Guerra Civil
La Guerra Civil española fue un conflicto político y militar ocurrido en España, entre el 18 de Julio de 1936 y el 1 de Abril de 1939. Éste se inició a raíz de un intento de Golpe de Estado, protagonizado por distintas agrupaciones nacionalistas de derecha (sublevados), que respondían a ideologías completamente opuestas a las del gobierno electo (republicanos). Así, su objetivo consistía en derrocar al gobierno del Frente Popular, el cual había ganado las elecciones de Febrero de 1936 y estaba integrado por republicanos y contaba con el respaldo parlamentario socialista. Apoyados por la Alemania nazi y la Italia fascista, los nacionalistas, liderados por el general Francisco Franco, derrotaron a los republicanos, quienes contaban con el apoyo de la Uníón Soviética (más de 60.000 voluntarios llegaron a España para alistarse en el ejército republicano). En cuanto a las fases de la guerra, entre Noviembre y Diciembre de 1936 tuvo lugar la batalla de Madrid (la resistencia en Madrid obligó al ejército sublevado a modificar los planes de guerra, dejaron en segundo término la capital y se centraron en la ocupación del resto de España); en 1937 se produjo la caída de la franja cantábrica; en Abril de 1938 el ejército de Francó llegó al litoral mediterráneo de Castellón; la Batalla del Ebro (Julio-Noviembre de 1938) fue la última ofensiva republicana y acabó en fracaso. Supuso el hundimiento de la República y dio vía libre hacia Cataluña a las tropas franquistas; entre Febrero y Marzo de 1939, se produjo la ofensiva de Cataluña, ésta permitíó a Franco ocupar Barcelona y todo el territorio catalán; por último, el 28 de Marzo de 1939 se produjo la caída de Madrid y el 1 de Abril de 1939 se proclamó la victoria franquista. Durante este período de inestabilidad nacional, se sucedieron los gobiernos republicanos de Largo Caballero y Juan Negrín. El motivo principal del estallido de la Guerra Civil fue la oposición de los sectores conservadores a las reformas propuestas por los gobiernos de la II República. Entre estas propuestas se encontraba la reforma agraria, la disolución de las órdenes religiosas y la incautación de los bienes de la iglesia católica. Un motivo adicional fue la creencia de terratenientes, altos mandos del ejército y la jerarquía eclesiástica de que el gobierno republicano intentaría implantar un régimen socialista similar al establecido por los bolcheviques en Rusia. A estos sectores conservadores les preocupaba la alta desocupación, la multiplicación de las huelgas obreras, los ataques a la iglesia y el aumento de la violencia política. Entre las principales consecuencias de la Guerra Civil española se encuentran las siguientes: la instauración de una dictadura encabezada por Franco, que se extendíó hasta su muerte en 1975. Éste ejercíó una feroz represión que dejó unas 220.000 personas asesinadas; el exilio forzado de los partidarios de la república (tuvieron que huir por temor a ser asesinados por los franquistas); y la crisis económica, afectada por el esfuerzo bélico y la devastación de la guerra, que tuvo como consecuencia más de 100.000 muertes debido al hambre, la miseria y a diversas enfermedades.
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El 14 de Abril se proclamó la II República española con gran entusiasmo general, sin violencia. Se formó un Gobierno Provisional presidido por Alcalá Zamora con personalidades de los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián. Las Cortes Constituyentes elaboraron una nueva Constitución. Tras intensos debates fue aprobada en Diciembre la Constitución de 1931. Definía a España como «una república democrática de trabajadores de todas clases que se organiza en régimen de libertad y justicia» y como un Estado único, pero con autonomía de las regiones; las Cortes unicamerales eran elegidas por sufragio universal (por primera vez con derecho a voto de la mujer). El Estado se declaraba laico, separándose Estado e Iglesia. Un gobierno de coalición republicano socialista, presidido por Azaña, emprendíó un programa de profundas reformas durante el conocido como Bienio reformista (1931-1933) para solucionar los graves problemas heredados de la monarquía de Alfonso XIII. La política reformista abordó las grandes cuestiones estructurales, económicas y sociales, favorecíó la “expulsión de la dinastía y la restauración de las libertades públicas” y busco solución a los problemas estatales (“problema de las autonomías locales, problema social, problema religioso”, problema agrario y problema educativo): el papel del ejército y de la Iglesia católica, la reforma agraria, el impulso a la educación pública, la legislación laboral y los efectos de la crisis económica de 1929. La mala coyuntura económica internacional y el afán de no aumentar la deuda del Estado hicieron fracasar parte de estas reformas por falta de medios:– La reforma militar
Azaña trató de someter al ejército a la autoridad civil y aumentar su eficiencia reduciendo el excesivo número de oficiales que podía pasar voluntariamente a la reserva con toda su paga. La falta de presupuesto impidió la modernización y creó malestar entre los oficiales. Se creó la Guardia de Asalto como nuevo cuerpo de seguridad fiel a la República.– La reforma religiosa que pretendía poner fin al “problema religioso”. Se elimina la subvención al clero, la religión en las escuelas, se prohibía a las órdenes religiosas ejercer la enseñanza, se reconocía el matrimonio civil y el divorcio y se disolvía la Compañía de Jesús. En definitiva, la Iglesia queda excluida “de la vida pública y activa de la nacíón, de las leyes, de la educación de la juventud, de la misma sociedad doméstica”, como se nos indica en el documento 2. El gobierno no supo atajar la violencia anticlerical que estalló en Mayo de 1931 en Madrid y otras ciudades. Muchos católicos y distintas órdenes religiosas identificaron la República como ataque a Dios.
– La reforma educativa
La escuela primaria pasa a ser obligatoria, gratuita, laica y mixta. Aumentó en un 50% el dinero destinado a educación, construyéndose más de 10.000 escuelas y se crearon 7.000 puestos de maestros (mejores salarios). Misiones Pedagógicas llevaron la cultura a regiones rurales atrasadas.– La reforma regional, a modo de solución contra “el problema de las autonomías locales” mencionado en el documento 1. Se concedíó a Cataluña en 1932 el Estatuto de Autonomía: un Gobierno autonómico o Generalitat, cuyo President lo elegían las Cortes autonómicas; Parlamento autonómico o Parlament; competencias en hacienda, economía, cultura, obras públicas y orden público; y lenguas cooficiales (castellano y catalán). Fue elegido presidente Francesc Macià. En el País Vasco, el proyecto de Estatuto elaborado por el Partido Nacionalista Vasco y los carlistas, fue rechazado por tradicionalista y poco democrático. No habrá Estatuto de Autonomía hasta 1936, iniciada la Guerra Civil. También se llevaron a cabo una serie de propuestas de reformas en las regiones de Galicia, Valencia y Andalucía (no llegaron a implantarse con éxito).