La Posguerra y la Represión
El final de la Guerra Civil española dejó a la sociedad vasca dividida. El sistema político totalitario (dictadura) establecido por Franco, con él como jefe, impuso una intensa represión política. Bizkaia y Gipuzkoa, declaradas «provincias traidoras», sufrieron la supresión de sus conciertos económicos. Cualquier actividad política se vio relegada a la clandestinidad, con el gobierno vasco en el exilio.
Recuperación Económica y Desigualdad
A pesar de las dificultades iniciales, la industria vasca se recuperó. La demanda de productos, la intervención estatal, la militarización de fábricas y la ausencia de competencia extranjera impulsaron el crecimiento. Sin embargo, la falta de materias primas y transporte limitaron su desarrollo. El Plan de Estabilización de 1959, junto con la abundante mano de obra inmigrante y el ahorro privado, impulsaron un nuevo auge económico. Este modelo, intervencionista y proteccionista, benefició a la industria vasca al eliminar la competencia extranjera.
La Resistencia Clandestina
En la década de 1940, los bajos salarios, las largas jornadas y la represión policial generaron malestar social y conflictos laborales. La huelga de 1947, en protesta por la dictadura, fue reprimida, desmantelando las estructuras de la UGT y CNT. En los años 50, el nacionalismo vasco resurgió a través de la cultura, con grupos de montaña y danzas. En este contexto, surgió EKIN, un grupo de estudiantes nacionalistas descontentos con el PNV. En 1959, se separaron del PNV y nació ETA, inicialmente enfocada en aspectos culturales, pero que progresivamente se inclinó hacia la lucha armada.
El Auge Económico y la Radicalización
El intenso crecimiento económico de los años 60 atrajo una gran inmigración, agudizando los problemas sociales. Conflictos como la huelga de «bandas» en Laminaciones de Etxebarri, que casi desemboca en una huelga general, provocaron un estado de excepción y una dura represión. ETA, influenciada por el contexto, se radicalizó, recurriendo a la violencia para denunciar la opresión del régimen.
El Proceso de Burgos y la Oposición al Régimen
En 1970, el Proceso de Burgos, un consejo de guerra contra 16 miembros de ETA acusados de asesinato, generó protestas internacionales debido a las irregularidades, las torturas y las peticiones de pena de muerte. La conmutación de las penas de muerte por prisión marcó un punto de inflexión, alejando del régimen a sectores que hasta entonces no se habían opuesto abiertamente.
Los Últimos Años del Franquismo
Los últimos años del franquismo se caracterizaron por la crisis económica, las reclamaciones sindicales y la oposición política. El atentado contra Carrero Blanco en 1973, presidente del gobierno y sucesor designado por Franco, alteró los planes de sucesión. La crisis entre la Iglesia y el régimen, provocada por la pastoral de Añoveros en 1974, que defendía la identidad cultural vasca, evidenció las tensiones del régimen. La división de ETA en ETA militar y ETA político-militar intensificó la violencia en la transición.
El Franquismo: Definición y Características
El franquismo se define como un régimen totalitario, basado en el fascismo italiano y el nazismo alemán. Se caracterizó por:
- **Totalitarismo:** Supresión de la constitución, clausura del parlamento, prohibición de partidos políticos y sindicatos.
- **Caudillismo:** Franco como jefe de estado, jefe de gobierno, generalísimo de los ejércitos y jefe del partido único.
- **Estado unitarista y centralista:** Abolición de los estatutos de autonomía y fomento de la españolización.
- **Represión:** Persecución de opositores y control social a través del miedo.
- **Control de los medios de comunicación:** Censura y propaganda del régimen.
Pilares del Régimen
Los tres pilares del franquismo fueron el ejército, la Falange y la Iglesia. El ejército ocupó cargos políticos, la Falange proporcionó la base ideológica y controló los medios de comunicación, y la Iglesia legitimó el régimen y controló la educación.
Apoyos Sociales
El franquismo contó con el apoyo de las élites económicas y sociales, algunos propietarios agrícolas y la pasividad de las clases medias. Las clases populares, inicialmente opositoras, fueron sometidas por la represión y el miedo.
Las Familias del Régimen
Dentro del franquismo, diferentes grupos de influencia se disputaban el poder. Los falangistas, carlistas y ultracatólicos fueron los primeros en formar parte del estado. Otros grupos, como los republicanos radicales, miembros de la CEDA y algunos catalanes, se incorporaron durante la guerra. La Iglesia, a través de asociaciones como la ACNDP y el Opus Dei, también ejerció una gran influencia.
La Represión Sistemática
La represión franquista se caracterizó por su voluntad de ejemplaridad y castigo. Leyes como la Ley de Responsabilidades Políticas y la Ley de Represión del Comunismo y la Masonería se utilizaron para perseguir y eliminar a los opositores. El objetivo era infundir terror y frenar cualquier intento de rebelión.
Las Leyes Fundamentales
El régimen intentó aparentar legalidad mediante la promulgación de las Leyes Fundamentales, que actuaban como una constitución. Estas leyes, que incluían la Ley del Fuero del Trabajo, la Ley de Unidad Sindical, la Ley Constitutiva de Cortes, la Ley de Fueros Españoles, la Ley de Referéndum Nacional, la Ley de Sucesión y la Ley de Principios del Movimiento Nacional, organizaban jurídicamente el estado y creaban una apariencia de sistema parlamentario, conocido como «democracia orgánica».
El Desarrollismo y la Apertura Económica
A mediados de los años 50, la economía española necesitaba una apertura hacia Europa. Los tecnócratas, una nueva generación de políticos, impulsaron un reformismo técnico para modernizar el país. El Plan de Estabilización de 1959 buscó liberalizar la economía y reducir la inflación. Los Planes de Desarrollo, aunque con resultados desiguales, dotaron a la iniciativa privada de infraestructuras y materias primas.
La Oposición Política y la Crisis del Régimen
El desarrollismo y la conflictividad social propiciaron el resurgimiento de la oposición política. Partidos como el Partido Comunista, el PSOE, la Democracia Cristiana y los partidos nacionalistas, incluyendo ETA, revitalizaron sus actividades. El asesinato de Carrero Blanco en 1973 agudizó la crisis del régimen, dividiendo a los franquistas entre inmovilistas y aperturistas. El gobierno de Arias Navarro, con su programa del «espíritu del 12 de febrero», intentó una apertura controlada, pero las tensiones internas y la creciente oposición social marcaron el fin del franquismo.