La Guerra Civil Española: Un Conflicto Decisivo (1936-1939)
La Guerra Civil Española (1936-1939) fue el acontecimiento más dramático de la historia reciente de España. Marcó el fin de un intento de modernización y apertura democrática, que buscaba alinear al país con las democracias occidentales. La victoria del bando franquista en 1939 interrumpió este proceso e instauró una dictadura personal que se prolongó durante cuatro décadas.
Este conflicto también tuvo una importante dimensión internacional, polarizando la opinión pública mundial en un contexto de auge de las dictaduras fascistas en Alemania e Italia, y del régimen estalinista en la URSS. La guerra en España se convirtió en un enfrentamiento internacional entre dos modelos opuestos: el democrático y el totalitario.
La Conspiración Contra la República
El primer intento de conspiración militar se gestó en 1934, con contactos entre generales contrarios a la República y Gil Robles, considerando un posible golpe de Estado. Sin embargo, se consideró que el ambiente en el Ejército aún no era propicio.
En 1936, tras la victoria del Frente Popular, los líderes de la derecha concluyeron que solo un golpe militar podría evitar una inminente revolución socialista. A la trama política, que incluía a figuras como Gil Robles, Calvo Sotelo y José Antonio Primo de Rivera, se sumaron representantes de la oligarquía, que prometieron apoyo económico, y varios generales, entre ellos Mola, Varela, Goded, Fanjul y Franco.
En abril, el general Mola asumió el mando de la conspiración desde Pamplona. Aunque contaba con apoyos entre el generalato, la coordinación con los civiles resultó más compleja. Los conspiradores no preveían una guerra civil, sino una acción rápida y contundente en Madrid para establecer una dictadura provisional.
La Respuesta del Gobierno del Frente Popular
Ante los rumores de una rebelión militar, el gobierno del Frente Popular tomó medidas:
- Se asignaron mandos militares superiores a personas leales a la República.
- En África, aunque el ejército era clave para la sublevación, los altos mandos eran fieles al régimen.
- Se trasladó a mandos militares sospechosos a puestos menos estratégicos y se sancionó a otros.
- Se puso al mando de las fuerzas de orden público en las grandes ciudades a autoridades afines a la República.
Sin embargo, el gobierno cometió errores cruciales: no previó la magnitud de la sublevación y fue incapaz de controlar a sus propias masas, temiendo romper con la extrema izquierda. Su estrategia se basó en esperar un intento militar que se desmoronaría por sí solo, pero subestimaron la situación. El gobierno tampoco contempló la posibilidad de una guerra civil.
La Rebelión Militar y el Estallido de la Guerra
La sublevación comenzó en la tarde del 17 de julio de 1936 en la guarnición de Melilla. Dos días después, Franco se puso al frente del Ejército de África.
El jefe de Gobierno, Casares Quiroga, no comprendió la gravedad de la situación y perdió horas cruciales sin tomar medidas. El 18 de julio, Queipo de Llano se sublevó en Sevilla, tomando el control de la ciudad. El 19 de julio, Mola hizo lo propio en Pamplona.
Casares Quiroga dimitió y Azaña encargó a Martínez Barrios negociar, pero Mola se negó.
El golpe triunfó en:
- Casi todas las capitales de Castilla.
- Algunas ciudades gallegas.
- Andalucía occidental.
- Extremadura.
- Baleares y Canarias.
Fracasó en:
- La mayor parte de Aragón.
- Asturias.
- Cantabria.
- Levante.
- Cataluña.
- Andalucía oriental.
- Vizcaya y Guipúzcoa.
Los fracasos más significativos fueron en Barcelona y Madrid:
- En Barcelona, los obreros, junto con Guardias de Asalto y la Guardia Civil, repelieron a los insurrectos.
- En Madrid, el nuevo presidente del gobierno entregó armas a las milicias obreras, que vencieron a los golpistas en el Cuartel de la Montaña.
El éxito o fracaso del golpe dependió de la rapidez y coordinación de los sublevados y de la capacidad de reacción de las fuerzas populares. La indecisión de muchos golpistas contribuyó a su fracaso.
La Formación de los Bandos
La zona bajo control de los sublevados abarcaba dos amplias regiones al sur y norte de la Península, además del norte de África y Canarias.