El Nazismo: De la Dictadura al Holocausto
1. Hitler y el Ascenso del Nazismo
El nazismo, el más radical de los movimientos totalitarios, se afianzó en Alemania en 1933 con la llegada de Adolf Hitler al poder, dando inicio a una férrea dictadura. Fundado en 1920, el partido Nazi se posicionó en la extrema derecha alemana. Durante la década de 1920, a pesar de su creciente número de afiliados, su representación parlamentaria era escasa.
En 1923, los nazis, junto con un pequeño grupo de militares, intentaron un golpe de fuerza contra el gobierno de Baviera, el cual fracasó. Este intento golpista condujo a Hitler a prisión, donde escribió Mi Lucha, libro que plasmaba sus principales ideas políticas: nacionalismo extremo, superioridad de la raza aria, racismo, antisemitismo, expansionismo, desprecio por el liberalismo y odio al socialismo y al comunismo.
A lo largo de la década de 1920, Hitler consolidó su autoridad dentro del partido, eliminando cualquier disidencia interna. El partido era conocido por la violencia ejercida por sus Secciones de Asalto (SA) contra socialistas, comunistas y judíos. La crisis económica de 1929 multiplicó las adhesiones al nazismo, especialmente entre las clases medias arruinadas, quienes veían en Hitler una solución a la crisis.
Hitler también consiguió importantes apoyos económicos de grandes industriales que lo percibían como el único defensor del orden social amenazado y el garante de la estabilidad política.
2. El Ascenso de Hitler al Poder
El partido nazi obtuvo su primer éxito electoral en 1930. En las elecciones posteriores, el número de escaños fue aumentando, aunque sin alcanzar la mayoría absoluta hasta 1933. Tras estas elecciones, el presidente Hindenburg nombró canciller de la república a Hitler, quien llegó al gobierno de Alemania por vía democrática.
Una vez en el poder, Hitler instauró un régimen totalitario. Se creó la Gestapo, cuerpo de policía secreto destinado a controlar y eliminar la oposición política. Se gobernó mediante decretos, se prohibieron los partidos políticos, se limitó el derecho de reunión y la libertad de prensa, y se multiplicó la violencia. El partido nazi se convirtió en el único partido legal en Alemania.
Hitler reforzó su poder en el partido eliminando a los elementos más críticos de las SA en la llamada «noche de los cuchillos largos». Tras la muerte del presidente Hindenburg, acumuló todas las funciones presidenciales, proclamándose Führer e instaurando el III Reich, una dictadura totalitaria.
3. La Dictadura Nazi y la Persecución Sistemática
El partido nazi controlaba el Estado y eliminaba toda oposición a través de la Gestapo y la SS, ambas dirigidas por Heinrich Himmler. En 1933 se construyeron los primeros campos de concentración, donde se encarceló a los dirigentes de la oposición política y sindical.
Se intensificó la política antisemita. El nazismo consideraba al pueblo alemán superior y buscaba la eliminación de otras razas para dominar el mundo. La persecución de los judíos se hizo sistemática: fueron excluidos de la administración y de las universidades. Las Leyes de Nuremberg de 1935 despojaron a los judíos de sus derechos, incluido el de la nacionalidad alemana.
En la llamada «noche de los cristales rotos» (1938), se produjo un gran ataque contra los judíos. Ardieron sinagogas y edificios de su propiedad, y miles de ellos fueron detenidos. Más de 200,000 judíos habían huido de Alemania, entre ellos, algunos de los mejores científicos, pensadores y artistas alemanes, como Albert Einstein. Los 300,000 que permanecieron en Alemania fueron víctimas del Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial.
4. Control Social y Economía de Guerra
Para conseguir la sumisión del pueblo alemán a la ideología nazi, además de la política del terror, se utilizó la propaganda y se controlaron los medios de comunicación, la cultura y la religión. El régimen consiguió numerosos partidarios gracias a su política económica, autárquica e intervencionista.
La construcción de obras públicas y la potenciación de la industria pesada, armamentística y química significaron una recuperación económica que permitió a Alemania prepararse para la guerra. El efecto inmediato fue la reducción del paro, a lo que contribuyó también el gran aumento del número de soldados.
Los grandes beneficiados de la política económica nazi fueron la gran industria y la banca, que se adaptaron al dirigismo económico. Los obreros se vieron privados de los derechos de libre sindicación y de huelga. En la práctica, la economía alemana estuvo dirigida hacia la preparación de la guerra.
La política exterior se caracterizó por el expansionismo. La Alemania nazi, según Hitler, necesitaba expandirse para su desarrollo demográfico y económico. Por ello, buscaron la anexión de territorios de Europa oriental, rompiendo los acuerdos del Tratado de Versalles y estableciendo un clima propicio para el estallido de la Segunda Guerra Mundial.