El primer bienio reformista (1931-1933) se caracterizó por una política general de reformas cuyo propósito era la modernización y la democratización del país. El triunfo de las candidaturas republicanas propició la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. Se aprobaron unos decretos que ofrecieron una serie de soluciones a los grandes problemas que debía afrontar el nuevo régimen: caciquismo, miseria agraria, debate territorial, relaciones Iglesia-Estado, oposición del Ejército, etc. Las elecciones a las Cortes Constituyentes tuvieron lugar en junio de 1931, en las que ganó con una clara mayoría la coalición republicano-socialista. La nueva Constitución de 1931 reflejó sus ideas: soberanía popular, sufragio universal masculino y femenino, extensa declaración de derechos y libertades, división de poderes, etc.
Reformas Laborales
En el ámbito laboral, el Gobierno republicano estableció su política bajo la dirección del ministro socialista Francisco Largo Caballero. Se produjeron reformas destinadas a la mejora de las condiciones laborales como:
- Ley de Contratos
- Ley de Asociaciones
- Jurados Mixtos
- Creación de Seguros Laborales
Descendió el nivel de conflictividad por la colaboración de la UGT, pero se radicalizaron las posturas de anarquistas y comunistas. Todo ello supuso un incremento de las rentas del trabajo y el nivel de los salarios, que suavizó el impacto de la crisis general y la «gran depresión» en las clases trabajadoras.
Reforma Agraria
En la reforma agraria era necesario acabar con la gran propiedad latifundista y mejorar las condiciones de vida de los campesinos. El régimen de Azaña estaba llamado a acabar con todas las lacras del campo español mediante una distribución más justa de la propiedad y mayor atención a sus rendimientos. Para ello, era urgente aprobar una ley que expropiara las fincas y las repartiera entre los campesinos que no tenían. Pero el bloqueo de la Ley de Reforma Agraria por las minorías parlamentarias agudizó la conflictividad latifundista del país.
La reforma agraria fue el proyecto de mayor envergadura y estableció:
- Prohibición de poner fin a los contratos de arrendamientos
- Jornada de ocho horas
- Salarios mínimos
- Obligación de poner en cultivo todas las tierras aptas
Para su aplicación, en 1932 se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA), pero su complejidad y su lentitud burocrática decepcionaron a los campesinos. Las resistencias de los propietarios afectados, los elevados costes de explotación y la burocracia no permitieron recibir tierras, solo a unas doce mil familias en los dos años siguientes.
Cuestión Religiosa
El problema religioso creó a los mayores enemigos. La Constitución declaraba:
- La no confesionalidad del Estado
- La libertad de cultos
- La supresión del presupuesto para culto y clero
- El divorcio y el matrimonio civil
A lo que se sumó la disolución de los jesuitas por su influencia en la enseñanza y se prohibió la de otras órdenes. La consecuencia directa fue el descontento de amplios sectores del clero y parte de la población.
Reforma Militar
Los objetivos de la reforma militar eran que el ejército fuese fiel a la República, que aumentara su eficiencia y se redujera el número de oficiales. Manuel Azaña se encargó de esta reforma y tomó una serie de medidas como:
- Colocar en las capitanías generales a militares de confianza política
- Publicar un decreto que permitía a todos los oficiales pasar de forma voluntaria a la reserva sin disminución de sueldo (Ley de Retiro de la Oficialidad)
- Crear la Guardia de Asalto como cuerpo leal a la República
Estatutos de Autonomía
En la Constitución de 1931 se recogieron los sentimientos nacionalistas y el derecho de acceder a la autonomía. En Cataluña, el gobierno provisional había reconocido la Generalitat (gobierno autónomo) y se redactó el Estatuto de Nuria. El País Vasco, Galicia y Andalucía también promovieron sus estatutos de autonomía, aunque no entraron en vigor. Precisamente, el intento de detener la aprobación del Estatuto de Cataluña, junto con la Ley Agraria, fueron los motivos del levantamiento de las Fuerzas Armadas contra la República, llamado «Sanjurjada», y protagonizado por el general Sanjurjo, condenado a muerte.
Reforma Educativa
El gobierno de Azaña estaba convencido de que el atraso español podía superarse mediante un buen sistema educativo y, por ello, sustituyeron a los métodos y profesores religiosos por partidarios de una enseñanza progresista. Crearon más de diez mil escuelas y se incorporaron siete mil nuevos maestros. Se crearon las Misiones Pedagógicas en el mundo rural. Pese a que se planteó un ambicioso proyecto, la realidad es que la materialización quedó por debajo de las previsiones.