El Convulso Camino hacia la Guerra Civil: Crisis Política y Social en la Segunda República Española

La República de Derechas

La CEDA era consciente de las escasas posibilidades con que contaba para poder formar gobierno de inmediato. El Partido Republicano Radical había llevado a cabo un deslizamiento hacia posiciones cada vez más derechistas, alejándose del demagógico discurso anticlerical y de los republicanos de izquierda. Las negociaciones entre Lerroux y Gil Robles cristalizan en un acuerdo que supone el apoyo del grupo parlamentario de la CEDA al Gobierno de Lerroux.

Gobierno Radical

Constituido el Gobierno monocolor radical de Lerroux, se inicia un periodo convulso para la política española. El partido de Lerroux tiene que enfrentarse rápidamente a su primera crisis. Martínez Barrio funda la Unión Republicana. En abril, la CEDA presenta en las Cortes la ley de amnistía que origina un conflicto entre el gobierno y la presidencia de la república. Como consecuencia del enfrentamiento dimite Lerroux y Alcalá Zamora nombra presidente a Ricardo Samper, miembro del Partido Republicano Radical. La Ley, con ciertas garantías para que los militares amnistiados no vuelvan al ejército, es aprobada finalmente por la mayoría derechista en las Cortes.

El primer gran conflicto del nuevo gobierno se suscita con la Generalitat de Cataluña, al frente de la cual se encuentra como presidente Lluís Companys. El objeto del enfrentamiento es la ley de contratos de arrendamientos que atiende las aspiraciones a la propiedad de los rabassaires. La ley es declarada anticonstitucional por el Tribunal de Garantías, pero ulteriores negociaciones permiten la promulgación de la misma en septiembre. El conflicto es visto por la CEDA como el momento propicio para su entrada en el Gobierno. Alcalá Zamora se ve obligado a nombrar nuevamente a Lerroux para la presidencia del Gobierno, que anuncia la entrada en el mismo de ministros de la CEDA el día 4 de octubre.

La entrada de la CEDA en el gobierno de Lerroux

El 5 de octubre de 1934 se forma el nuevo gobierno presidido por Lerroux, en el que figuran tres ministros de la CEDA. La entrada en la CEDA en el gobierno es considerada por el PSOE y otras fuerzas de izquierda como un golpe a la República propiciado desde el poder. Los acontecimientos internacionales influyen en un cambio de orientación del PSOE. La toma del poder en Alemania por parte del NSDAP incrementa la desconfianza de los socialistas españoles en el gobierno de la derecha y en su carácter democrático. Durante el verano de 1934, el PSOE prepara la respuesta ante un hipotético acceso de la CEDA al gobierno, realizando compra de armas y aceptando la unidad con los comunistas en la Alianza Obrera, organismo que debe servir para coordinar la huelga general y la insurrección armada. La CNT se mantiene al margen de esta alianza. Además, hay un ambiente de exaltación nacionalista en Cataluña que protesta por la lentitud de las transferencias fijadas en el Estatuto de Autonomía. Lluís Companys se incorpora a la Alianza Obrera, pero la CNT no participa en la misma.

La Revolución de Octubre de 1934

En la noche del 4 al 5 de octubre de 1934 se produce la huelga general que había de paralizar el país. La huelga es seguida en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Bilbao, en las ciudades andaluzas y sobre todo en Asturias. El campo andaluz no participa en la huelga. La insurrección fracasa pronto ante la reacción del gobierno, que declara el estado de guerra e instaura la censura previa en los medios de comunicación. En Madrid se frustra un intento de asalto al Ministerio de la Gobernación por parte de los insurrectos y se detiene a parte de la dirección socialista.

Lluís Companys declara la República Federal Catalana aunque no tiene apoyo por parte de la CNT ni del conservadurismo de la Lliga. Companys intenta negociar la adhesión del general Batet al movimiento, pero el militar se mantiene fiel al Gobierno central y declara el estado de guerra; arresta a Companys, a parte de su Gobierno y a Azaña. El Estatuto es paralizado por el Gobierno central.

Asturias queda separada del resto de España. En la región minera, las masas obreras se disponen a implantar la república socialista. Para ello constituyen milicias que toman las principales ciudades. Durante quince días, la zona minera de Asturias es dominada por los comités locales revolucionarios y por las milicias del ejército rojo. El gobierno pone en marcha una auténtica campaña de guerra para restablecer el orden. El ministro de la guerra no duda en utilizar como fuerza de choque al ejército colonial, que son movilizados desde Marruecos. Las tropas coloniales desembarcan en Gijón. El general López Ochoa y el teniente coronel Yagüe, bajo el mando de Franco, acaban con el levantamiento. El 18 de octubre, el comité revolucionario negocia la rendición de Mieres, reducto final de la revolución. El coste del levantamiento de Asturias: 1000 muertos, 3000 heridos, tres penas de muerte y más de 30000 detenidos, incluido el comité revolucionario.

Los Escándalos y el Fin del Bienio

Los últimos meses de la coalición radical-cedista están caracterizados por la continuidad de los escándalos económico-políticos que afectan directamente al gobierno de Lerroux, a lo que hay que añadir la enemistad manifiesta entre Alcalá Zamora y el viejo dirigente republicano. El líder radical es advertido por el presidente de la República de la inminente salida a la luz pública de varios escándalos. Entre ellos, el estraperlo, que consiste en un juego de ruleta trucado que intentaban introducir en España. Se habían producido numerosos pagos a políticos del Partido Republicano Radical, entre los cuales se encontraban personas cercanas a Lerroux. El otro escándalo, el de Nombela, quien se negó a pagar unas indemnizaciones a una compañía naviera por la pérdida de dos buques en Guinea, es apartado de su cargo. Este hecho es denunciado por el propio Nombela y, tras la formación de otra comisión parlamentaria, se comprueba la existencia de corrupción que afecta a Lerroux.

Todos estos escándalos minan las relaciones entre los radicales y la CEDA, que reclama para sí la presidencia del gobierno, a lo que se niega el presidente de la república, que encarga la formación de un nuevo gobierno a Manuel Portela Valladares. Este disuelve las Cortes y convoca elecciones para el 16 de febrero de 1936.

El Pacto del Frente Popular. El Dualismo de la Política Española

La izquierda se apresta a retomar electoralmente el poder.

El pacto del Frente Popular. La compleja situación política europea, dominada por las practicas totalitarias de Hitler y Mussolini y la incapacidad del movimiento obrero para oponerse a su ascenso, obliga a una gran reflexión en el seno de las fuerzas democráticas de todo el continente. En España, la revolución de Asturias, la represión ejercida, la orientación autoritaria de las fuerzas derechistas y la Aparicio de partidos abiertamente fascistas provocan una dinámica unitaria en el seno de las fuerzas republicanas. Tambien el informe presentado en el séptimo congreso de la III internacional por su secretario general, Giorgi Dimitrov contribuye a la convergencia en España de las aspiraciones de la burguesía radical republicana para su retorno al poder con las del movimiento obrero de profundizar la democracia social. Todo ello trae consigo la apertura de negociaciones para la reconstrucción de un bloque de izquierdas. Manuel Azaña es la persona que lo gesta doctrinalmente en los mitines masivos, planteando la conjunción de fuerzas contra la reacción. El 15 de enero de 1936 se firma el pacto del Frente Popular. Quedan fuera del pacto la Esquerra valenciana y el Partido Galleguista. La CNT no participa en el pacto, pero presta su apoyo electoral a las candidaturas de la izquierda. El programa del Frente Popular establece como meta global la recuperación de las políticas reformistas del primer bienio y la rehabilitación política y administrativa de los represaliados por la revolución de octubre. Los puntos fundamentales del programa son: Amnistia para los delitos políticos posteriores a 1933. Desgravacion fiscal para el campo y una intensificación del crédito agrario. Desarrollo de obras publicas y del plan de contrucciones escolares. Salarios minimos y revisión de la legislación social. La derecha. La derecha intenta sin conseguirlo plenamente la gestación de un frente antirrevolucionario. Los radicales de Lerroux acuden a las elecciones profundamente desprestigiados por los escándalos finales del bienio. La CEDA se une en algunas circunscripciones a los monárquicos y a los tradicionalistas, pero también presenta candidaturas comunes con partidos republicanos, lo que desdibuja el perfil de sus alianza. El programa de la derecha española se resume en el lema adoptado por la CEDA: contra la revolución y sus complices. Falange española se unifica con las juntas de ofensiva nacional sindicalista, formando Falange Española y de las JONS. Su líder es Jose Antonio Primo de Rivera y este pregona su devoción fascista. La Falange opta por presentar candidaturas en solitario. La escasa proyección del fascismo en España reduce la posibilidades falangistas de obtener algún escaño. Los nacionalismo conservadores vasco y catalán presentan candidaturas en solitario, aunque las catalas están ligadas a la derecha nacional. Resultados de las elecciones y primeras reacciones. El 16 de febrero de 1936 es celebrada la primera vuelta de las elecciones. Al conocerse los datos aparece claramente vencedora la coalición de izquierdas, lo que provoca numerosas manifestaciones de jubilo de sus partidarios en las principales ciudades y la preocupación en los medios derechistas. Los resultados electorales confirman el triunfo del voto de izquierdas en las areas industriales y en las zonas agrícolas donde se concentraba un alto porcentaje de proletariado rural. Calvo Sotelo y el general Franco instan a Portela Valladares a declarar el estado de guerra. Jose Antonio Primo de Rivera pide armas para la Falange, y los  monárquicos presionan a Gil Robles para que encabece un Gobierno de fuerza. En la izquierda, las reacciones se centran en la apertura de las cárceles. Manifestaciones lideradas por los diputados electos consiguen la libertad de Lluis Companys y de miembros del Gobierno de la Generalitat represaliados por la rebelión de octubre. Azaña forma gobierno el 19 de febrero de 1936. El nuevo ejecutivo esta compuesto únicamente por republicanos y es apoyado parlamentariamente por socialistas y comunistas.

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