La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
Introducción
El 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, se pronunció contra la legalidad constitucional, declaró el estado de guerra y exigió que el poder pasara a los militares. Alfonso XIII aceptó la situación. Primo de Rivera formó un gobierno integrado por militares. La Dictadura duró siete años, divididos en dos periodos: el Directorio Militar (1923-1925), que se presentó como una solución provisional a los problemas pendientes, y el Directorio Civil (1925-1930), en el que se trató de institucionalizar el régimen y se llevó a cabo una política de reformas sociales y económicas.
El golpe de Estado se presentó como una salida al bloqueo que sufría el régimen constitucional y para evitar el peligro de revolución social. Pretendía ganarse el favor del pueblo criticando la “vieja política”. Primo de Rivera anunció su voluntad de acabar con los caciques, con el bandidaje político y con las amenazas a la unidad nacional. El ambiente de deterioro social y político que había caracterizado el periodo de 1918 a 1923, unido al asesinato de Eduardo Dato, fueron algunas de las causas del pronunciamiento. Pero los historiadores coinciden en señalar que lo que más pesó fue que las Cortes exigieran responsabilidades por el Desastre de Annual.
El Directorio Militar (1923-1925)
Durante esta etapa, el gobierno estuvo formado por militares. Aunque a partir de 1925 el dictador incluyó a civiles, como José Calvo Sotelo y el conde de Guadalhorce, el peso de los militares continuó siendo muy importante y el régimen se mantuvo como una dictadura. Las primeras medidas del Directorio Militar dejaron claro su carácter dictatorial, desapareciendo la estructura propia de un régimen constitucional:
- Represión de las libertades: se disolvieron los ayuntamientos y diputaciones, y se dictaron normas contra la libertad de prensa y la libertad de enseñanza.
- Represión del movimiento obrero: se prohibieron las actividades de todos los partidos y sindicatos. Las medidas más duras se tomaron contra la CNT y el Partido Comunista.
- Represión de los nacionalismos: en Cataluña, fue disuelta la Mancomunidad y se dictaron medidas para perseguir las manifestaciones culturales.
- Siguiendo el modelo del fascismo italiano, Primo de Rivera creó la Unión Patriótica, partido del gobierno, caracterizado por el catolicismo y el conservadurismo, que buscaba el apoyo de la sociedad a la dictadura.
La regeneración prometida quedó en una gran farsa. Los mecanismos electorales fueron eliminados. Se sustituyó a unos caciques por otros. El problema de Marruecos ocupó un lugar central en las preocupaciones del dictador, que se nombró Alto Comisario de Marruecos. Se inició una política que dio lugar al desembarco de Alhucemas (1925), operación militar de gran éxito. Abd el-Krim se rindió, entregándose a los franceses al año siguiente. A partir de 1927, las tropas españolas dieron por concluida la ocupación efectiva de todo el Protectorado.
El Directorio Civil (1925-1930)
Primo de Rivera fue abandonando la idea de una dictadura transitoria y acariciando la posibilidad de un régimen más permanente. A tal fin, pretendió crear un estado corporativo similar al italiano. Creó un partido nuevo, la Unión Patriótica, y convocó la Asamblea Nacional Consultiva en 1926, compuesta por representantes de las corporaciones elegidos por sufragio indirecto, por funcionarios públicos y por representantes sociales escogidos desde el poder. Era una imitación antidemocrática de cámara legislativa.
Por otra parte, la dictadura puso en marcha un modelo de regulación del trabajo que pretendía evitar los conflictos a través de la intervención del Estado. Tomó forma en la Organización Corporativa Nacional, que articulaba las relaciones laborales sobre la base de las profesiones, creando comités paritarios que estaban formados por el mismo número de obreros que de patronos. Su misión era establecer los salarios y las condiciones de trabajo y mediar en los conflictos que pudieran surgir. La UGT aceptó el plan y colaboró con más o menos entusiasmo. La CNT, en cambio, que no lo aceptó, fue prohibida.
Sin embargo, estos ensayos fueron un fracaso: ni Primo de Rivera era Mussolini ni contaba con un partido de masas como el Partido Fascista.
La Política Económica y Social
La Dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional de los años veinte. Llegó una vez que se superaron los problemas generados por la Gran Guerra. Y en ese contexto realizó una política dirigida al desarrollo de la industria nacional y de las obras públicas:
- Se avanzó de manera importante en la construcción de ferrocarriles, carreteras y centrales hidroeléctricas.
- Se construyeron en varias ciudades barriadas para paliar el enorme déficit de viviendas dignas.
- Se aprobó un Decreto de Protección de la Industria Nacional que preveía la concesión de ayudas estatales a las empresas.
- Se concedieron grandes monopolios, como el de la Compañía Telefónica Nacional de España.
- Se concedió la exclusiva del petróleo a la Compañía Arrendataria del Monopolio del Petróleo (CAMPSA).
Esta política, sin embargo, provocó un fuerte endeudamiento del Estado.
La Oposición a la Dictadura
La oposición a Primo de Rivera estuvo integrada por buena parte de los dirigentes de los antiguos partidos del turno, los republicanos, los anarquistas, los comunistas y la mayor parte de los intelectuales:
- Los partidos del turno, inactivos al principio, se sintieron molestos por la excesiva duración del régimen militar. Algunos participaron en complots como la “sanjuanada”.
- Los republicanos se agruparon en la llamada Alianza Republicana, que se dedicó a promover una intensa campaña propagandística.
- El movimiento intelectual contra la dictadura estuvo protagonizado por gente como Miguel de Unamuno y Ortega y Gasset. Agrupados en la Federación Universitaria Española, participaron con huelgas y manifestaciones.
- La CNT mantuvo una oposición radical, aunque algunos de sus miembros, como Ángel Pestaña, se mostraran partidarios de utilizar formas pacíficas. Creó la Federación Anarquista Ibérica (FAI), partidaria de la insurrección popular.
- El PSOE cambió su postura colaboracionista por otra de oposición, mostrándose partidario de instaurar una república.
La Caída del Dictador y el Hundimiento de la Monarquía
Aunque al principio la Dictadura fue bien acogida, ya que arreglaba problemas inmediatos y se pensaba que era una solución provisional, comenzó a perder apoyos y a tener una oposición fuerte. Alfonso XIII retiró su confianza al dictador, que dimitió el 30 de enero de 1930. Le sustituyó el general Berenguer, con el objetivo de iniciar una vuelta al sistema constitucional de la Restauración. Su gobierno se conoce como “dictablanda”.
Ese proceso se hizo tan lentamente que la oposición y la opinión pública comenzaron a impacientarse. Con el objeto de acelerar el fin del régimen dictatorial, republicanos, catalanistas de izquierda y el PSOE firmaron el llamado Pacto de San Sebastián (1930). Formaron un Comité Revolucionario que debía convertirse posteriormente en gobierno provisional de la futura república. Los capitanes Galán y García Hernández protagonizaron en Jaca un intento de insurrección, pero fue descubierto y sus líderes fueron detenidos y fusilados. El malestar producido por el fusilamiento de los capitanes sublevados y por el encarcelamiento del Comité Revolucionario forzó a Berenguer a dimitir en 1931.
Berenguer fue sustituido por Aznar, que asumió el compromiso de convocar elecciones municipales y a Cortes Constituyentes. Era un intento de volver a la normalidad como si nada hubiera sucedido. Pero ya no había remedio. Alfonso XIII se había vinculado tanto a la dictadura que también él iba a salir mal parado. Las elecciones municipales, convocadas para el 12 de abril, se iban a convertir en un plebiscito a favor o en contra de la monarquía. Cuando se conocían los resultados, se proclamó la República en Eibar y en Barcelona. El 14 de abril, las calles aclamaban la solución republicana. En Madrid, el director general de la Guardia Civil, Sanjurjo, acató al Comité Revolucionario y se hizo cargo del poder. Alfonso XIII, aconsejado por Romanones, partía al exilio. La Segunda República acababa de ser instaurada.