Política
Durante este periodo, el régimen de Franco mantuvo sus ideas fundamentales inalteradas hasta la muerte del dictador. Franco intentó por todos los medios asegurar la continuación del franquismo después de su muerte, que se veía cada vez más cercana. El hijo de don Juan de Borbón, don Juan Carlos, fue nombrado sucesor de Franco en 1969, adoptando el título de Príncipe de España. El nombramiento puso fin a las aspiraciones de Juan de Borbón, en quien recaía la legitimidad histórica de la sucesión monárquica.
A comienzos de la década de los 70, la prosperidad económica no había generado la esperada adhesión de los españoles al régimen; al contrario, habían aumentado las demandas populares de democracia y libertad. En los años finales del régimen franquista, la decadencia física del dictador agravó el creciente divorcio entre Franco y la sociedad española. Los mismos franquistas se dividieron en reaccionarios y partidarios de un muy limitado aperturismo. Carrero Blanco lideraba el sector reaccionario.
La oposición al franquismo fue muy activa:
- Protestas estudiantiles en las universidades.
- Nacionalismo vasco y catalán.
- Partidos de izquierda (PCE y PSOE sobre todo).
- Grupos terroristas.
Las acciones terroristas aumentaron espectacularmente. En el “proceso de Burgos” seis miembros de ETA fueron condenados a muerte, lo que levantó numerosas protestas dentro y fuera del país. Ante las presiones, las penas fueron conmutadas por Franco. En 1973 se nombró por primera vez un gobierno separado de la Jefatura del Estado, que conservó Franco, recayendo el cargo de presidente del gobierno en Carrero Blanco. Su asesinato por ETA el 20 de diciembre de 1973 en Madrid en la “Operación Ogro” fue un duro golpe para el régimen, pues desaparecía la figura clave que aseguraba la continuidad del franquismo tras la muerte de Franco. A partir de ese momento, las diferencias entre aperturistas e inmovilistas se hicieron más evidentes.
Franco eligió a Arias Navarro como nuevo presidente. Su política de apertura titubeante no satisfizo a nadie (“espíritu del 12 de febrero”): elección de alcaldes (eran designados desde 1939) y una mayor libertad sindical.
Varios acontecimientos enturbiaron los dos últimos años del régimen:
- La defensa del obispo de Bilbao Añoveros del euskera, que le valió la cárcel.
- La ejecución del anarquista Puig Antich.
- La reunión en julio de 1974 en París de la Junta Democrática, y la Plataforma de Convergencia Democrática (liderada por el PSOE).
- El surgimiento de la UMD (asociación de militares demócratas).
- El fusilamiento en septiembre de 1975 de cinco terroristas (a pesar de la presión internacional).
- La aparición del GRAPO.
Aprovechando la debilidad del régimen, Marruecos organizó la “marcha verde” hacia el Sahara Español. El gobierno respondió con debilidad: sin oír las reivindicaciones de los saharauis, repartió el territorio entre Marruecos y Mauritania en el Tratado de Madrid (1975).
Después de una larga agonía, Franco fallece el 20 de noviembre de 1975. La idea que tenía el dictador de que dejaba el futuro de España “atado y bien atado” acabó siendo una ilusión sin fundamento.
Evolución de las Mentalidades
El franquismo pretendió imponer sus valores ideológicos y morales de tinte conservador y tradicional, ejerciendo un férreo control sobre las actividades privadas y públicas de todos los ciudadanos. Los españoles debían comportarse según la más estricta moral cristiana, lo que llevó a una enfermiza obsesión por vigilar y condenar todo tipo de manifestaciones culturales, sexuales, de ocio, etc. contrarias a ella, según el régimen. Todas las actividades culturales y lúdicas (fiestas, literatura, arte, música, cine, teatro, etc.) debían pasar una rígida censura.
En el ámbito familiar, se impuso el modelo patriarcal, donde los hijos y la esposa debían obedecer al varón. La mujer estuvo en inferioridad jurídica durante todo el franquismo, y sus derechos estaban muy limitados con respecto a los del hombre.
La educación fue un importante medio de adoctrinamiento político y religioso. La enseñanza quedó mayoritariamente en manos de la Iglesia, se prohibió la enseñanza mixta, y todos los alumnos debían cursar la asignatura de Formación del Espíritu Nacional, que enseñaba los principios básicos de la doctrina falangista.
A partir de los años 60, el aumento del poder adquisitivo influyó en la mentalidad de los españoles. Los hogares empezaron a equiparse con electrodomésticos; aumentó el parque de vehículos; las mujeres fueron poco a poco rechazando su papel en la sociedad durante los primeros años del franquismo, incorporándose a la fuerza laboral, surgiendo además el movimiento feminista. Los españoles comenzaron a disponer de vacaciones, viajaron más, y contactaron con otros europeos de mentalidad más progresista que venían a hacer turismo de sol y playa a nuestras costas.
La Cultura
Tras la guerra civil, la inmensa mayoría de los intelectuales, científicos y profesores se habían exiliado de España. Aún así, siguieron desarrollando su labor intelectual fuera de nuestras fronteras. Entre los intelectuales exiliados encontramos a Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas, Luis Cernuda, Manuel de Falla, Rafael Alberti, Claudio Sánchez Albornoz, etc.
La cultura oficial ensalzaba los valores del régimen: glorificación de algunos periodos de la Historia de España, de los autores católicos del pasado, del arte clásico, de las gestas militares del pasado, etc., rechazando lo moderno. El racionalismo, la Ilustración, la obra de autores cercanos al marxismo, etc., estaban prohibidos.
Algunos intelectuales de renombre continuaron su labor en España, a pesar de las dificultades: Ortega y Gasset, Pío Baroja, Azorín, etc. Además, a partir de los años 50 empezaron a aparecer novelistas cuya obra tenía un claro contenido político y social: Miguel Delibes, Camilo José Cela, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, etc.
En el arte, cabe destacar a Antoni Tàpies, Antonio Saura, Salvador Dalí, Eduardo Chillida, etc. En cine, Juan Antonio Bardem, Luis García Berlanga y Luis Buñuel. En filosofía, Julián Marías, Xavier Zubiri y José Luis López Aranguren.