El Catalanismo: Del Renacimiento a la Política

El Despertar de una Conciencia Nacional

El catalán queda apartado de la administración y la cultura, lo que favoreció la reducción de todos los aspectos de la cultura catalana en el ámbito popular. Como consecuencia del auge socioeconómico de Cataluña, la burguesía comienza a buscar unos signos distintivos propios frente al resto del estado. Este intento de recuperar la identidad nacional se hacía en castellano. La cultura estaba fuertemente castellanizada y no había ningún modelo cultural y lingüístico apropiado para iniciar la recuperación del catalán como lengua literaria. La difusión de un catalán culto fue ligada a la poesía, el modelo que se utiliza fue el de una lengua medievalizante y arcaica. El movimiento que, utilizando este lenguaje arcaico, impulsa el renacimiento de la cultura catalana se conoce con el nombre de Renaixença.

El Renacimiento

Movimiento cultural, ligado al Romanticismo, se desarrolla en Cataluña entre los años 30 y 80 del S. XIX. Este movimiento reivindica el renacimiento del catalán como lengua literaria y de prestigio, aporta los elementos para crear un sentimiento de identidad colectiva a partir de la recuperación de la propia historia y la identificación de Cataluña con una realidad socioeconómica concreta, ligada a la revolución industrial.

El surgimiento del Renacimiento se ha de entender en un contexto sociocultural fuertemente influido por el Romanticismo. Este se había originado en Alemania y se extendió rápidamente en Inglaterra, pero en España no se introdujo hasta 1833, después de la muerte de Fernando VII, cuando vuelven los liberales del exilio y con ellos, las nuevas corrientes culturales.

Las bases ideológicas del Romanticismo:

  • La valoración del individualismo
  • Exaltación de la libertad política
  • La valoración del patrimonio popular y folclórico y sobre todo de la lengua
  • Investigación en el pasado de las raíces nacionales que se idealizan

Fue el espíritu de exaltación de la libertad política y nacional de los pueblos y la valoración de la lengua autóctona. La oda La Patria, de Bonaventura Carles Aribau, publicada en el diario El Vapor en 1833, fue el primer poema en identificar patria y lengua siguiendo el ideal romántico y afirmando así la existencia de una identidad colectiva diferenciada.

Hasta los años 40 no se manifiesta la voluntad de recuperar el catalán como lengua literaria y con prestigio social. En 1859 se reinstauraron los Jocs Florals, fiesta de carácter trovadoresco que premiaba textos poéticos con flores.

Las críticas al Renacimiento se inician en los años 60 y 70, ligadas a importantes cambios políticos y socioeconómicos en Cataluña. Se recriminaba al movimiento renacentista de limitar las reivindicaciones a lo literario, al catalán y también se criticaba el romanticismo de temas y mitos históricos.

Se está convirtiendo en el vehículo que la burguesía industrial catalana, fuertemente castellanizada, utilizaba para dotarse de unos símbolos distintivos y crear así la conciencia de formar parte de una realidad diferenciada, para defender mejor sus intereses económicos en un estado que no podía controlar políticamente. Una nueva generación de intelectuales intenta que la cultura elitista del Renacimiento asimile la tradición popular.

El Renacimiento y la Cultura Popular

Los jefes populares de la población van a ser los que continuarán utilizando el catalán tanto a nivel cotidiano como en publicaciones. Las clases altas y cultas se castellanizan. El uso del catalán o del castellano tenía una fuerte connotación. Cuando la burguesía culta empieza a utilizar el catalán lo hace en el campo de la poesía, con un lenguaje arcaico que pretendía ser culto y diferenciado del que hablaba la mayor parte de la población.

El movimiento del Renacimiento fue rechazado por la masa popular y por el sector progresista de la vida cultural y literaria. En la segunda mitad del S. XIX, algunos intelectuales contrarios al elitismo del movimiento renacentista intentaron que este asimilara la tradición popular, más rica y más cercana a la mayor parte de la población. Creación de una cultura autónoma en catalán. (foto libro periódico)

En este contexto se inventa el número de Renaixença y se recupera la obra de Aribau como origen del movimiento. Se crearon sociedades patriótico-literarias. Aparecen otras revistas literarias. El acercamiento de la cultura elitista del Renacimiento y la cultura popular se produce mediante el canto coral, el teatro y la prensa. Será a partir de estos medios que se empezaron a difundir los elementos que simbolizan la catalanidad.

La Configuración del Catalanismo Político

Momento en que el Renacimiento empezaba a construir las bases culturales del catalanismo. Hasta los años de la Restauración borbónica no se articula un movimiento político propiamente catalanista. Se configurarán desde un federalismo republicano de base popular hasta un catalanismo conservador ligado a la burguesía industrial y a la iglesia.

Las Primeras Reivindicaciones: Federalistas y Carlistas

En los años 30 y 40 del S. XIX, estallaron las primeras manifestaciones anticentralistas. La mayor parte se produjeron en el ámbito urbano, en Barcelona, vinculadas a las reivindicaciones obreras de carácter democrático que propugnaba el republicanismo federal. También hay que tener en cuenta la incidencia del carlismo en el mundo rural. Este movimiento político era el cohesionador de buena parte de los campesinos, que reivindicaba la reinstauración de los fueros y el mantenimiento de las leyes tradicionales catalanas. Después de los fracasos del carlismo, muchos carlistas evolucionaron hacia un catalanismo conservador.

Las reivindicaciones de estos años tuvieron un denominador común: el rechazo de una idea centralista del estado y la defensa de los derechos de Cataluña, ante la ineficacia del gobierno central para solucionar la crisis económica y la situación de malestar social.

El federalismo fue la corriente política que adquirió más fuerza a partir del Sexenio Democrático, tuvo un papel decisivo en la configuración del catalanismo político. En Cataluña los republicanos federales se organizan como fuerza política en 1868 con el Partido Republicano Democrático Federal, en el cual destacarán Francisco Pi y Margall y Valentí Almirall. Defendían un ideario prosocialista y anticentralista frente al liberalismo centralista de los republicanos demócratas. Durante el Sexenio Democrático, los federales llevaron a cabo insurrecciones frustradas para proclamar el estado catalán dentro de una república federal española. En esta posición, diferían cada vez más del ideal de Pi y Margall de estructurar el sistema federal por medio de la discusión parlamentaria. Esto llevó a una separación definitiva de los dos bloques en 1881.

El Regionalismo de Valentí Almirall

Después de los fracasos políticos del Sexenio Democrático y la I República, Almirall comenzó a difundir una concepción regionalista del federalismo, criticando el centralismo y el sistema político corrupto de la Restauración. No fue hasta 1886 que plasmó su pensamiento político en la obra Lo Catalanisme. Almirall manifiesta la voluntad de integrar todas las fuerzas políticas catalanas, tanto conservadoras como progresistas, en un solo bloque. Se consiguió politizar el catalanismo, que hasta entonces se había movido mayoritariamente en el ámbito cultural.

Los intentos integradores se van a manifestar en la convocatoria del 1º Congreso Catalanista, con los objetivos de hacer un llamamiento a la defensa del Derecho Civil catalán, en peligro a causa de un proyecto legislativo estatal, y de crear un centro cultural y científico que promueva la normalización lingüística. Objetivo patriótico.

En el 2º Congreso Catalanista, se critica la posición centralista de la burguesía catalana y se condena su actuación en los partidos españoles. Se reivindicó la cooficialidad del catalán y el español, la conservación del derecho civil catalán, y el reconocimiento de Cataluña como una entidad global al margen de las divisiones provinciales.

Este malestar de la sociedad catalana se reflejó en un manifiesto, impulsado por Valentí Almirall, titulado Memoria en defensa de los intereses materiales y morales de Cataluña, conocido como Memorial de Agravios. Significó la primera actuación conjunta de la burguesía catalana en el marco de una política catalanista. Este grupo social no aceptó las tesis de Almirall. Los sectores más conservadores se escindieron del Centre Català y se inicia un periodo de hegemonía de las corrientes catalanistas vinculadas a la burguesía y a la iglesia católica.

Const. 1876:

  • Soberanía compartida
  • Poder legislativo: rey y las Cortes
  • La corona nombra el ejecutivo
  • Sistema bicameral: el Senado elegido por el rey
  • Estado confesional católico
  • Sufragio universal
  • Ayuntamientos y diputaciones bajo control gubernamental
  • Sistema electoral: ministro de gobernanza: trampas electorales

1869:

Este texto hacía de España una monarquía constitucional con un sistema bicameral y establecía claramente la división de poderes: el poder legislativo residía en las Cortes; el ejecutivo en el rey, pero ejercido por los ministros; y el judicial en sus tribunales. Se reconocían los derechos de los ciudadanos.

Nacionalismo Vasco:

Reacción contra la abolición de los fueros después de la 3ª Guerra Carlista originó un movimiento de defensa de las instituciones suprimidas y de recuperación de la lengua y la cultura vascas. Inicia una rápida transformación socioeconómica y cultural. Se ve favorecida por la creciente inmigración en zonas industriales y mineras para enfermos de burguesía. Inicia un proceso de concienciación del baskismo identificado con la lengua vasca, las tradiciones, fueros, catolicismo y un cierto ruralismo idealizado como contraposición a una sociedad industrializada y ampliamente castellanizada.

Fue Sabino de Arana el que configuró el primer programa político nacionalista, afirmando la raza, lengua, ultracatolicismo y tradiciones como elementos diferenciadores de un nacional vasco, por la cual reivindicaba la soberanía. Creó en 1895 el Partido Nacionalista Vasco, conservador y opuesto al liberalismo, industrialización y socialismo.

Nacionalismo Gallego:

La situación de deterioro socioeconómico de Galicia dificultó la implantación del galleguismo. En sus inicios, se limitó a una minoría intelectual que actúa como impulsora. El regionalismo gallego se va a iniciar como un movimiento cultural y literario, el Rexurdimento, busca respuestas y soluciones al retraso económico y cultural de Galicia y las figuras más destacadas del cual fueron Rosalía de Castro y Manuel Murguía. Se desarrolló una corriente conservadora, tradicionalista y fuertemente católica, el teórico principal del cual fue Alfredo Brañas, obra El Regionalismo. S.XX ante el fracaso de los regionalismos moderados, surgió una visión más progresista y combativa que dio origen a un movimiento político representado sobre todo por la figura de Alfonso D. Rodríguez Castelao.

Anarquismo:

Doctrina que logró una mayor aceptación social, tanto en el campo como en los centros industriales, sobre todo en Cataluña. A diferencia del socialismo, se negaba a participar en la acción política. Creía en la acción directa organizada a partir de las organizaciones obreras.

Socialismo:

En el estado español el anarquismo defendía la participación política. En 1879 Pablo Iglesias funda el PSOE, que no tuvo significado político hasta 1910 cuando consiguió un diputado en las Cortes. El movimiento obrero sólo empezó a convertirse en oposición política a los partidos dinásticos a partir del comienzo del S.XX. Más fácil manipular elecciones.

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