Dictadura de Primo de Rivera y Proclamación de la II República (1923-1931)

La Dictadura de Primo de Rivera y el Camino hacia la II República (1923-1931)

A continuación, abordamos los hechos acontecidos entre 1923 y 1931, años en los que asistiremos al ocaso de la monarquía borbónica y la proclamación de la II República.

1. El Advenimiento de la Dictadura

A comienzos de la década de 1920, se percibe en España una marcada crisis en distintos ámbitos: el inefectivo turno de partidos y la Guerra de Marruecos. Se barajaron dos posibles salidas a esta situación:

  • Una mayor democratización del sistema.
  • Una solución militar autoritaria.

2. La Dictadura de Miguel Primo de Rivera

Finalmente, la vía civil no cuajó, mientras que la vía militar se presentaba como una alternativa viable.

En la noche del 12 al 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, declaró el estado de guerra en su región y asumió las funciones de gobierno. Publicó un manifiesto regeneracionista dirigido al país y al ejército donde denunciaba la situación y se comprometía a solucionar el terrorismo, el separatismo, el caciquismo y la Guerra de Marruecos.

Apenas contó inicialmente con oposición política ni social. El propio Alfonso XIII nombró a Primo de Rivera presidente de un Gobierno Militar conocido como Directorio. Se pueden distinguir dos etapas:

2.1. Directorio Militar (1923-1925)

El Dictador se presentó como una solución a la situación de crisis del país. Entre sus primeras medidas destacó la disolución de las Cortes y la formación de un gobierno exclusivamente militar en el que Primo de Rivera figuraba como ministro único, junto a un conjunto de militares como vocales.

Además, extendió el estado de guerra a todo el país hasta 1925. No derogó la Constitución, si bien fueron suspendidas las garantías constitucionales, y favoreció la creación de la Unión Patriótica.

2.2. Directorio Civil (1925-1930)

A partir de 1924, los civiles comenzaron a recuperar cargos, concretamente militantes de la derecha católica y la extrema derecha. En 1927, se creó una Asamblea Nacional Consultiva para aprobar un texto legal que legitimase el nuevo régimen, el cual no prosperó. Fueron vitales los apoyos que recibió de la derecha conservadora más autoritaria, de la banca y la industria. Además, para reprimir cualquier conato de oposición, favoreció la creación de una milicia cívica.

A nivel social, siguiendo el referente de la Italia de Mussolini, abogó por frenar la conflictividad mediante una Organización Corporativa Nacional, que estaba asesorada por socialistas y Sindicatos Libres.

En el apartado económico, el Régimen se benefició de la coyuntura internacional favorable. Se incrementaron los gastos estatales dedicados a obras públicas e infraestructuras, aunque no se acometieron las reformas fiscales necesarias.

En la política exterior, Primo de Rivera se mostró inicialmente partidario de abandonar Marruecos, aunque finalmente permaneció y lanzó una última ofensiva en Alhucemas (1925). A pesar de que la guerra fue percibida como un éxito, este conflicto se saldó con más de 25.000 muertos y elevados gastos.

La Dictadura no contó con excesiva oposición en sus inicios, aunque esta fue creciendo progresivamente:

  • Oposición Política: Especialmente por parte de republicanos como Alcalá-Zamora.
  • Oposición Militar: Se organizaron conspiraciones como la “Sanjuanada” (1926), así como otros pronunciamientos militares.
  • Oposición de Intelectuales y Estudiantes: Destacan figuras como Unamuno, las protestas estudiantiles (huelga de 1929) y el nacionalismo catalán.

3. De la Monarquía Alfonsina a la II República

A partir de 1928, asistimos a los primeros síntomas de decadencia: el Dictador enfermó, las conspiraciones se multiplicaron, los republicanos se movilizaron y la conflictividad social se incrementó. En este contexto, Primo de Rivera decidió dimitir en 1930, dejando a Alfonso XIII un grave problema de gobierno.

La primera medida del monarca fue elegir al general Berenguer como sucesor de Primo de Rivera. El gobierno de Berenguer, calificado como «dictablanda», fracasó en su intento de retomar la senda constitucional de 1876. En enero de 1931, fue sucedido por el almirante Aznar-Cabañas, quien se comprometió a convocar elecciones municipales y constituyentes. Sin embargo, contó con la oposición de la Unión Monárquica Nacional.

Los republicanos se organizaron progresivamente en distintos grupos: Acción Republicana (Azaña), Partido Republicano Radical-Socialista (Marcelino Domingo), Organización Republicana Gallega Autónoma, Esquerra Republicana (Macià y Companys) y la Derecha Liberal Republicana.

Un paso decisivo en el derrumbe de la monarquía fue el compromiso alcanzado en 1930 entre los partidos republicanos para instaurar la II República en España, conocido como el “Pacto de San Sebastián”. A este pacto se sumaron los socialistas, intelectuales de prestigio, estudiantes y varios sectores del ejército.

La II República llegó finalmente a través de un plebiscito, concretamente en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, donde los republicanos triunfaron en las principales capitales de provincia. Ante la desconfianza del pueblo hacia el monarca, este optó por el exilio, proclamándose la II República Española el 14 de abril de 1931.

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