El Catalanismo en la Restauración: De la Renaixença a la Lliga Regionalista

Los Mozos de Escuadra

Los Mozos de Escuadra (en catalán, Mossos d’Esquadra), son actualmente la policía autonómica de Cataluña y su historia se remonta al siglo XVIII, cuando la administración borbónica la creó para acabar con los últimos partidarios del Archiduque Carlos, tras la Guerra de Sucesión. Aunque todas las Bases expuestas recogen las competencias propias de Cataluña, no debemos olvidar, como se ha comentado al principio, que el documento lo encabeza las competencias del Estado con respecto a Cataluña.

Contexto Histórico

El texto se enmarca históricamente en la Restauración (1875-1931), período de la historia de España en el que se produjo la reposición en el trono de la dinastía borbónica en la persona del hijo de Isabel II, Alfonso XII, tras el Sexenio Democrático (1868-1874). La Restauración se basó en la Constitución de 1876, ideada por Cánovas del Castillo y en la alternancia de dos partidos, los llamados partidos dinásticos, el Conservador, liderado por Cánovas y el Liberal, por Sagasta.

Este sistema, conocido como sistema canovista, era un sistema cerrado y monopolizado por una oligarquía que controlaba los partidos y la alternancia en el poder. De él fueron excluidos los llamados nacionalismos periféricos, los movimientos obreros y el socialismo, las corrientes republicanas y los carlistas.

El Catalanismo en la Restauración

El catalanismo del período de la Restauración es heredero directo del federalismo republicano de Pi y Margall. Sin embargo, es a partir de la Renaixença cuando experimentó una gran renovación cultural. La Renaixença, era un movimiento intelectual apolítico de los años 30, que pretendía difundir el pasado de Cataluña y recuperar sus señas culturales, sobre todo la lengua, a través de la concesión de premios en los «Juegos Florales» (concursos literarios en catalán).

En 1880 Almirall reunió en Barcelona el Primer Congreso Catalanista. En 1885, participó en la redacción del Memorial de Greuges o Memoria en defensa de los intereses morales y materiales de Cataluña, que un grupo de catalanes envió al rey Alfonso XII, con el objetivo de denunciar en él la opresión de Cataluña y reivindicar el derecho a lo propio. Se trata de las primeras manifestaciones del catalanismo en un sentido político.

La respuesta llega de sectores conservadores con la Unión Catalanista, una federación de entidades de tendencia conservadora, creada en 1891 y en cuya primera reunión se sientan las bases de las famosas Bases de Manresa, objeto de este comentario.

La crisis de los años noventa facilitó la difusión de las ideas catalanistas. Por un lado, el modernismo es el nuevo estilo literario y artístico que sustituye a la Renaixença. Por otra parte, la pérdida de las colonias (Cuba, Filipinas, Puerto Rico) en 1898 afectó al comercio y a la industria textil catalana, al desaparecer este importante mercado. Esta burguesía, hasta entonces integrada en el sistema de la Restauración, se alía con los defensores del catalanismo en una coalición que triunfó en las elecciones de 1901 y que será el núcleo originario del primer partido catalanista conservador: La Lliga Regionalista, dirigida por Francesc Cambó y Prat de la Riba, cuyo objetivo era «trabajar por todos los medios legales para conseguir la autonomía del pueblo catalán del Estado español».

Conclusión

En gran parte, el nacionalismo había sido propiciado por el Romanticismo, con su gusto por el folclore popular y la historia. Este movimiento reivindicaba la memoria colectiva de cada reino, cuyo pasado era idealizado, al igual que el uso de las lenguas marginadas por el castellano. De ahí surgió la Renaixença.

Sin embargo, la falta de respuesta a las peticiones de los nacionalistas, durante la Restauración, contribuyó a avivar las llamas del regionalismo. En 1901 se crea la Lliga Regionalista, que se convertirá en el primer partido nacionalista catalán, impulsado por Prat de la Riba y dirigido por Cambó («Se trata de solucionar el problema catalán dentro de España»), que es el hombre de la Liga en Madrid. Este partido tendrá el apoyo de la alta y mediana burguesía de Cataluña y será de ideología monárquica y conservadora. Buscará la autonomía política, no la separación, consiguiendo por primera vez, representación en las Cortes, en las elecciones de ese mismo año.

En 1907, triunfa una coalición , Solidaridad Catalana, lo que obliga a Madrid a conceder algún tipo de autonomía, lo que se hará en 1914 con la Mancomunidad catalana, que agrupaba a las diputaciones provinciales con fines exclusivamente administrativos, Esta concesión no satisfizo a los grupos más radicales y así en 1922, se creará un partido de izquierdas, Esquerra Republicana de Cataluña, con Francesc Maciá, que desplazará a la Lliga en 1931. El nacionalismo se radicalizará (no ayudará la actitud de Primo de Rivera) hasta adquirir un carácter republicano e independentista. 

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