El Desastre del 98 marca el fin del Imperio colonial español en América y Asia, justo en un momento en el que el resto de los países afianzaban sus posesiones coloniales en busca de materias primas y mercados que consoliden su expansión económica. En España, esta Crisis del 98, dio inicio a la crítica generalizada del Sistema Canovista de la Restauración, coincidiendo con la desaparición de sus dos grandes artífices: Cánovas, asesinado en 1897, y Sagasta, quien fallece poco después en 1903.
Guerra colonial
El inicio del proceso de independencia de las colonias americanas se produjo entre 1810-1824, coincidiendo con la Guerra de Independencia española. Tras la batalla de Ayacucho en 1824, sólo permanecen bajo dominio español Cuba, Puerto Rico, las Filipinas y las Marianas. Cuba y Puerto Rico conforman la llamada “América Chiquita”. Cuba era la principal productora de azúcar del mundo, además tenía plantaciones de café y tabaco. La independencia estará liderada por la burguesía criolla, y estará apoyada por la Doctrina Monroe, que propugnaba los EEUU, bajo el lema “América para los americanos”. Los levantamientos cubanos se iniciarán al mismo tiempo que en España se produce La Gloriosa, y junto con el Carlismo y el Cantonalismo será uno de los 3 grandes problemas a los que se enfrentó el Sexenio Democrático.
La Guerra de los Diez Años
1868-1878. Se inicia con el Grito de Yara. Los criollos, liderados por Máximo Gómez y Calixto García, canalizaban las peticiones de la burguesía criolla en torno a una mayor autonomía y creación de un Parlamento propio, también exigen la abolición de la esclavitud, que afectaba a la población negra que trabajaba en las plantaciones de azúcar. El general Martínez Campos pone fin a esta guerra con la firma de la Paz de Zanjón, con la promesa de abolir la esclavitud e incluir a los representantes cubanos en la Cortes españolas. Pero en España no se aceptan estas promesas y se reinicia la guerra.
La Guerra Chiquita
En 1879, consiguió de nuevo la promesa de que se aceptarían las condiciones anteriores, abolición de la esclavitud y representación cubana en las Cortes españolas, pero vuelve a incumplirse la promesa y a partir de ahora la burguesía criolla, liderada por José Martí, no se conformará ya con eso y exigirá la independencia total.
Mientras, en Filipinas, con menor presencia de población española, la independencia también fue liderada por la burguesía criolla, liderada por José Rizal y Emilio Aguinaldo, junto con una Sociedad Secreta: el Katipunán. En el Pacífico, tres países competían por expandirse: Japón, EEUU y Alemania.
El Grito de Baire, 1895-1898
La guerra de independencia cubana, conocida como El Grito de Baire (1895-1898), fue liderada por José Martí y Máximo Gómez. A pesar de los principios independentistas expresados en el Manifiesto de Montecristi y una oferta de paz a los españoles, la insurrección se extendió por toda la isla con el apoyo de Estados Unidos. Bajo el mando de Valeriano Weyler, las tácticas de aniquilación, como la creación de líneas fortificadas, provocaron la muerte de civiles debido a la escasez y enfermedades. Aunque España tenía 300,000 soldados en la isla, no lograron controlar el territorio. Tras el asesinato de Cánovas en 1897, el Partido Liberal de Sagasta asumió el gobierno, destituyendo a Weyler y concediendo mayor autonomía a Cuba. La intervención de Estados Unidos precipitó el fin de la guerra, marcando un hito en la historia de Cuba hacia la independencia.
Guerra contra los Estados Unidos, 1898
La guerra entre los Estados Unidos y España en 1898 tuvo como trasfondo la búsqueda de los EE. UU. de establecer hegemonía política y económica en América Latina, en línea con la Doctrina Monroe. Críticas internacionales a la actuación de Weyler y campañas de prensa de compañías azucareras estadounidenses llevaron a la opinión pública a respaldar la intervención armada. El Hundimiento del Maine en febrero de 1898, un crucero estadounidense en el puerto de La Habana, acusado de ser obra de los españoles, intensificó la situación. Campañas de prensa belicistas se desataron en ambos países, con un marcado triunfalismo en España bajo el lema «Guerra o deshonor». A pesar de la propuesta estadounidense de comprar Cuba por 300 millones de dólares, la oferta fue rechazada, dando inicio a la guerra. La flota estadounidense primero atacó Filipinas, tomando Cavite y Manila. En Cuba, la lucha culminó con la derrota naval española en Santiago de Cuba.
La Paz de París, 10 de diciembre de 1898
La Paz de París, impuesta por los Estados Unidos el 10 de diciembre de 1898, reconoció la independencia de Cuba bajo tutela estadounidense y forzó la venta de Puerto Rico, Filipinas y Guam a los EE. UU. Aunque Cuba obtuvo su independencia, quedó bajo influencia estadounidense hasta 1959, mientras Filipinas continuó su lucha por la independencia hasta 1946. Las consecuencias para España fueron significativas: pérdida de colonias en América y Asia, marcando su declive internacional, mientras los Estados Unidos consolidaban su posición como potencia mundial con control en América Latina. Las críticas y desconfianza hacia el ejército español y el sistema canovista aumentaron debido a las altas bajas, principalmente entre las clases bajas, generando rechazo a la guerra y alimentando futuras revueltas. Económicamente, España sufrió la pérdida de ingresos por materias primas y el mercado de exportación en las colonias, afectando especialmente a la industria textil catalana. Aunque se repatriaron capitales cubanos, se intensificaron ciertos cultivos en la península. La desconfianza y desmoralización en la opinión pública impulsaron el Regeneracionismo y la crítica al Sistema de la Restauración.
Crisis de 1898
La Crisis del 98, desencadenada por el Desastre de Cuba, critica el sistema canovista, el caciquismo y la falsedad electoral, llevando a la Generación del 98 a cuestionar a España como un país atrasado. Surge el Regeneracionismo, liderado por Joaquín Costa, buscando modernizar España. Se señalan problemas políticos, sociales, económicos, militares y religiosos. La inestabilidad política y social se intensifica tras la desaparición de Cánovas y Sagasta, dando lugar a luchas internas en los partidos y fortaleciendo nacionalismos y movimientos obreros. Eventos clave incluyen la Ley de Jurisdicciones (1906), La Semana Trágica de Barcelona (1909), medidas anticlericales durante el gobierno de Canalejas (1910-1912), la formación de Juntas Militares de Defensa (1916), la crisis de 1917 con inflación, influencia de la Revolución Rusa y la Huelga General revolucionaria, y el Trienio Bolchevique en Andalucía (1918-1920). A partir de 1918, la formación de gobiernos de coalición rompe con el turno de partidos canovista. En 1921, el Desastre de Annual precipita el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera.
En conclusión, el 98 marca el final del Sistema Canovista. Entre el Desastre de Cuba y el Desastre de Annual se acentúa la inestabilidad política, entra en crisis el turnismo, se radicaliza la agitación social, adquieren mayor protagonismo los nacionalismos y el ejército vuelve a intervenir en el escenario político. En 1923 se inicia la Dictadura de Miguel Primo de Rivera.