Dictadura de Primo de Rivera y Franquismo: Dos Regímenes Autoritaros en España (1923-1957)

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

En 1923, el general Primo de Rivera inicia en Barcelona un golpe de Estado. El rey Alfonso XIII, en contra de la opinión del gobierno, invita al general a formar gobierno. Comienza así una dictadura en la que fueron decisivos varios apoyos:

  • El de la oligarquía, deseosa de un poder fuerte para reprimir la agitación obrera.
  • El del Ejército, preocupado por las conclusiones del informe Picasso.
  • El del propio rey, también preocupado por su implicación en el Desastre de Annual.

Pero fue decisiva la pasividad de la población, sin motivos para defender el caduco sistema canovista, así como el ejemplo de Italia, donde un año antes el rey llamó a Mussolini para formar el primer gobierno fascista.

El Directorio Militar (1923-1925)

Hasta 1925, Primo de Rivera encabeza un directorio militar compuesto por generales. Crea un sistema autoritario suspendiendo la Constitución de 1876, militarizando la administración, suprimiendo la Mancomunidad de Cataluña y anulando la investigación sobre el Desastre de Annual. El directorio se centró en el restablecimiento del orden público, declarando el estado de guerra para reprimir las protestas obreras. Pero mientras el anarquismo fue objeto de una dura represión, con el socialismo se mostró más tolerante. Por último, con el desembarco de Alhucemas y una ofensiva conjunta hispano-francesa, conseguirá acabar con la Guerra de Marruecos.

El Directorio Civil (1925-1930)

En 1925, el dictador sustituye el Directorio Militar por un Directorio Civil y da muestras de querer perpetuar su régimen. Se fundó un partido, la Unión Patriótica, que como un partido único pretendía encauzar el apoyo de la población, aunque nunca será un partido de masas. Se creó una Asamblea Nacional Consultiva, no electiva y sin apenas poder, a la que se encarga la redacción de una constitución. En este contexto crece el descontento y la oposición desde varios frentes, especialmente por intelectuales y universitarios. En 1930, con los primeros ecos de la crisis de 1929 que ponen fin a la prosperidad económica, el dictador, consciente de su falta de apoyos, presenta su dimisión al rey.

La Dictablanda y el fin de la Monarquía

La dimisión de Primo de Rivera abre una etapa de incertidumbre conocida popularmente como Dictablanda. Se hacía difícil restaurar el sistema canovista por su desprestigio, a lo que se une la percepción de la Monarquía como cómplice de la dictadura. La oposición, sin embargo, reclama un proceso constituyente. El general Berenguer forma gobierno y restaura poco a poco las libertades. Pero la oposición de republicanos, nacionalistas y socialistas firma el Pacto de San Sebastián para instaurar la República mediante un pronunciamiento militar y abrir un proceso constituyente. La sublevación militar estalla en Jaca, pero fracasa y sus responsables son ejecutados. La represión del gobierno moviliza a los intelectuales, que crean la Agrupación al Servicio de la República.

En 1931, el almirante Aznar forma gobierno y convoca elecciones municipales como paso previo para restaurar el régimen constitucional. La oposición plantea las elecciones como una consulta sobre la Monarquía. El 14 de abril se conocen los resultados, que dan un triunfo republicano en las ciudades. Se producen manifestaciones a favor de la República. El rey y el gobierno tienen que aceptar los hechos consumados y traspasan los poderes al nuevo Gobierno Provisional de la Segunda República.

La Creación del Estado Franquista (1939-1957)

La dictadura del general Franco se caracterizó por una absoluta concentración de poderes en manos del general, pero sin una ideología concreta en que sustentarse. En general, se pueden encontrar varias fuentes ideológicas:

  • El catolicismo que, combinado con el patriotismo, originó el llamado nacional-catolicismo.
  • El anticomunismo visceral.
  • El conjunto de la tradición conservadora española, que explica el antiliberalismo, la condena de las ideologías obreras y de los nacionalismos periféricos.

Desde el punto de vista institucional, el régimen se apoyó en tres pilares:

  • El Ejército, que garantizaba la represión de la disidencia.
  • La Iglesia, que legitimó el régimen.
  • El Movimiento Nacional, que a través de la propaganda, la información y los sindicatos verticales ejercía un control sobre la población.

Evolución política y contexto internacional

En sus momentos iniciales, la evolución política del régimen estuvo condicionada por la política exterior. Ante el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el régimen adoptó una inicial neutralidad, rota con la declaración de no beligerancia y la aproximación a Hitler ante el triunfo de las potencias del Eje en 1940. Esta aproximación se plasmó en la entrevista con Hitler en Hendaya y en el envío de la División Azul. En el terreno interior, esto se reflejó en la definición del régimen como nacional-sindicalista, con una fuerte presencia de Falange y el empleo de la retórica fascista. Pero el retroceso de las potencias fascistas y el previsible triunfo de los aliados obliga al régimen a modificar su imagen, algo que se acentúa con el aislamiento y la condena internacional tras la Guerra. El régimen abandona la retórica fascista, reduce la presencia de Falange y se define como nacional-católico, dando más importancia a los ministros católicos para mejorar la imagen. Al mismo tiempo, se aprueban varias Leyes Fundamentales, como la que crea unas Cortes no electivas a modo de parlamento, el Fuero de los Españoles y la Ley de Sucesión, que declara a España como estado católico, social y representativo. El régimen se autocalifica como democracia orgánica, en la que los españoles participan a través del sindicato, la familia y el municipio.

Rehabilitación internacional

En 1953, en el contexto de la Guerra Fría, los Estados Unidos ven en el anticomunismo del régimen un posible aliado y firman los acuerdos de cooperación que, a cambio de ayuda económica, ceden a EEUU varias bases militares. Ese año también se firma el concordato con el Vaticano. Ambos acuerdos permiten la rehabilitación internacional del régimen. Éste, más seguro ahora, aprueba la Ley de principios fundamentales del Movimiento, convertidos en la base doctrinal del régimen.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *