El Arte en la España Medieval: Islámica y Cristiana

Introducción

Podemos establecer tres momentos diferentes en el arte de la España medieval: el arte hispanomusulmán (la España Islámica, s. VIII-XV), el Románico (s. XI-XIII) y el Gótico (s. XIII-XV). En los tres casos hay que destacar **la importancia de la religión** (Islam o Cristianismo) como fundamento y factor determinante de los lenguajes artísticos.

El Arte Hispanomusulmán

El arte islámico no se entiende sino como expresión de la religiosidad de la comunidad musulmana. En el caso de la España Islámica, hay que tener en cuenta que su desarrollo está ligado al desarrollo histórico de Al-Andalus (etapas: Emirato, Califato y Taifas). Además, presenta las peculiares características de una sociedad que mantuvo los rasgos urbanos (importancia de Córdoba) heredados de la Antigüedad tardía y del mundo bizantino, frente al carácter rural y campesino de las sociedades cristianas del norte peninsular hasta muy avanzada la Edad Media.

El Arte Cristiano Medieval: Románico y Gótico

El Arte Románico

El **Románico** se desarrolla como el primer estilo unitario occidental desde la desaparición del Imperio Romano. Su surgimiento se debe a una serie de circunstancias muy precisas:

  • El final de las invasiones (normandas y árabes).
  • El final de los terrores del año mil.
  • La paz y el deseo de glorificar a Dios a través de sólidas construcciones de piedra.
  • El incipiente desarrollo económico en el marco del régimen feudal.
  • El desarrollo de la orden de Cluny (que difundirá las nuevas formas artísticas) y de los caminos de peregrinación (fundamental: el camino de Santiago).
  • El culto a las reliquias.

Todo ello en el marco de una sociedad dividida en órdenes o estamentos (nobleza, clero y campesinos), que se definía a partir de la función que cada uno representaba en este mundo (guerreros, oradores por la salvación espiritual de los fieles y labradores de la tierra). La religión cristiana (con ese Dios-Juez-Padre severo y majestuoso) y el clero que la administra, desempeñan una función esencial, ya que el arte románico se concibe, sobre todo, por su función doctrinaria y carácter didáctico.

El Arte Gótico

El **arte gótico** supone, por el contrario, el despertar de un arte urbano y ciudadano (frente al carácter rural y campesino, guerrero y monástico, del románico), que tiene la ciudad como escenario principal. El desarrollo económico de la Baja Edad Media (s. XIII-XV) y el despertar, cuando no la creación de nuevas ciudades, supuso un cambio sustancial, ya que se desarrollaron nuevas tipologías arquitectónicas (lonjas, ayuntamientos, palacios urbanos, etc.) adaptadas a las nuevas necesidades de una sociedad crecientemente mercantil y urbana.

La catedral, la silla del obispo en la ciudad, se convierte en el edificio que mejor define a la nueva época, ya que en ella confluyen los esfuerzos de los gremios de artesanos y las cofradías de comerciantes que financian su construcción. Una nueva sensibilidad religiosa, menos severa y más amable, el nacimiento de la orden cisterciense y su expansión por el continente, el humanismo franciscano, un Dios que es amor y luz, y que halla acomodo en el interior luminoso y policromado de la catedral, tapizada de vidrieras coloreadas (la Jerusalén celestial), son elementos que habrá que explicar.

El nacimiento de las universidades y de la escolástica, el desarrollo de las cruzadas, que implican una apertura a otras civilizaciones y formas artísticas, son fenómenos que subrayan el carácter más sofisticado y urbano del arte gótico.

La Invasión Musulmana y la División de la Península

La invasión musulmana, iniciada en el 711, dividió la península ibérica en dos zonas, con unos límites geográficos cambiantes, que presentaban dos modelos de sociedad bien diferenciados. Por una parte, el estado musulmán de Al-Andalus, y por otra, los diferentes reinos cristianos en el norte peninsular.

Organización del Estado Andalusí

En el año 711, un ejército comandado por Tariq, formado por bereberes, atravesó el estrecho de Gibraltar, venció al último rey visigodo e inició la conquista de la península. Sobre el 718 todo el territorio estuvo ocupado porque una buena parte de la nobleza visigoda pactó la sumisión y el pago de tributos a los invasores a cambio de que les permitieran conservar las tierras.

Entre el 714 y el 756 Al-Andalus fue un emirato dependiente de Damasco, gobernado por un valí e inmerso en un clima de tensiones constantes. El inicio de una época de estabilidad comenzó con la llegada a la península de Abd al-Rahman I, de la dinastía Omeya, que convirtió el territorio en un emirato independiente. Más tarde, Abd al-Rahman III se sintió suficientemente fuerte para declarar su independencia religiosa y proclamó el Califato de Córdoba, que constituye el período de máximo esplendor andalusí.

Pero al comienzo del siglo XI la aristocracia, el ejército y las ciudades enriquecidas con el comercio comenzaron a actuar como fuerzas disgregadoras. En pocos años el califato fue descomponiéndose y desapareció en el año 1031 dividido en más de 25 reinos de taifas. La caída del califato benefició a los reinos cristianos del norte, que conquistaron progresivamente todas las taifas. Así, al final del siglo XIII solo sobrevivia el reino de Granada, que mantuvo la presencia islámica en la península hasta el 1492.

El estado de Al-Andalus se organizó de manera centralizada a partir del poder autocrático de los califas. El territorio estaba dividido en tres provincias: la inferior, la mediana y la superior. La expansión militar y el control de las fronteras exigieron la organización de un potente ejército.

El nuevo estado musulmán aportó un notable desarrollo de la agricultura. La producción agrícola mejoró gracias al regadío y a la introducción de nuevas prácticas hortícolas. Las ciudades fueron el centro de la vida económica, social y cultural. Su número aumentó y se desarrolló considerablemente.

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