1.3. El Conflicto de Oriente Próximo
Orígenes del Conflicto (2000 años atrás – II Guerra Mundial)
El origen de este conflicto se remonta a hace 2000 años, siendo una de las principales causas de tensión en el mundo actual. Tras la conquista del Oriente Próximo por el Imperio Romano, el reino judío de Israel pasó a formar parte del imperio. La imposición del culto al emperador romano como religión chocó con la fe judía, lo que llevó a represalias por parte del emperador Tito, incluyendo la expulsión de los judíos de su tierra (Diáspora).
Dispersos por Europa, los judíos mantuvieron su religión como seña de identidad, convirtiéndose en objeto de odio por parte de los cristianos (Pogroms). En España, los Reyes Católicos les obligaron a convertirse al cristianismo o a exiliarse. El proyecto de recuperar su tierra (sionismo) surgió, pero no tuvo gran reconocimiento hasta la II Guerra Mundial. El Holocausto nazi generó simpatía internacional, lo que contribuyó a la creación del Estado de Israel.
Creación del Estado de Israel y las Guerras Árabe-Israelíes (1947-1973)
Judíos se fueron instalando en Palestina, luchando contra los palestinos. Movimientos terroristas judíos contra los británicos contribuyeron al nacimiento de Israel en un ambiente donde los árabes también reclamaban un estado. En 1947, la ONU propuso la creación de dos estados: Israel (judío) y Palestina (mayoría árabe y cristiana). El reparto fue desigual, con Israel recibiendo el 55% del territorio con el 30% de la población, mientras que Palestina recibió el 45% del territorio con el 70% de la población. El territorio palestino, más pobre y desértico, no se benefició de esta separación. Ben Gurión proclamó el Estado de Israel.
Palestina y los países árabes vecinos no aceptaron el nuevo estado, lo que desencadenó la I Guerra árabe-israelí (1948). A pesar de su superioridad numérica, las fuerzas árabes fueron derrotadas, y los palestinos fueron expulsados a campos de refugiados en países vecinos.
En 1956, estalló la II Guerra árabe-israelí a raíz de la crisis de Suez, con Israel atacando primero e invadiendo el Sinaí. En 1967, la III Guerra árabe-israelí (Guerra de los Seis Días) vio a Israel ampliar su territorio ocupando Gaza, Cisjordania y los Altos del Golán. Los fracasos árabes llevaron a la creación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en 1964, cuyo brazo armado, Al-Fatah, empleó el terrorismo contra Israel y sus aliados. Israel, con el apoyo masivo de EEUU, nunca fue derrotado.
La IV Guerra árabe-israelí (Guerra del Yom Kipur) estalló en 1973. Los países árabes atacaron en el año nuevo judío, pero el apoyo de EEUU a Israel les llevó a la derrota. La OPEP, en represalia, detuvo la exportación de petróleo a Occidente, provocando la primera crisis del petróleo.
De la Guerra a la Negociación (1974-2004)
En 1974, la OLP, liderada por Arafat, cambió de estrategia. Egipto, aliado de la URSS, se acercó a EEUU, descartando la solución militar. La OLP abandonó el terrorismo y se inclinó por la negociación. Israel, sin embargo, continuó sus ataques.
En el Líbano, una guerra civil estalló en los años 70. Israel aprovechó el caos para intentar acabar con la OLP, invadiendo el Líbano en 1982. La matanza de palestinos en Sabra y Chatila, con apoyo israelí, obligó a Arafat y a la OLP a refugiarse en Túnez.
La Intifada, una protesta palestina en los territorios ocupados, generó un ambiente internacional favorable a la causa palestina. EEUU presionó a Israel para iniciar conversaciones con Palestina. Los Acuerdos de Oslo, entre Arafat e Isaac Rabin, llevaron al establecimiento de la Autoridad Nacional Palestina, con la OLP administrando partes de Cisjordania y Gaza.
El asesinato de Rabin en 1995 y el ascenso del Likud al poder en Israel llevaron a la creación de colonias judías en territorios ocupados, lo que provocó una segunda Intifada. La muerte de Arafat en 2004 dividió el territorio administrado por la OLP, con la OLP controlando Cisjordania y un grupo integrista musulmán controlando Gaza.
El Conflicto Continúa
La política de asentamientos judíos en Cisjordania y los problemas en Gaza mantienen vivo el conflicto árabe-israelí, que persiste desde hace dos mil años.