Dominio Cartaginés en Iberia: Estrategias, Conflictos y Legado

Ocupación Cartaginesa en la Península Ibérica

La ocupación cartaginesa fue un episodio puntual pero de gran importancia en la historia de la Península Ibérica (PI). Duró aproximadamente 30 años y se caracteriza por el gobierno de tres generales clave.

El Gobierno de los Generales Cartagineses

237-228 a.C.: Amílcar Barca

Amílcar Barca, un destacado general cartaginés, lideró la facción política que impulsó la conquista de la PI con el objetivo de explotar sus recursos económicos. Murió en combate en Sierra Morena.

Fundó Akra Leuke, que, según el contexto, podría ubicarse cerca de Sierra Morena, posiblemente la ciudad de Carmona. En el 228 a.C., su yerno le sucedió en el mando.

228-220 a.C.: Asdrúbal el Bello

Asdrúbal el Bello concluyó las guerras contra los pueblos locales y potenció los tratados con los pueblos ibéricos. Fundó Carthago Nova, que se convirtió en la capital púnica en Hispania, con templos similares a los de Cartago.

Bajo el mandato de Asdrúbal, Cartago se expandió por el Levante para facilitar la exportación de minerales hacia Cartago, independizándose de los fenicios de Gadir, quienes eran colaboradores de Cartago.

220-218 a.C.: Aníbal Barca

Aníbal Barca, cuñado de Asdrúbal, le sucedió en el 220 a.C. Su objetivo principal era preparar la guerra contra Roma, que parecía inevitable. La expansión de Cartago en la PI amenazaba los intereses romanos. Realizó razias contra los arévacos y los vacceos, enfrentándose a estos últimos en varias ocasiones. En el 219 a.C., Aníbal asedió Sagunto, un preludio de la II Guerra Púnica. Roma tomó el control del territorio ibero, dando lugar a la conquista romana de Hispania.

Durante la II Guerra Púnica, los generales Asdrúbal Barca, Giscón y Magón (218-205 a.C.) se encargaron de los intereses cartagineses en la PI.

Características de la Ocupación Cartaginesa

La ocupación cartaginesa se manifestó a diferentes niveles:

  • Alianza con las ciudades fenicias del sur peninsular.
  • Sometimiento militar de territorios dispersos en la PI, especialmente en Sierra Morena y el entorno de Cartagena.
  • Fundación de ciudades como Akra Leuke, Carthago Nova y una tercera cuyo nombre se desconoce.

Los cartagineses construyeron fortificaciones con tecnología avanzada, diferentes a los modelos de guerra de los pueblos ibéricos.

Establecieron vías de comunicación, como el asentamiento fortificado del Tossal de Manises, que conectaba la zona de Murcia con el Levante.

Erigieron torres de vigilancia, denominadas por las fuentes romanas “Torres de Aníbal”, utilizadas para enviar mensajes mediante señales de humo.

Supieron establecer su predominio a través de pactos y alianzas.

Impacto en las Sociedades Ibéricas

La iconografía de las ciudades ibéricas muestra evidencias de la invasión cartaginesa, con representaciones de guerreros iberos armados, lo que indica una militarización de las sociedades ibéricas debido a la presencia cartaginesa.

Los cartagineses no buscaban conquistar a todos los íberos, sino ser el poder hegemónico delegado de las aristocracias ibéricas. Sin embargo, estas alianzas bilaterales se modificaron durante la II Guerra Púnica, cuando los generales cartagineses exigieron rehenes, lo que provocó que muchos pueblos se pasaran al bando romano.

La ocupación cartaginesa no implicó la incorporación territorial definitiva de la PI a Cartago, sino una empresa imperialista para la explotación de recursos.

Se combatió en algunas áreas peninsulares, pero la principal estrategia fue la creación de una red de alianzas con las élites locales, colocando a la élite cartaginesa en la cima de la estructura social.

La Segunda Guerra Púnica y el Fin del Dominio Cartaginés

En el 218 a.C. se produjo el sitio de Sagunto. Una facción de los saguntinos pidió ayuda a Roma, mientras que otra se mostró filocartaginesa. El objetivo principal de Aníbal era llevar la guerra a tierras itálicas, invadiendo las tierras cercanas a Roma. A pequeña escala, Cneo Cornelio Escipión planteó un movimiento similar.

Roma y Cartago carecían de fuerzas suficientes para atacar directamente, por lo que ambos bandos intentaron romper las alianzas del contrario. Escipión desembarcó en la PI con dos legiones y obtuvo las victorias de Cirsa y del Ebro (217 a.C.).

Escipión (padre) desembarcó en Hispania, liberó a los prisioneros de Sagunto y protagonizó la Batalla de Dertosa (216 a.C.). En el 217 a.C. ya se habían sucedido varias batallas, Aníbal consiguió una concatenación de victorias y Roma envió 4 legiones a la PI, con el objetivo de desestabilizar las alianzas cartaginesas.

La liberación de los presos de Sagunto fue un punto importante, ya que estos prisioneros eran personas influyentes.

En Dertosa, las legiones romanas y el ejército cartaginés no fueron suficientes para imponerse de manera definitiva. La guerra se estancó durante 4 años.

Durante las exploraciones penibéticas, los mercenarios prerromanos abandonaron a los Escipiones, y ambos fueron exterminados. En el 212 a.C., la estructura de alianzas que Roma había construido en la PI se derrumbó.

Escipión (hijo) desembarcó en el 211 a.C. en la PI. Este nombramiento fue peculiar, ya que era un joven que legalmente no podía haber sido nombrado procónsul por edad y trayectoria política. En una situación de emergencia, Roma tomó una decisión ilegal, pero motivada por factores emotivos y sentimentales. Se consideró que el hijo y sobrino de los héroes de guerra fallecidos era el idóneo para vengarles. Además, Escipión poseía datos del fervor religioso de Escipión hijo.

Dos años después de su desembarco, tomó la ciudad de Carthago Nova. Planeó una marcha por la cual el ejército romano recorrió muchos kilómetros de dominio cartaginés. Los ejércitos cartagineses estaban dispersos por la PI tratando de reunir nuevas fuerzas, sin esperar que el romano se internase tanto en su territorio.

Escipión entró de una manera ingeniosa, combinando un ataque naval con otro terrestre. Así tuvo lugar la Batalla de Cartagena del 209 a.C. La toma de Cartagena fue el revés más duro de la guerra para ellos.

No solo perdieron la ciudad, sino también el principal arsenal para llevar a cabo la Guerra, los cartagineses poseían armas de asedio. A partir del 209 a.C. se produjeron las sucesivas victorias romanas en la PI. En el 208 a.C. ocurrió la batalla de Baecula, en el 206 a.C. la de Ilipa. En el año 206 a.C. se produjo la rendición de Cádiz.

La rendición de Cádiz supuso la expulsión de generales cartagineses que se refugiaban en ella, volviendo a Cartago y abandonando este frente de guerra, concluyendo así la II Guerra Púnica en Hispania. En el 205 a.C. Magón, general cartaginés, desembarcó con nuevas tropas en Lusitania, pero fue derrotado por las legiones romanas que había en la PI.

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