La presidencia de Cámpora y el regreso de Perón (1973)
Héctor José Cámpora asumió la presidencia en 1973 con el lema «Cámpora al gobierno, Perón al poder». Su primera medida fue la liberación de presos políticos que se oponían al régimen militar. Sin embargo, junto con ellos también fueron liberados delincuentes comunes, lo cual tuvo consecuencias negativas.
Dentro del peronismo se distinguían dos sectores:
- Ortodoxos: La dirigencia sindical y grupos de derecha, nucleados en torno a José López Rega, secretario privado de Perón y ministro de Bienestar Social.
- Revolucionarios: Grupos juveniles de izquierda, relacionados con Montoneros, que mantenían buenas relaciones con algunos gobiernos provinciales y funcionarios.
La Masacre de Ezeiza se produjo con el regreso de Perón al país. La organización del acto, a cargo de los ortodoxos, culminó en un enfrentamiento armado contra los revolucionarios. Perón apoyó a los ortodoxos, lo que llevó a la renuncia de Cámpora y la asunción de Raúl Lastiri.
La presidencia de Perón y el ascenso de Isabel (1973-1974)
Raúl Lastiri convocó a elecciones, en las que Perón se presentó con Isabel Martínez de Perón como vicepresidenta, ganando con el 62% de los votos. A pesar de su discurso pacificador, los enfrentamientos continuaron. Días después, un comando peronista de izquierda asesinó a José Ignacio Rucci, líder de la CGT.
El ERP reinició ataques a unidades militares, y el gobierno adoptó medidas represivas, incluyendo modificaciones al Código Penal y la creación de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), un grupo paramilitar de derecha.
En el ámbito económico, se implementó un Pacto Social entre obreros, empresarios y el Estado para estabilizar la economía, contener la inflación e impulsar la producción y las exportaciones. Sin embargo, la crisis del petróleo mundial impactó negativamente en el país, generando desabastecimiento, aumentos de precios y reclamos salariales.
El 1° de mayo, en un acto conocido como «La Plaza», Perón se enfrentó públicamente con los sectores revolucionarios que cuestionaban su política. Tras la muerte de Perón en junio de 1974, Isabel Martínez de Perón asumió la presidencia.
La presidencia de Isabel Perón y el Rodrigazo (1974-1976)
El gobierno de Isabel Perón se caracterizó por la división y el enfrentamiento dentro del peronismo. La crisis del petróleo agudizó la situación económica. Los reclamos salariales y la reapertura de negociaciones de convenios colectivos se intensificaron.
En 1975, Celestino Rodrigo asumió como ministro de Economía y anunció un plan de ajuste conocido como «el Rodrigazo», que incluyó una fuerte devaluación del peso y aumentos de tarifas y combustibles. El plan generó una gran huelga general, y tanto Rodrigo como López Rega renunciaron.
Ante la creciente violencia política, Isabel firmó el decreto que dio inicio al Operativo Independencia en Tucumán, una ofensiva militar contra la guerrilla. Este período coincidió con el inicio del Plan Cóndor, un programa de coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur.
El Golpe de Estado de 1976 y el Proceso de Reorganización Nacional
En marzo de 1976, las Fuerzas Armadas derrocaron a Isabel Perón, dando inicio al Proceso de Reorganización Nacional. El gobierno militar se propuso «reorganizar» el Estado, implementando un plan económico neoliberal y una política represiva. Se instauró un estado de sitio, se prohibieron los partidos políticos y se controlaron los medios de comunicación.
El proyecto fundacional del régimen militar buscaba un nuevo orden político con las Fuerzas Armadas en un rol protagónico. Se implementó un plan de reforma económica que favoreció a los sectores más concentrados de la economía. El Acta del 24 de marzo estableció los objetivos básicos del régimen, incluyendo la «restitución de los valores de la Nación» y la «moral cristiana».
La represión ilegal se intensificó con la creación de los Grupos de Tareas, estructuras clandestinas encargadas de secuestrar, torturar y asesinar a opositores.
El Plan Martínez de Hoz y la crisis económica
El Plan Martínez de Hoz, implementado por el ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, buscaba controlar la inflación, la deuda externa y reactivar la economía. Las medidas incluyeron la disminución del salario real, la reducción del gasto público y el cierre de fábricas, lo que generó desempleo y una caída del poder adquisitivo.
En 1977, la reforma financiera liberalizó el mercado financiero. La creciente oposición sindical, liderada por la Comisión de los 25, organizó la primera huelga contra el gobierno militar.
El Mundial ’78 y la política exterior
El gobierno militar utilizó el Mundial de Fútbol de 1978 para proyectar una imagen de «un país unido y en paz», buscando contrarrestar las denuncias internacionales sobre violaciones a los derechos humanos. A pesar de las críticas, Argentina ganó el Mundial.
El conflicto del Beagle con Chile llevó a ambos países al borde de la guerra. La mediación del Vaticano evitó el conflicto.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la renovación de la Junta Militar
La visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 1979, a pesar de la oposición de algunos sectores militares, confirmó las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos.
Las disputas internas dentro de las Fuerzas Armadas entre «duros» y «blandos» llevaron a la renovación de la Junta Militar. El general Roberto Viola asumió la presidencia en 1981, implementando una limitada apertura política y cultural.
Viola, Galtieri, Bignone y el retorno a la democracia
La política económica de Viola se centró en la obtención de créditos externos, lo que aumentó la deuda pública. El régimen de seguro de cambio permitió a empresas privadas convertir sus deudas en dólares a pesos, aumentando la deuda pública.
Leopoldo Galtieri, quien sucedió a Viola, buscó recomponer el poder militar y retomar el neoliberalismo económico. La Guerra de Malvinas en 1982 marcó un punto de inflexión, debilitando al régimen militar y acelerando el retorno a la democracia.
Tras la derrota en Malvinas, asumió Reynaldo Bignone, quien convocó a elecciones. La Unión Cívica Radical (UCR), liderada por Raúl Alfonsín, ganó las elecciones con la promesa de juzgar a los responsables de la represión. El retorno a la democracia en 1983 marcó el inicio de un nuevo período en la historia argentina.