El Franquismo: Desarrollo, Transformación y Oposición (1959-1975)

1. El Desarrollismo: Crecimiento Económico y Cambio Social (Años 60)

Las medidas del gobierno de tecnócratas en 1959 posibilitaron la transformación del sistema productivo, que se materializó en un mayor nivel de vida para los españoles. El crecimiento fue posible gracias a que los países desarrollados absorbieron nuestra mano de obra excedente (emigración), invirtieron sumas importantes en España y nos aportaron divisas (moneda de un país extranjero) y turistas. Todo esto fue gracias a los ministros tecnócratas.

1.1. El Plan de Estabilización

El Decreto-Ley de Nueva Ordenación Económica de julio de 1959, conocido como Plan de Estabilización, ponía fin a la desventura autárquica del régimen con las bendiciones y ayudas crediticias de los organismos internacionales a los que se había consultado. Era una apuesta para integrar la economía española en la de los países europeos, aprovechando el ciclo expansivo capitalista.

El objetivo principal era equilibrar la balanza de pagos adoptando las medidas adecuadas:

  • Se aplicaron reformas de carácter monetario-fiscales que limitaron el crédito al sector privado, suprimieron los subsidios fiscales a las empresas públicas, controlaron y redujeron el gasto público y concedieron una amplia amnistía para los repatriados.
  • También se establecieron medidas comerciales, entre ellas la devaluación y fijación de un cambio único y real de la peseta, su convertibilidad y liberación de las inversiones extranjeras y del comercio exterior en un 50%.

Las condiciones de vida empeoraron inicialmente, y los efectos negativos se dejaron sentir en la congelación de salarios, aunque luego se vio claramente que mejoró la calidad de vida. Por el contrario, los efectos positivos se vieron en la contención de la inflación, el aumento de las exportaciones industriales y un mayor equilibrio de la balanza de pagos.

Las medidas puestas en marcha durante 1963 favorecieron la expansión y constituyeron el inicio del desarrollismo.

1.2. Los Factores del Crecimiento

Los Planes de Desarrollo

En 1962 se creaba la Comisaría del Plan de Desarrollo, dirigida por López Rodó.

Para muchos economistas, los planes fueron poco eficaces porque no redujeron los desequilibrios interregionales.

  • Los planes se centraron en la industria, que experimentó un crecimiento rápido en los sectores automovilístico, siderúrgico y químico. Su objetivo era superar las deficiencias estructurales en general y favorecer a las zonas menos industrializadas a través de la creación de los polos de desarrollo y otras iniciativas. Sin embargo, los recursos de desarrollo y los proyectos rentables fueron abandonados, perjudicando a las regiones más atrasadas.
  • Las mejoras en el transporte ferroviario y por carretera fueron insuficientes para superar las deficiencias y posibilitar un crecimiento mayor y más armónico. De nuevo, la inversión se dirigió a las zonas más desarrolladas y pobladas.
  • Fallaron también los canales de distribución y comercialización (tiendas) de productos, así como la creación de empleo, que fue escasa.

Otros Factores

Los analistas han considerado que los planes de desarrollo fueron importantes, pero no determinantes del crecimiento económico. El éxito estuvo en haber aprovechado el ciclo económico favorable del entorno europeo durante los años sesenta y principios de los setenta, en liberalizar el mercado y abrir los sectores clave a la inversión extranjera. Al mismo tiempo, y ante el aumento de intercambios, España y la CEE (lo que ahora es la Unión Europea) firmaron en junio de 1971 (no 1937) un acuerdo preferencial. España, en definitiva, comenzó a acercarse a Europa y se insertó en la economía internacional.

La bonanza económica europea permitió la exportación de productos españoles, sobre todo agrícolas.

Más de dos millones de españoles abandonaron su tierra para ir a trabajar a Europa entre 1950 y 1975. Estos emigrantes enviaban dinero a sus familias, ingresos que fueron fundamentales para el desarrollo español.

Por otra parte, los ciudadanos europeos, con buen nivel de vida, se interesaron por el sol, la playa y los precios de España. El número de visitantes creció de año en año, aumentando la cantidad de divisas. El turismo tuvo un fuerte impacto en la estructura urbana y el desarrollo económico del litoral mediterráneo y las islas, así como en la modernización de las costumbres. Así, las remesas de dinero de los emigrantes, unidas a los ingresos por turismo, fueron fundamentales para equilibrar la deficiente balanza de pagos. Turismo, emigración e inversiones constituyeron tres pilares básicos del desarrollo español.

1.3. El Gran Desarrollo Económico

Entre 1960 y 1975 se triplicó la renta nacional. España se convirtió en un país industrializado. El tránsito de una economía agraria a una industrial provocó el descenso acelerado de la población activa dedicada al sector primario, y en esas mismas fechas los sectores de industria y servicios aumentaron.

1.4. La Transformación Social y de las Mentalidades

El desarrollo transformó los hábitos y la mentalidad de los españoles. La España rural dio paso a otra urbana, industrializada y más abierta. El aumento del nivel de vida favoreció el consumismo; la mujer se fue incorporando al mundo laboral; el número de estudiantes creció y la cultura ganó en pluralidad; la clase obrera evolucionó, y los españoles abandonaron su tradicionalismo social y religioso, haciéndose más tolerantes y permisivos.

El Proceso Migratorio

El cambio económico produjo un fuerte aumento de la población, como consecuencia de un fuerte incremento de la natalidad y una mortalidad que iba en descenso.

La inmigración tomó dos caminos diferentes:

  • Por una parte, entre cuatro y cinco millones de personas, procedentes de Andalucía, Extremadura, ambas Castillas, Aragón y Galicia, se dirigieron al País Vasco, Cataluña, Valencia y Madrid.
  • Por otra parte, alrededor de dos millones optaron por países europeos como Alemania, Francia, Suiza o Bélgica. Solo un 11% marchó a América.

La emigración exterior constituyó una válvula de escape para el régimen, que hubiera sido incapaz de proporcionar empleo para todos ellos, lo que hubiese aumentado el descontento social.

Una Nueva Estructura Social

El tránsito de una economía agraria a otra industrial y de servicios provocó un cambio en la estructura de la sociedad. Las clases medias aumentaron, y la sociedad se volvió más diversificada y dinámica.

Una Sociedad Más Moderna

El modelo urbano significó el cambio de los centros de poder. La España rural, con sus jornaleros, pequeños propietarios y caciques, daba paso a la España urbana, más abierta, libre y plural. El éxodo rural propició una nueva clase obrera que, consciente de su poder, luchó por mejorar sus condiciones económicas y políticas.

El aumento de la población escolarizada en sus distintos niveles y la mejora de la educación pública y privada constituyeron un símbolo del desarrollo y la llave del éxito social. La ley extendía la escolarización obligatoria hasta los catorce años y retrasaba el acceso al bachillerato.

El mayor nivel de vida, la educación y la apertura cultural cambiaron los comportamientos sociales y hábitos de los españoles, dando paso a una nueva mentalidad que trascendía los controles y límites del franquismo. En el campo religioso se apreciaron transformaciones secularizadoras sin precedentes. La propia Iglesia se dividía entre quienes defendían el tradicionalismo y quienes apostaban por un compromiso cristiano con el mundo moderno y con los hombres.

El papel de la mujer varió, por su formación y por su incorporación al mundo laboral. Se modificaban también los hábitos, actitudes morales y relaciones familiares. La amplia familia tradicional, aún mayoritaria, iba dando paso a otras más reducidas y menos cohesionadas.

Una Sociedad de Consumo y Abierta

El mayor nivel económico permitió a los hogares españoles dotarse de los nuevos electrodomésticos, como el frigorífico, la lavadora, la cocina o el teléfono. El televisor se convirtió en el centro del hogar, capaz de transmitir los mensajes del régimen, despolitizando la sociedad, ampliar horizontes y estimular el consumismo que, aunque con retraso, irrumpió con fuerza en España. La demanda afectó al crecimiento de la industria de bienes de consumo.

La aparición del popular automóvil SEAT 600 produjo un gran impacto social. Después vendrían otros coches y otras marcas. El automóvil cambió la vida de muchos españoles, permitiéndoles viajar, salir de vacaciones, ir de compras y sentirse más libres. Poco a poco, España se acercaba a Europa.

Si bien la sociedad de consumo favoreció cierta apatía, las conductas nacidas de este proceso resultaban incompatibles con una dictadura lenta en su evolución y fundamentada en los valores de una sociedad rural y atrasada. La modernización socioeconómica supuso el inicio del fin del régimen. Coches, televisión, frigorífico, turismo, fueron elementos importantes de un cambio colectivo de mentalidad que acabó alejándose de los patrones sobre los que se sustentaba el franquismo.

1.5. Balance: Un País Industrializado, Pero No Desarrollado

El régimen de Franco fue una dictadura a lo largo de toda su existencia. A la muerte del dictador, el crecimiento económico había transformado a España en la décima potencia industrial del mundo.

Aunque España era un país industrializado en los años setenta, subsistían numerosas desigualdades. Junto a las zonas industriales y turísticas, con mejor nivel de vida, otras seguían dedicadas a la agricultura y permanecían sumidas en el subdesarrollo. Estas regiones perdían población, que emigraba a las ciudades.

Aunque había aumentado el nivel de vida, la escasez de servicios públicos dejaba desprotegidos a muchos trabajadores.

2. Oposición y Represión

A lo largo de los años sesenta, la oposición al franquismo copó todos los sectores. A la oposición tradicional de las izquierdas se sumó la surgida del interior del propio régimen: las nuevas generaciones que no habían vivido la Guerra Civil y sectores católicos.

2.1. La Disidencia Social

El crecimiento económico no fortaleció al régimen, más bien lo fue minando de forma paulatina, y muchos españoles pasaron de la aceptación táctica a la contestación desafiante del sistema. La labor de los partidos clandestinos y de sus organizaciones sindicales afines fue muy importante en la movilización social.

El Movimiento Obrero

El nuevo movimiento obrero creció y se hizo fuerte en los principales centros industriales, en torno a Comisiones Obreras (CCOO), de inspiración comunista, aunque abiertas a todos los sectores e ideologías. Este grupo aprovechó la organización sindical oficial para organizar a los trabajadores a través de los convenios laborales. La organización fue perseguida, declarada ilegal y sus dirigentes procesados y encarcelados (Proceso 1001).

La Protesta Estudiantil

Los estudiantes universitarios exigían tanto la democratización de la sociedad española como de la propia universidad. Los sucesos del Mayo francés de 1968 repercutieron en medios universitarios españoles.

La permanente movilización estudiantil constituyó una pesadilla para Franco.

La tensión creció en enero de 1969, cuando los estudiantes barceloneses asaltaron el rectorado y, poco después, moría en Madrid el estudiante Ruano.

El régimen quiso controlarlo con la represión policial, la ocupación de las instalaciones, la sanción de profesores y el cierre de las facultades. No faltaron los enfrentamientos entre los grupos ultraderechistas y los de ultraizquierda.

El Distanciamiento de la Iglesia

Algunos sectores eclesiásticos comprometidos con la libertad y los derechos humanos participaron en organizaciones políticas y sindicales, se manifestaron en las calles, en encierros o publicaron cartas colectivas de protesta. El gobierno puso en funcionamiento la cárcel de Zamora para eclesiásticos y actuó contra algunos obispos. Las relaciones con la jerarquía eclesiástica se enfriaron y, en ocasiones, fueron muy tensas.

2.2. La Oposición Política

La oposición política la protagonizaron los partidos, tanto desde el exilio como a través de sus organizaciones internas clandestinas. El más activo fue el Partido Comunista.

La oposición al régimen fue invitada al IV Congreso del Movimiento Europeo, reunido en Múnich. Al final, se elaboró una declaración a favor de la democracia y de condena al régimen. La prensa del Movimiento calificó la reunión como «Contubernio de Múnich». El gobierno, irritado, reaccionó con dureza contra los participantes del interior.

Unos fueron encarcelados y otros desterrados, con gran escándalo de la prensa europea, de izquierdas y de derechas.

Franco aprovechó esta crisis para formar un nuevo gobierno de aspecto más amable, pero la ejecución de Julián Grimau en 1963 demostró que todo continuaba igual. El régimen se encontró con muchos frentes abiertos y echó mano con frecuencia de los estados de excepción y de la represión.

Los Movimientos Nacionalistas

Años más tarde (1971, no 1937), Izquierda Republicana de Cataluña y Convergencia Democrática de Cataluña crearon la Asamblea de Cataluña, con un claro contenido reivindicativo nacionalista.

En el País Vasco, el PNV quedó postergado ante el terrorismo de ETA (nacida en 1959), escindida de su seno, como movimiento revolucionario de liberación nacional.

3. La Agonía del Franquismo

El régimen no supo adaptarse al dinamismo de una sociedad que reclamaba libertades. La respuesta siempre fue la misma: la represión policial.

«Franco morirá en la cama»: fiel a las inmutables ideas del Movimiento, que morían al mismo tiempo que Franco.

3.1. Fracturas Dentro del Régimen

Las tensiones internas del régimen fueron creciendo hasta la muerte de Franco y se manifestaron con ocasión de la discusión de las leyes de prensa, sindical, de sucesión, del Movimiento o de la libertad religiosa. En este debate se posicionaban los aperturistas, como Fraga Iribarne, que querían adaptar el régimen a la realidad social; los inmovilistas, como Girón de Velasco, que pretendían mantener intactas las características del régimen surgido de la Guerra Civil; y los conservadores, como Carrero Blanco, que aceptaban solo las reformas necesarias para que el régimen se mantuviese sin cambiar sus fundamentos.

En 1966 (no 1986) se abrió el debate sobre el asociacionismo, es decir, la posibilidad de crear asociaciones dentro del propio Movimiento que permitieran cierto pluralismo político.

En 1969 estalló el escándalo MATESA, un caso de corrupción protagonizado por esta empresa de maquinaria textil, que tenía amplios apoyos políticos y gozaba de la protección económica del régimen. El escándalo fue conocido gracias a la nueva Ley de Prensa y afloró la pugna por el poder entre los tecnócratas y falangistas, descubrió la corrupción y miserias del franquismo y transmitió la sensación de inestabilidad política.

El régimen se enfrentó también a las protestas de los carlistas tras la expulsión de España de la familia Borbón-Parma. La crisis general obligó a Franco a formar un nuevo gobierno monocolor, en el que Carrero Blanco fue nombrado el hombre fuerte.

3.2. La Imposible Evolución del Régimen (1973-1975)

El franquismo demostró su incapacidad para evolucionar. Así lo puso de manifiesto el Proceso de Burgos. En este juicio se condenó a muerte a seis miembros de ETA por el asesinato de un policía. Ante la oleada de protestas en España y fuera de ella, el régimen respondió con la represión, el estado de excepción y la aclamación a Franco en la Plaza de Oriente. Pero, finalmente, el dictador se vio obligado a conmutar las penas de muerte de los condenados para evitar el aislamiento internacional.

La evidencia de la crisis aumentó la conflictividad laboral, la presencia de la oposición (primero, a través de la Junta Democrática de España y, después, la Plataforma de Convergencia Democrática, creada por el PSOE, que acababa de nombrar a un nuevo líder, Felipe González), la tensión con la Iglesia y las voces disidentes dentro del propio ejército, que formaron la Unión Militar Democrática.

En junio de 1973, Franco separaba por primera vez la jefatura del gobierno de la del Estado y nombraba a Carrero Blanco, su hombre de confianza, presidente del gobierno. Pocos meses después, en diciembre, Carrero Blanco fue asesinado en un atentado de la banda terrorista ETA.

Franco nombró a Carlos Arias Navarro, del grupo conservador, nuevo presidente del gobierno. Arias Navarro fracasó y fue abandonado tanto por los reformistas como por el llamado búnker, formado por los ultras, opuesto a cualquier cambio.

El gobierno tuvo que hacer frente a la crisis económica, que se inició en 1973 (la llamada crisis del petróleo), al orden público, al terrorismo y a los aires de libertad procedentes de la vecina Portugal, que, con su Revolución de los Claveles, ponía fin a la dictadura salazarista. El gobierno aprobó una nueva Ley Antiterrorista para luchar contra la «subversión». La ejecución del anarquista Puig Antich, acusado de la muerte de un policía, reflejó la tensa situación política.

3.3. Franco Muere

El envejecimiento de Franco le impedía ejercer el poder de forma directa. Se intuía el final del caudillo y crecía la inquietud por el futuro inmediato. En septiembre de 1975, y de acuerdo con la reciente Ley Antiterrorista, eran ejecutados dos miembros de ETA y tres del FRAP. La movilización internacional no consiguió que Franco ejerciera el derecho de gracia.

La política exterior también se vio afectada por la debilidad del régimen, ya que aceleró la descolonización: en 1956 se había cedido la independencia al Protectorado de Marruecos, en 1968 a Guinea Ecuatorial y en 1969 se entregó Ifni a Marruecos. Pero el rey de Marruecos, Hassan II, quería apropiarse también del Sáhara Español, con el beneplácito de Estados Unidos, que temía la expansión argelina. El Frente Polisario, creado en 1973, reclamaba la independencia del Sáhara. España, indecisa, defendió un referéndum. Pero Hassan II, aprovechando la crisis española, llevó a cabo una invasión pacífica y simbólica de la zona fronteriza, llamada Marcha Verde. España reaccionó mal y, por miedo a una guerra, firmó el Acuerdo de Madrid el 14 de noviembre, entregando el Sáhara Español a Marruecos y Mauritania. El Frente Polisario quedó marginado, y el conflicto aún sigue abierto.

Franco moría el 20 de noviembre de 1975, confiando, tal vez, en que su obra le sobreviviría. Pero no era posible el franquismo sin Franco.

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