El Proceso Desamortizador
Primer Proceso Desamortizador (1798-1808)
Este proceso estuvo motivado por la crisis económica del Estado, además de la guerra contra Francia. Se pusieron a la venta tierras, propiedades de los jesuitas y otros bienes. La venta de estas tierras horrorizó, sobre todo, a los terratenientes y clases pudientes.
Los principios económicos durante el isabelismo eran que la felicidad se alcanzaba a través de la posesión de bienes materiales y que el trabajador laboraba para obtener esa felicidad, la cual se equiparaba a la propiedad.
Proceso Desamortizador en el Siglo XIX
Las Cortes asumieron el compromiso de liquidar las «manos muertas» que venían desde el Antiguo Régimen. La idea era desvincular tierras nobiliarias ya desamortizadas por las iglesias y ponerlas en venta para, con ello, crear una nueva clase de productores-propietarios. También se llevó a cabo la supresión del mayorazgo.
Desamortización de Mendizábal
Mendizábal llegó del exilio en Londres para ponerse al frente del gobierno. Su prioridad absoluta era proteger el trono de Isabel II, y la condición esencial para ello era ganar la guerra civil contra los carlistas. Para lograrlo, el gobierno liberal necesitaba dinero, pero debido al déficit público era casi imposible conseguir créditos. Mendizábal propuso nuevas vías de financiación a través de los bienes de la Iglesia. En 1836, en plena guerra civil, se expropiaron los bienes del clero regular, y en 1841, los del clero secular. Esta desamortización tenía como objetivos:
- Ganar la guerra.
- Eliminar la deuda pública, aceptando como pago títulos de deuda.
- Crear una clase media favorable al liberalismo.
- Poder solicitar créditos.
- Reformar la Iglesia, privatizando sus bienes.
Desamortización de Madoz
Se la denomina «desamortización general» porque se pusieron a la venta todos los bienes no vendidos de la Iglesia y de los pueblos. El sistema era similar al de Mendizábal, pero con algunos cambios:
- En la de Madoz, el dinero se destinó al desarrollo de la industria.
- El dinero recaudado no era del Estado, sino de los ayuntamientos, aunque el Estado lo gestionaba.
La burguesía fue la gran beneficiada de estas ventas.
Resultados de la desamortización: Se consiguió crear una clase de pequeños propietarios, pero la tierra no quedó bien repartida, por lo que no se produjo una verdadera reforma agraria. A medio y largo plazo, sí resultaron beneficiosas.
La Industrialización
Industria Textil
Cataluña, aprovechando su tradicional experiencia y la pérdida de las colonias americanas, copó el mercado interior. Para ello, contó con un fuerte proteccionismo, disposición de productos agrícolas, mano de obra calificada, etc. En la década de 1830, se sustituyó la lana por el algodón y se introdujo maquinaria, creándose las primeras fábricas. En la década de 1850, se produjo la automatización plena de las fábricas. La industria textil se desarrolló en Madrid, Cataluña, Levante, Málaga y Béjar (Salamanca).
La Siderurgia
Las nuevas industrias necesitaban hierro y acero. Entre 1830 y 1850, se dio un gran desarrollo de la siderurgia en Málaga y Marbella. A partir de 1860, se comenzó a explotar el carbón mineral en Asturias y León.
El Ferrocarril
La construcción del ferrocarril es un indicador del desarrollo de un país, ya que se vuelve imprescindible para el transporte de materias. El desarrollo del ferrocarril en España se retrasó hasta la segunda mitad del siglo XIX. La Ley del Ferrocarril de 1855 eliminó los aranceles a la importación de productos ferroviarios y otorgó concesiones a empresas extranjeras. Este tardío desarrollo, unido a la dependencia del capital extranjero y a unas condiciones físicas desfavorables, condicionaron negativamente el desarrollo del ferrocarril y, con él, el de la industria.
La Nueva Estructura Social
Durante el siglo XIX, se produjo un proceso en el que la sociedad estamental fue sustituida por una sociedad de clases.
- Aristocracia
- Iglesia
- Ejército
- Burguesía
Se configuró un nuevo grupo social dominante formado por la alta burguesía (empresarios textiles catalanes, financieros madrileños y vascos), la oligarquía terrateniente propietaria de grandes latifundios, especialmente en la España meridional, y los altos cargos del Estado y el Ejército. Por debajo, emergieron unas clases medias urbanas no demasiado numerosas (pequeños propietarios rurales y urbanos, oficiales del ejército, funcionarios, médicos, profesores, etc.). La población campesina configuraba la mayoría de la población del país y era bastante heterogénea: propietarios, arrendatarios y jornaleros sin tierra, que conformaban más de la mitad de la población rural. Por último, ligada a la débil industrialización, se configuró un pequeño grupo de obreros industriales.