El Absolutismo
En los siglos XVII y XVIII, en gran parte de Europa, el sistema político era la monarquía absoluta, o absolutismo. El rey estaba por encima de los habitantes de su reino, todos considerados súbditos sometidos a su gobierno. La autoridad del rey provenía de Dios, quien le otorgaba el poder. El monarca poseía un poder absoluto y era la encarnación del Estado. El rey no se sometía a ningún control ni compartía la soberanía. Su poder estaba restringido por tres leyes: la ley divina, el derecho natural y las limitaciones que los parlamentos, cortes o Estados Generales imponían al monarca. El monarca francés Luis XIV está considerado el más claro ejemplo de monarca absoluto.
La Sociedad Estamental y el Ascenso de la Burguesía
La sociedad en el Antiguo Régimen era una sociedad estamental. Se pertenecía a un estamento por nacimiento, y pasar de un estamento a otro era prácticamente imposible. El estamento privilegiado lo componían la nobleza y el clero. El no privilegiado lo formaba el llamado tercer estado, que debía pagar impuestos y estaba excluido de la participación política.
La Nobleza
La cúspide estaba constituida por la nobleza, cuyo componente más elevado era el rey. Política y socialmente, se caracterizaba por la exención del pago de los tributos más onerosos. Se diferenciaba la alta nobleza, con gran parte del poder político y económico, y la baja nobleza. El cambio más importante fue la desaparición de la mentalidad que hacía del trabajo algo despreciable. Las instalaciones durante la Revolución Industrial fueron promovidas por nobles que mostraron su predilección por la economía y las finanzas.
Las Clases Populares
La inmensa mayoría, la clase no privilegiada, era la que pagaba los impuestos y debía trabajar para subsistir. Existía una gran diversidad social que englobaba grupos tan diferentes como sirvientes, comerciantes, mendigos, etc. Las clases populares estaban formadas por el pueblo llano, que no poseía tierras y en su mayoría no sabía leer ni escribir.
El Ascenso de la Burguesía
La burguesía se hizo importante frente al clero y la nobleza, pero en el siglo XVIII inició su reconocimiento social, el cambio de mentalidad general y la petición del control del poder político. Surgió del desarrollo del artesanado, el comercio, los sectores financieros, académicos y los profesionales liberales. La ampliación del comercio internacional y de los mecanismos financieros hicieron que la economía pasara a estar controlada por la burguesía. Esto provocó una determinante transformación en la estructura social, perdiendo fuerza el nacimiento como elemento organizador de la sociedad y siendo más importante el diferente grado de riqueza.
La Crisis del Antiguo Régimen
El Pensamiento Ilustrado
En el siglo XVIII se expande el movimiento de la Ilustración, cuyo primer efecto fue poner en cuestión los principios de la sociedad del Antiguo Régimen. Se caracteriza por:
- La defensa de la fe absoluta en la razón como único medio para entender el mundo, enfrentándose a la tradición y la revelación.
- La creencia en la naturaleza.
- La confianza en el progreso.
- La confianza en la tolerancia.
La Ilustración tiene su origen en dos pensadores: John Locke e Isaac Newton. Locke critica el absolutismo y plantea la división de poderes. Con Newton nace el método científico, la comprensión y la razón como forma de comprender el mundo.
Los Filósofos de la Ilustración y la Enciclopedia
Un grupo de pensadores extendió las ideas ilustradas. Se opusieron al sistema estamental, defendiendo la movilidad social, la igualdad, el mérito, la valía y la inteligencia. Apoyaron los principios de libertad e igualdad de los seres humanos. Casi todos fueron deístas: creían en una religión natural, la idea de Dios, pero no aceptaban la superioridad de un credo religioso. Dos pensadores, Diderot y D’Alembert, publicaron la Enciclopedia.
Pensamiento Político y Económico
La Ilustración configuró una nueva doctrina política: el liberalismo, que defendía un contrato entre gobernantes y gobernados que garantizase los derechos. Montesquieu defendió la división de poderes, con interés por la independencia del poder judicial. Rousseau defendió el contrato social, un pacto entre todos los ciudadanos, y planteó la soberanía nacional: el poder emana del libre consentimiento de todos mediante el voto.
En el terreno económico, se impusieron las ideas fisiocráticas y del liberalismo económico. Se opusieron al mercantilismo. Defendían la propiedad privada, la libertad de comercio e industria, y se oponían a toda reglamentación y a los gremios. Los fisiócratas afirmaban que la agricultura era la principal fuente de riqueza de un país, la que permitía vivir a sus habitantes, así como intercambiar productos.
El Despotismo Ilustrado
La mayoría de los monarcas europeos tenían un poder absoluto. Algunos, como Carlos III de España, intentaron hacer compatibles la autoridad del absolutismo con las ideas de progreso, racionalización y modernización de la Ilustración. El lema «todo para el pueblo, pero sin el pueblo» define el carácter del despotismo ilustrado. Rasgos comunes: la racionalización de la administración del Estado, la reforma de la enseñanza, la modernización económica y la liberalización parcial de la producción y el comercio. Esta vía estaba muy limitada: no se podía reformar la economía y mantener intacta la sociedad estamental y el poder absoluto. Se anuncia la época de las revoluciones.