El Fascismo Italiano
Italia en la Posguerra
El fin de la Gran Guerra dejó en Italia graves secuelas humanas y económicas. Muchas industrias quedaron inutilizadas y la elevada deuda exterior creó un aumento de la inflación. Asimismo, los acuerdos de paz supusieron una gran decepción, ya que los aliados acordaron la entrega a Italia del Trentino, Trieste e Istria, pero no de Dalmacia y Fiume, como se había acordado en el Tratado de Londres. De este modo, se extendió la idea de que la participación de Italia había sido un engaño y el irredentismo fue ganando adeptos. A esta situación se le añadió la inestabilidad política, ya que los gobiernos de la monarquía no conseguían una mayoría suficiente. Por otro lado, la crisis económica generó una fuerte tensión social, se desarrolló un movimiento huelguístico que a menudo presentaba objetivos revolucionarios. El miedo a una revolución social asustó a las clases más conservadoras.
El Ascenso del Fascismo
Benito Mussolini creó los Fasci di Combattimento, llamados camisas negras. Eran grupos paramilitares con los que pretendía frenar el auge del movimiento obrero, atacando a los sindicatos obreros y sus líderes. En 1921, los Fasci se transformaron en el Partido Nacional Fascista, que se presentaba como el recurso más eficaz para detener los movimientos revolucionarios. Estaba basado en la construcción de un Estado fuerte que defendiese la propiedad privada y una política exterior expansionista. Este nuevo partido estaba apoyado por la pequeña burguesía, financiado por los grandes propietarios y contaba con la tolerancia de la Iglesia y del propio monarca Víctor Manuel III. En las elecciones de 1922 solo consiguieron 35 diputados de 535, pero los camisas negras aplastaron la huelga general de los sindicatos socialistas y anarquistas. Después de esto, Mussolini exigió al rey que le entregase el gobierno y, para mostrar su fuerza, organizó la Marcha sobre Roma.
La Dictadura Fascista
Mussolini desarrolló un proceso de restricción de las libertades y de persecución de sus adversarios, manteniendo la ficción de un régimen parlamentario. Después de ganar las elecciones, Mussolini instauró un régimen autoritario. El Estado y el Partido Fascista quedaron totalmente identificados en un régimen en el que Mussolini se atribuyó todo el poder y se hizo llamar Duce. Los partidos se prohibieron y el parlamento se sustituyó por una Cámara de los Fasci. Las huelgas fueron prohibidas y los sindicatos sustituidos por un sistema de corporaciones.
La Instauración del Nazismo en Alemania
La República de Weimar
A punto de finalizar la Primera Guerra Mundial, el káiser Guillermo II abdicó y se proclamó la república, estableciendo su capital en Weimar. Alemania tuvo que asumir la derrota militar y aceptar las duras condiciones de paz. Muchos alemanes consideraron humillante el Tratado de Versalles. Los años de posguerra fueron para Alemania de crisis económica, miseria y paro. La República de Weimar, dirigida por democratacristianos y socialistas, tuvo que hacer frente a la dura situación económica y al descontento de varios sectores de la población. En sus primeros años se vio amenazada por movimientos revolucionarios de izquierda y por varios golpes de estado de la extrema derecha.
Hitler y el Partido Nazi
Adolf Hitler era un soldado de la Primera Guerra Mundial que no aceptó la derrota alemana y fundó el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores de Alemania (NSDAP), del que se erigió como líder. Se dotó de una organización paramilitar, las Sturmabteilung (SA), o Secciones de Asalto. Su ideología despreciaba la democracia y odiaba al bolchevismo. Defendía el antisemitismo, la superioridad de la raza aria y la necesidad de forjar un gran imperio. Para cautivar a los trabajadores no dudó en usar la demagogia, prometiendo trabajo, reducción de los beneficios industriales, mejorar los salarios y avanzar a una sociedad más solidaria. Acusó a los judíos, comunistas y demócratas de ser los responsables de la crisis alemana. Las milicias nazis se opusieron violentamente a la república y protagonizaron intentos de insurrecciones.
El Nazismo en el Poder
Hubo una mejora de las condiciones económicas y una cierta estabilidad social. Pero las consecuencias de la crisis de 1929 fueron muy duras. La retirada del capital americano llevó a muchos bancos a la quiebra, provocando cierre de fábricas, paro y descontento social. El malestar social llevó a una buena parte de la población hacia las propuestas de los partidos extremistas; muchos fueron atraídos por las propuestas nazis. Por otro lado, el partido nazi empezó a contar con el apoyo de personas importantes y empezó a disponer de fuertes ayudas económicas. Tras las elecciones de 1932, el partido nazi consiguió que se nombrase a Hitler canciller. Poco después, los escuadrones nazis provocaron un incendio en el Reichstag (Parlamento) y acusaron del mismo a los comunistas. Tras este hecho, Hitler exigió tomar el poder pleno y eliminó a sus adversarios. Tras la muerte del presidente, se proclamó Führer y Canciller del III Reich.