación del Directorio Civil, formado por Primo de Rivera y los generales de las regiones militares del país, fue la militarización de la administración, sustituyendo en los principales puestos a los civiles por militares.

Se cesa a los gobernadores civiles en todas las provincias y se les sustituye por gobernadores militares. Esta situación se mantuvo hasta 1924 cuando se volvió a nombrar a gobernadores civiles, un cambio debido a que comenzaron los enfrentamientos entre los militares por cuestiones políticas y a que la dictadura contaba ya con el suficiente apoyo civil para no necesitar a los jefes militares.

Otras medidas importantes que tomó el Directorio fueron: La suspensión de las garantías constitucionales, limitación de la libertad de prensa y prohibió las manifestaciones del 1 de Mayo y encarceló a los principales líderes anarquistas, ampliando el Somatén por toda España. Al mismo tiempo que toma estas medidas, el Directorio hace frente a una serie de problemas importantes, que son los que hicieron entrar en crisis a la Restauración:

Problema de Cataluña

El golpe de Primo fue bien recibido por la alta burguesía catalana. Se habla, incluso, de un pacto entre Cambó, presidente de la Mancomunidad, y Primo según el cual la Liga y la alta burguesía catalana apoyarían la dictadura a cambio del impulso de la autonomía.

Si existió el acuerdo fue un fracaso, ya que el dictador inició una dura represión contra las manifestaciones catalanistas, derrumbando todas las esperanzas que la alta burguesía catalana había depositado en su régimen. Así, se prohíbe manifestarse contra la unidad de España, se castiga izar la bandera catalana, se prohíbe el uso de la lengua catalana y el canto de els segadors. Además, se disuelve la Mancomunidad y se estableció un Estatuto Provincial que fortalecía a las diputaciones cuyos miembros eran elegidos por los gobernadores civiles. Con esta dura represión del catalanismo, Primo creyó haber solucionado el problema, aunque, en realidad, lo que hizo fue poner a los nacionalismos contra el régimen.

El orden público

La reacción de la dictadura contra esta situación fue una dura represión: Se decretó el estado de guerra; Se prohibieron las asociaciones y reuniones; Se implantó una dura censura en la prensa y se persiguió con dureza a las organizaciones obreras anarquistas obligándolas a hacer públicas tanto sus actividades, como el número y nombre de sus afiliados, hecho por el que los sindicatos anarquistas decidieron pasar a la clandestinidad.

Marruecos

El problema marroquí estaba muy presente en la sociedad española, generando un gran movimiento de protesta de la opinión pública y de distintos partidos políticos. En consecuencia, se había formado un amplio movimiento en contra de la guerra que había llegado al propio ejército, dividiéndolo en dos bandos, los Abandonistas (entre los que estaba Primo) y los Africanistas, partidarios de continuar con la guerra y hacerse con el control de todo el protectorado.

En esta situación, el líder rebelde Abd-el-Krim, creyendo derrotados a los españoles, pasó a ocupar territorios de la zona francesa. Se formó, entonces, una alianza franco-española que en septiembre de 1925 desembarca con éxito en la Bahía de Alhucemas. Tras varias semanas de duras batallas, las tropas franco-españolas consiguen la rendición de Abd-el-Krim.

Con ello, la guerra en Marruecos había terminado. La victoria se convirtió en el mayor éxito del dictador pues le congracia con los militares africanistas, permite salvar el prestigio del ejército, termina con la sangría de hombres y dinero y le permite obtener el reconocimiento de la mayoría de la población.

Aprovechando el impacto del éxito en Marruecos, Primo de Rivera creyó que había llegado el momento de afianzarse en el poder dándole una nueva estructura al régimen, mediante la sustitución de la dictadura militar por una dictadura civil.

Este nuevo modelo cambia su modo tanto en la política socio-laboral como económica. El Directorio, a través del ministro de trabajo Aunós, puso en marcha un modelo de relaciones laborales que pretendía eliminar los conflictos sociales mediante la intervención del estado en ellos y la integración de los sectores más moderados del movimiento obrero en los organismos creados a tal fin.

El Estado interviene directamente en la economía, poniendo en marcha una serie de proyectos que buscan fomentar la actividad económica, aunque fuera a costa de incrementar gastos.

Mientras se sucedían estos “triunfos” del régimen, la oposición iba en aumento. Llego a tanto que el 24 de junio de 1926 se dio un golpe de Estado (la Sanjuanada) infructuoso. Primo de Rivera también se enfrentó al ejército por su imposición del sistema de ascenso por méritos no aceptado por muchos.

Partidos de intelectuales progresistas iban creciendo en clandestinidad (CNT) y algunos de manera oficial (PSOE), ejerciendo cada vez mayor presión a un régimen en crisis.

Primo de Rivera se vio obligado a dimitir ante las situaciones de oposición que terminaron de estallar con el fin de los créditos que le estaba suministrando EEUU debido al crac de la bolsa, y por tanto el tambaleo de la economía española. El 30 de enero de 1930, Primo de Rivera presenta su dimisión al rey, que la aceptó y dio comienzo a un periodo de decadencia monárquica denominado la dictablanda.

Consecuencias de la Dictadura

Las cadenas que ataban a los progresistas durante la dictadura de Primo de Rivera fueron liberadas tras su caída, y se desató una oleada de carácter anarquista que llegó a extremos radicales que se verán en la II República.

El objetivo del nuevo gobierno fue salvar a la Monarquía del derrumbamiento de la dictadura. Sin embargo, tuvo una gran falta de visión política, ya que se empeñó en volver a la situación anterior, al triunfo de la dictadura como si nada hubiera sucedido en el país. Esta actitud hizo que la mayoría de la sociedad identificara definitivamente a la Monarquía con la vuelta al viejo sistema de la Restauración.

Este nuevo gobierno fue liderado por Dámaso Berenguer nombrado por el rey. Los problemas que provocaron el cese de Primo de Rivera se duplicaron y las fuerzas republicanas fueron muy impulsadas.

Tras su unión, los republicanos provocaron una serie de pronunciamientos contra la dictadura como la Sanjuanada, que fracasaron. No por ello se desanimaron. Al contrario, en agosto de 1930 van a firmar el Pacto de San Sebastián, que une a todas las fuerzas antidinásticas en un objetivo claro: derrocar a la monarquía y proclamar la república. Para ello, se eligió a un comité revolucionario encargado de diseñar el plan que haría caer la monarquía. El plan consistía en el pronunciamiento de las pocas unidades adictas del ejército y en lanzar a los obreros a la calle en una huelga general para forzar así la abdicación del rey.

Sin embargo, la creciente conflictividad social en las calles con frecuentes huelgas de obreros y estudiantes, las campañas de propaganda a favor de la república, el éxito del mitin conjunto de republicanos y socialistas en la plaza de las Ventas en Madrid, la débil respuesta del gobierno y las fuerzas monárquicas, la falta de iniciativas de Alfonso XIII… son causas que convencen al comité revolucionario, que en octubre se autoproclama como gobierno provisional de la república, de que había que dar ya el golpe, fijándose la fecha para el 15 de diciembre de 1930.

Desde la fecha anunciada hasta la verdadera proclamación de la II República el 14 de abril de 1931, se da una lucha entre las fuerzas monárquicas y los intelectuales socialistas en favor de la república que crecían cada día.

Celebradas las elecciones el 12 de abril con un alto nivel de participación, el resultado final arrojó una amplísima victoria de las candidaturas republicano-socialistas.

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