El Desastre del 98: Consecuencias y Reacciones en la España del Siglo XIX

El Desastre del 98: La Pérdida del Imperio Colonial Español

España, durante los siglos XVI y XVII, fue la gran potencia colonial a nivel mundial, creando un vasto imperio en América y Oceanía. Mantenía la hegemonía en Europa gracias al oro y la plata que le permitían financiar los conflictos exteriores. Sin embargo, a partir del siglo XVII, la cantidad de metales preciosos coloniales disminuyó y España pasó a ser un país de segundo orden. Durante el siglo XVIII, los Borbones intentaron recuperar el comercio colonial, pero a partir del XIX, la situación se volvió insostenible debido a la Guerra de Emancipación y al Desastre del 98. Con la firma del Tratado de París, España renunció a Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

Las consecuencias del Desastre del 98 fueron muy graves a nivel social, político, económico y moral.

La Guerra de Cuba: Desarrollo del Conflicto

La Guerra de Cuba se puede dividir en tres fases:

2.1. Primera fase (1868-1878): La Guerra de los Diez Años

En Cuba surge la oposición liderada por los criollos, quienes exigen:

  • Políticas: Representación ciudadana cubana en el gobierno de Cuba.
  • Económicas: Reforma fiscal debido a los fuertes impuestos.

El gobierno español no respondió, estallando el conflicto con el “Grito de Yara”. La guerra finalizó con la Paz de Zanjón (1878), en la que España hizo promesas para calmar la situación.

2.2. Segunda fase (1879-1880): La Guerra Chiquita

Se produjo otro levantamiento con nuevas reivindicaciones: autonomía. El ejército español acabó con la insurrección mediante una dura represión contra los cabecillas, pero el descontento y el malestar eran crecientes en Cuba.

2.3. Tercera fase (1895-1898): El Final de la Guerra

La incapacidad del gobierno español para atender las demandas cubanas, la infravaloración del poderío militar de Estados Unidos y la ineptitud de los políticos de la Restauración llevaron a la Paz de París. Entre las causas de la guerra destacan:

  • Políticas: Los gobiernos españoles no descentralizaron el poder con respecto a Cuba.
  • Económicas: España mantuvo un fuerte proteccionismo y altos impuestos.

En 1895, los cubanos reclaman su independencia. Aparece el Partido Autonomista Cubano, que intentó conseguir reformas hacia la autonomía. Presentaron un programa a Sagasta consiguiendo:

  • La Ley de Abolición de la Esclavitud (1888).
  • Representación cubana en el gobierno de la isla.

Desde 1890, las relaciones con Cuba se complicaron. En 1891, empeoraron con la Ley Arancelaria que incrementó los impuestos aduaneros, lo que supuso un aumento de los precios. Las protestas ahora venían de los empresarios cubanos y del gobierno de Estados Unidos.

El presidente de los Estados Unidos, McKinley, amenazó con el cierre del mercado estadounidense a los principales productos cubanos. A partir de ese momento, los estadounidenses apoyaron a cualquier grupo independentista.

En 1892, se sumó el problema del movimiento independentista de Filipinas.

En 1895, estalla la tercera fase, cuando los criollos, apoyados por Estados Unidos, comenzaron la revuelta. El origen está en 1892, cuando José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano por la independencia.

El 24 de febrero de 1895, se extiende el “Grito de Baire”, dirigido por Maceo y Máximo Gómez. El Manifiesto de Montecristi (1895), firmado por Martí y Gómez, expuso las causas del conflicto y aclaró que iban contra el régimen colonial, no contra el pueblo español.

El gobierno conservador de Cánovas envió al general Martínez Campos para resolver pacíficamente la situación, pero fracasó. Se decidió enviar al general Weyler, defensor de una línea más dura. Se usó la táctica de “reconcentración”, agrupando a la población en determinados lugares. Se aislaba a la población controlada y se evitaba la unión de los sublevados.

Sin embargo, hubo dificultades para abastecer a estos pueblos, surgiendo enfermedades y epidemias, incluso en el ejército español.

En 1897, asesinaron a Cánovas del Castillo, produciéndose un nuevo turno de los liberales de Sagasta, que intentaron la reconciliación diplomática. Retiraron a Weyler y elaboraron un proyecto de autonomía para la isla. Se concedió la autonomía a Cuba, lo que suponía:

  • Reconocimiento del sufragio universal cubano.
  • Igualdad de derechos y libertades entre cubanos y españoles.
  • Transferencia de la autonomía arancelaria y control fiscal.

Fue rechazado por el Partido Revolucionario de Martí, que reclamaba la independencia.

En 1896, se sumó el problema de Filipinas, que también reclamaba la independencia, donde la presencia española era débil. Surgieron movimientos independentistas, destacando el Katipunan, de José Rizal. El ejército español ordenó una dura represión, ejecutando a Rizal.

En 1898, la situación empeoró con la declaración de guerra de Estados Unidos a España en abril, ya que se la culpó del hundimiento del Maine en La Habana el 15 de febrero.

Los estadounidenses apoyaban a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Los primeros combates fueron en Filipinas, donde la flota americana derrotó a la armada española al mando del capitán Cervera en la Batalla de Cavite. Estados Unidos consiguió el control de Filipinas.

La peor derrota fue la Batalla de Santiago de Cuba, enfrentamiento naval en el que España perdió casi toda su flota atlántica. Los españoles se vieron obligados a irse de Cuba. En la isla, los criollos se hicieron con el control con ayuda de Estados Unidos.

El 18 de diciembre de 1898 se firmó la Paz de París, reconociendo la independencia de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, cedidas a Estados Unidos.

Consecuencias del Desastre del 98

La pérdida de las colonias provocó en España una crisis general a nivel social, político, económico y moral: el “Desastre del 98”. Este acontecimiento coincidió con la aparición del imperialismo europeo.

Se culpó a los políticos y al sistema corrupto liderado por estos. Aparecieron corrientes ideológicas críticas como el Regeneracionismo y la Generación del 98.

Las consecuencias del Desastre del 98 fueron:

  1. Políticas: Se criticó a la Restauración. Se les culpaba de infravalorar la situación, a Estados Unidos y su declaración de guerra. A pesar de ello, se mantuvo el régimen gracias a propuestas regeneracionistas.
  2. Económicas: España perdió ingresos a falta de control de impuestos, comercio colonial y tasas aduaneras. Sin embargo, la crisis se atenuó gracias a empresarios españoles de las colonias que cerraron sus negocios, repatriaron capitales e invirtieron su dinero en empresas del País Vasco, Cataluña y Madrid, contribuyendo a la industrialización.
  3. Moral y psicológica: España dejó de ser el mito del primer imperio colonial de Europa. La crisis se acentuó en el reparto de África entre las potencias, en el que España apenas obtuvo territorios.
  4. Nacionalismos: Se reforzaron y aumentaron el número de afiliados.

Además, aparecieron movimientos que pretendían salvar a España:

  • Regeneracionismo: Hablaban de “regenerar el sistema político” e impulsar la política española. Joaquín Costa habló de dejar atrás los mitos del pasado glorioso y de la necesidad de modernizar la economía y la sociedad, y de acabar con el analfabetismo. Lo resumía en el lema: “Escuela y despensa y siete llaves al sepulcro del Cid”, diciendo que era necesaria la alfabetización, el desarrollo de la cultura, una economía al nivel europeo y acabar con el mito imperialista para partir de la realidad. También hicieron críticas y propuestas al gobierno para cambiar el sistema.
  • Generación del 98: Movimiento intelectual y literario que reunió a escritores como Unamuno, Valle-Inclán, Azorín y Pío Baroja. Analizaban la situación de España con gran pesimismo, veían un país atrasado e intentaban colaborar en la renovación.

Un sector que soportó duras críticas fue el ejército: anticuado, mal dirigido y culpado por el Desastre. Los militares reaccionaron aislándose de la sociedad y culpando a los políticos. Un sector se convenció de volver a la vida política, culpando la ineficacia de los políticos. La intención de Cánovas de acabar con la intervención militar en el gobierno fracasó.

El Gobierno de Francisco Silvela

Tras el Desastre, se decidió hacer un nuevo turno para reforzar el sistema. Sagasta dimitió y subió al poder Francisco Silvela, líder conservador, que no tendría el apoyo de todo el partido. No logró evitar los enfrentamientos por el poder y sufrieron problemas internos.

Silvela quiso llevar a cabo una política regeneracionista. Para ello, se rodeó de nuevos políticos jóvenes, que no podían ser llamados corruptos; y militares y nacionalistas catalanes, como el general Polavieja y Manuel Durán y Bas, que calmaron a sus grupos.

Se quiso realizar un proceso de descentralización administrativa y una reforma fiscal que generaría descontento social por la inflación y la subida de precios.

Se produjeron enfrentamientos en el Consejo de Ministros entre Polavieja, que priorizaba la reforma moral militar, y Durán y Bas, anteponiendo la descentralización y la reforma fiscal. Resultaría en una política débil y al fracaso de Silvela en su política regeneracionista.

A finales de 1901, Silvela dimitió sin casi apoyos y acordó un turno con Sagasta.

En 1902, acabó la Regencia con la mayoría de edad de Alfonso XIII y su coronación. Su reinado se prolongó hasta 1931, pero el turno desapareció en 1923 con la Dictadura de Miguel Primo de Rivera.

El sistema del turno se mantuvo a duras penas. En el Partido Conservador, el líder fue Antonio Maura (1903). En 1904, murió Sagasta y fue sustituido en 1907 por José Canalejas. Estos mantuvieron el turno hasta 1912, año de la muerte de Canalejas.

Tratados de Utrecht y Rastadt: Consecuencias

En el Tratado de Utrecht se reconoció a Felipe de Anjou como rey de España (Felipe V), asentándose definitivamente la nueva dinastía de los Borbones. A cambio, España dejó de ser una primera potencia en el continente europeo al perder gran parte de sus posesiones: los Países Bajos, Milán, Nápoles y Cerdeña (cedidos al Imperio Austríaco), Sicilia (al reino de Saboya) y Menorca y Gibraltar (a Gran Bretaña).

División de Poderes en la Constitución de 1812

La Constitución de 1812 reconoce la división de poderes, recayendo cada uno en personas y órganos diferentes. El poder legislativo recaería en las Cortes unicamerales, cuyos miembros serían representantes del pueblo, elegidos por los ciudadanos de la Nación.

Las Cortes tenían amplios poderes y funciones:

  • Elaboración de leyes.
  • Elaboración y aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.
  • Firma de acuerdos y tratados internacionales.

Se establecía que el mandato fuese de dos años, gozando los diputados de inmunidad parlamentaria. Los métodos de elección de los diputados se recogían en el artículo 34 y siguientes del título segundo, estableciendo que:

  • Una parte de los diputados serían elegidos por los ciudadanos en elecciones libres mediante sufragio universal masculino (más de 25 años).
  • Otra parte se elegiría a través de las instituciones del Estado.

Acontecimientos Políticos del Siglo XIX

Durante el siglo XIX, ocurrieron momentos muy difíciles y de crisis para la monarquía y el sistema:

  1. El primero de ellos fue la muerte en 1885 de Alfonso XII por enfermedad y sin herederos. Cánovas y Sagasta firmaron el Pacto del Pardo para mantener el sistema del turno pacífico y la Constitución de 1876.
  2. En 1897, Cánovas del Castillo fue asesinado en un atentado. Fue un momento crítico donde los liberales y los conservadores reforzaron sus acuerdos y se comprometieron a mantener el sistema.
  3. El tercer acontecimiento, el peor, fue el “Desastre del 98” (1898).

También durante el reinado de Alfonso XIII hubo momentos muy graves:

  1. En julio de 1909 se produjo la “Semana Trágica de Barcelona”, en la que los obreros industriales se enfrentaron a las fuerzas del orden de forma violenta debido a una serie de acontecimientos en África y que casi provocó una guerra civil.
  2. En el verano de 1917 se produjeron tres crisis simultáneas: militar, política y social; y de nuevo casi estalla el conflicto.

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