Se me presenta a comentar el texto titulado “Discurso de Federico Echevarría sobre el librecambismo y proteccionismo” que constituye un fragmento de fuente primaria que se puede clasificar como un discurso reivindicativo, político e ideológico pronunciado por Federico Echevarría, empresario bilbaíno fundador de empresas como Echevarría S.A. o la Cámara de Comercio, cuyos negocios se relacionaron con la siderurgia moderna, la explotación minera y la construcción naval. Fue pronunciado en Bilbao, centro industrial del Norte peninsular, el 9 de diciembre de 1893, y publicado un año más tarde, durante la plena expansión de la industrialización vasca, en la etapa de la Restauración. Se dirige a los empresarios vascos, al Gobierno español y a los que acudieron al meeting-protesta, con la finalidad de que no se firmaran los Tratados de Comercio hispano-alemanes, manteniéndose el sistema proteccionista.
El Proteccionismo como Motor del Desarrollo Industrial Vasco
El tema del texto es la protesta de Echevarría contra los Tratados de Comercio que supondrían numerosas consecuencias negativas: acabarían con las iniciativas de futuro, afectarían seriamente a las fábricas implantadas y a las actualizadas y modernizadas (como Talleres de Deusto, Altos Hornos…) así como a las que aún están por construir. Por eso mismo se solicita al gobierno que no se firmen y se mantenga el proteccionismo.
Este texto se puede situar durante la etapa de la Restauración, en la regencia de María Cristina, y en concreto, en pleno desarrollo de la industrialización del País Vasco.
Orígenes de la Industrialización Vasca
La industrialización vasca tiene como base la existencia de mineral de hierro, a raíz del cual aparecieron las primeras ferrerías. La explotación de estos yacimientos mineros orientada a la exportación supuso la inyección monetaria de capital que formaría la base del capitalismo industrial vasco y de una siderurgia autóctona, y por expansión, del español.
Sin embargo, aunque la explotación mineral ya se había iniciado en la década de 1860, las guerras carlistas y el marco jurídico foral impedía que el fenómeno prosperara al igual que en otros puntos de Europa, y no sería hasta su término y la abolición del régimen foral, sustentado además en la Ley librecambista de Figuerola de 1869, cuando se iniciase una rapidísima expansión de la producción mineral destinado a la exportación, cuya gran valor metálico y bajo coste de extracción llevaría a los empresarios vascos a formar compañías mixtas con ingleses. Los beneficios irían invirtiéndose en una industria siderúrgica autóctona y en otras complementarias, dando inicio al desarrollo industrial vasco.
Auge y Consolidación de la Industria Siderúrgica
A partir de 1887 se buscaría una orientación económica de proteccionismo para evitar la competencia extranjera y que así la siderurgia vasca tomase el control del mercado nacional. Al amparo de la Ley Arancelaria de 1891 surgió la necesidad de diversificar la producción, que con más medidas proteccionistas y con la pérdida de las últimas colonias en 1898, la metalurgia se desarrolló y diversificó con la creación de ferrocarriles y astilleros entre los sectores más importantes.
En cuanto a la consolidación de la industria vasca, destaca el periodo de 1898 a 1901, que fue el de mayor crecimiento. En 1902 se fundaron dos de las empresas más importantes del sector: Astilleros del Nervión y Altos Hornos de Vizcaya, siendo esta última fruto de una fusión de sociedades que protagonizaron el despegue siderúrgico vizcaíno. A esto se le añade la consolidación del sector naviero, que trajo consigo la creación de compañías de seguros. Todo ello comportaría además la necesidad del surgimiento de nuevos servicios, formándose el Banco de Comercio y la Bolsa de Bilbao para canalizar los capitales hacia las inversiones. Además, el capitalismo vasco inicia una fase de expansión de inversiones hacia diferentes sectores económicos de toda la Península, consolidándose su papel hegemónico en el mercado nacional y en el liderazgo del empresariado español.
Impulso de la Primera Guerra Mundial
Finalmente, esta fase sufrirá una pequeña crisis superada en el periodo de 1914 a 1918, con el relanzamiento comercial fomentado por la Primera Guerra Mundial, en la que la posición de neutralidad de España supondrá una gran demanda de productos exportables que los países en guerra no podrán asumir. El capital obtenido facilitará la ampliación de los capitales de las empresas ya existentes y la fundación de otras nuevas.
Conclusión: La Importancia del Proteccionismo para la Industria Vasca
De esta manera y a través de este discurso se muestra la dependencia de las empresas del sistema proteccionista, haciéndose patente la escasa competitividad en el mercado internacional de los productos siderúrgicos vascos, y de ahí su importancia.