Dictadura de Primo de Rivera: Causas, Etapas y Consecuencias (1923-1930)

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

Causas del Golpe de Estado

Las causas del golpe de Estado hay que buscarlas en el desastre de Marruecos y en la inestabilidad política. Entre 1917 y 1923 hubo 23 gobiernos diferentes y 30 crisis parciales en las que sólo cambiaron algunos ministros. No es de extrañar que la opinión pública pensara que el Estado estaba en manos de unos incapaces que lo llevaban a la deriva. Los partidos que estaban al margen del sistema (socialistas, republicanos, regionalistas y nacionalistas) no eran una alternativa de poder. Además, el movimiento anarquista estaba desarticulado tras la enorme represión que sufrieron desde 1917. Los periódicos, los intelectuales y la opinión pública pedían reformas profundas del sistema por su ineficacia. Así que, a falta de ideas mejores, a falta casi de cualquier idea, la oligarquía en el poder optará por una solución militar: la dictadura.

El golpe de Estado no sorprendió a nadie. Alfonso XIII, que no estaba al corriente del pronunciamiento, reconoció al golpista, que recibió el apoyo de gran parte del ejército, los partidos monárquicos y la oligarquía dirigente. Sin embargo, muchos líderes de los partidos tradicionales acusaron al rey de anticonstitucional y se fueron decantando hacia las ideas republicanas.

Miguel Primo de Rivera escribió un Manifiesto, impregnado de un vago espíritu «regeneracionista», en el que afirmaba que su intención era la de detentar el poder político durante un breve período de tiempo, lo justo para llevar a cabo una labor de “saneamiento” del sistema político de la Restauración y la de terminar con los problemas más acuciantes de la sociedad española: la guerra en Marruecos, la conflictividad social y las continuas luchas intestinas entre los partidos tradicionales. Se proclamaba al margen de la actividad de los partidos tradicionales (se definirá como “apolítico”) y partidario de llevar a cabo una reforma en profundidad, una reforma desde “arriba” como habían preconizado Joaquín Costa y Maura.

Etapas de la Dictadura

Durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930) se distinguen dos etapas: el Directorio Militar (1923-1925) y el Directorio Civil (1925-1930).

El Directorio Militar (1923-1925)

El Directorio Militar llevó a cabo su labor desde el 15 de septiembre de 1923 al 3 de diciembre de 1925. Este contó con gran prestigio debido, en gran medida, a la labor de saneamiento social y de orden, con el caro coste de la supresión de las libertades garantizadas en la Constitución.

Así, las primeras medidas que se tomaron fueron la disolución de las Cortes, las diputaciones provinciales y los ayuntamientos, la prohibición de la huelga, el control de las actividades de reunión, la supresión de las elecciones, la imposición de un orden policial en la calle y las empresas. Además, los tribunales militares sustituyeron a los civiles en las cuestiones de orden público, se gobernaba por reales decretos y los gobernadores civiles fueron sustituidos por militares.

Se propuso una lucha contra el caciquismo para sanear la vida pública española. Se nombró gobernadores provinciales e inspectores a militares, con el fin de destruir el poder político, social y económico de los “caciques”. Para asesorar a los militares se formaron juntas con los mayores contribuyentes y los cargos electos más votados, lo que en la práctica supuso la sustitución de los viejos caciques por otros nuevos más afines a la política dictatorial.

La Organización del Estado

Durante la Restauración se había creado un modelo de estado centralista y uniforme, con la excepción del Concierto Económico del País Vasco y Navarra. La ineficacia mostrada por el centralismo, junto con el caciquismo, originó la aparición de movimientos regionalistas y nacionalistas que pedían una autonomía. Los nacionalistas pensaron que el dictador haría una reforma de la estructura del Estado. Lejos de ello, el dictador se decidió por un sistema ultracentralista a la vez que clausuraba los locales de la Lliga y del P.N.V. y prohibía el uso del catalán y del euskera en los medios oficiales y en la enseñanza. Los grupos regionalistas, autonomistas y nacionalistas se declararán desde ese momento partidarios de un sistema republicano.

Las Tensiones Sociales y el Movimiento Obrero

La actitud de la Dictadura ante las tensiones sociales y el movimiento obrero tuvo dos vertientes. Por un lado, se continuó con una política de acoso contra los anarquistas, clausura de publicaciones y locales, persecución de los líderes más significativos (la C.N.T. vivió en la clandestinidad). La dureza de la persecución llevará al radicalismo insurreccional a núcleos del anarquismo (en 1927 se formará la Federación Anarquista Ibérica, F.A.I.).

Por otro lado, llevará a cabo una política de atracción de los socialistas del P.S.O.E. y U.G.T. La fama de honestidad del partido y la disciplina mostrada por la central sindical, llevaron a Miguel Primo de Rivera a pedir su colaboración. El partido socialista mantuvo posturas ambiguas e incluso uno de sus principales líderes, Francisco Largo Caballero fue nombrado asesor del Consejo de Estado. Esta actitud de neutralidad y colaboración de los socialistas con la Dictadura se vio refrendada por la legislación laboral que llevó a cabo la Dictadura. La legislación laboral reconocía la seguridad en el trabajo y la creación de la Seguridad Social con seguros de accidentes, enfermedad y jubilación. Además, se destinaron partidas para la creación de escuelas de formación profesional, barriadas para obreros y protección al emigrante. Para resolver los conflictos de las negociaciones colectivas se establecieron los comités paritarios a nivel de empresa y municipio, las comisiones mixtas provinciales y los consejos de corporación de sector. Los sindicatos y las organizaciones empresariales tenían el mismo número de representantes. Si persistían las diferencias se resolvían en los consejos de corporación con la presencia de delegados gubernamentales (emitían laudos de obligado cumplimiento).

Política Exterior: El Conflicto en Marruecos

En el exterior, lo más destacado de este periodo fue la resolución del conflicto de la guerra en Marruecos. La guerra en Marruecos era totalmente antipopular y muy costosa. Miguel Primo de Rivera se declaró partidario de entablar negociaciones con Abd-el-Krim para una autonomía muy amplia y abandonar los territorios recientemente conquistados. Esta posición le llevó a enfrentarse con los oficiales africanistas. Ordenó la retirada de Xauen con la esperanza de permitir las negociaciones con los rifeños, pero éstos presionaron sobre las plazas fuertes de Ceuta y Melilla y atacaron los territorios franceses en Marruecos. Tras coordinar las futuras acciones militares con Francia, Primo de Rivera llevó a cabo el desembarco de Alhucemas (8 septiembre de 1925). En mayo de 1926 se produjo la rendición de Abd-el-Krim a los franceses. El fin del conflicto le dio gran popularidad, pero dejaba sin resolver el enorme gasto militar y además el problema político originado por una numerosa oficialidad africanista ascendida por méritos de guerra y con ansias de intervención política.

La Unión Patriótica

En 1924 se fundó la Unión Patriótica como partido nacional único, a imitación del fascismo italiano, con la intención de consolidarse en el poder. Este partido careció de un programa político desarrollado. Intentaba atraer a las clases medias que no habían participado en la política de la Restauración y se definía como un movimiento nacional por la reforma, lejos de la antigua derecha y de la izquierda. Nunca consiguió convertirse en un partido de masas y fracasó. Los únicos grupos dispuestos a colaborar procedían del antiguo partido conservador (José Calvo Sotelo) y de los sectores confesionales católicos. A partir del Directorio Civil se convirtió en un partido gubernamental.

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