El Frente Popular y la antesala de la Guerra Civil Española
La dureza de los enfrentamientos políticos del Bienio Conservador provocó que la política española se polarizara y quedara dividida entre derechas e izquierdas. Los partidos de derechas se agruparon en el Bloque Nacional (CEDA, monárquicos, tradicionalistas y, en algunas provincias, radicales y Lliga Catalana) pero no lograron elaborar un programa electoral consensuado. Las izquierdas (republicanos, socialistas y comunistas) se agruparon en el Frente Popular, cuyo programa exigía la amnistía para los encarcelados políticos y el restablecimiento de la Constitución.
En un ambiente de creciente radicalización, se presentaron las siguientes candidaturas a las elecciones de febrero de 1936:
- Frente Popular: pacto electoral firmado en enero de 1936 por Izquierda Republicana, PSOE, PCE, PLUM (Partido Liberal de Unificación Marxista) y Esquerra Republicana de Catalunya. Este pacto agrupaba a todas las izquierdas. La CNT (Confederación Nacional de Trabajadores), con muchos presos en la cárcel, no pidió abstención y apoyó de forma tácita a la coalición de izquierdas.
- Coalición de la CEDA y Renovación Española: acudieron con un programa muy moderado basado en el miedo de la revolución.
- La Falange y la PNV: se presentaron por su cuenta.
La victoria fue para el Frente Popular, que basó su triunfo en las ciudades y provincias del sur y la periferia. La derecha triunfó en el norte y en el interior del país. Tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado Presidente de la República. El presidente del gobierno fue Caseres Quiroga y estaba formado exclusivamente por republicanos de izquierda (sin socialistas, dominado por su sector más radical, ni comunistas). El nuevo gabinete tomó las siguientes medidas:
- Amnistía para todos los condenados por la Revolución de Octubre de 1934. También se decretó el reingreso a sus puestos de trabajo.
- Restablecimiento del Estatuto Catalán, suspendido tras la Revolución de Octubre. Companys volvió a ocupar la presidencia de la Generalitat.
- Alejamiento de Madrid de los generales enemigos de la República: Franco (a Canarias), Mola (a Navarra) y Goded (a Baleares).
- Reanudación de la Reforma agraria. Se retornó también a la expropiación y adjudicación de tierras a los campesinos, al amparo de la reforma agraria de 1932. Entre marzo y julio se expropió y repartió más de medio millón de hectáreas. Sin embargo, esta medida fue rápidamente desbordada por la acción de los jornaleros que se lanzaron a la ocupación de fincas.
- Tramitación de nuevos estatutos de autonomía. El Estatuto de Galicia fue aprobado en plebiscito en junio de 1936 y el del País Vasco estaba prácticamente terminado en julio de 1936.
Sin embargo, el ambiente social era cada vez más tenso. La izquierda obrera había optado por una postura claramente revolucionaria y la derecha buscaba de forma evidente detener esta revolución. Desde el mes de abril se sucedieron los enfrentamientos violentos en las calles entre grupos falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas. Unos y otros parecían prepararse para el enfrentamiento inminente.
La conspiración militar contra el gobierno del Frente Popular avanzaba. Por un lado, había una trama política conformada por los principales líderes de los partidos: Gil-Robles, Calvo Sotelo, José Antonio Primo de Rivera. Por otro lado, crecía el número de generales implicados (Franco, Goded, Fanjul, Varela) y Mola, destinado en Pamplona, se convirtió en el jefe de la conspiración, el «director» del golpe. Iniciaron contactos con Mussolini y Hitler. La madrugada del 13 de julio fue asesinado José Calvo Sotelo, jefe de la oposición monárquica. El enfrentamiento era inevitable.
Las Reformas del Primer Bienio de la Segunda República (1931-1933)
El partido ganador de las primeras elecciones republicanas de junio de 1931 fue el PSOE. Tiempo después, se formó el primer gobierno constitucional presidido por Manuel Azaña. El nuevo gobierno se propuso realizar una transformación de la realidad española para satisfacer con las peticiones del pueblo.
Reformas laborales
El socialista Largo Caballero propuso la Ley de Contratos de Trabajo que regulaba la contratación y las negociaciones colectivas; y la Ley de Jurados Mixtos, formada por patrones y obreros para evitar conflictos y conseguir formar acuerdos. Se estimuló un aumento de salarios, la creación de seguros y se rebajó la semana laboral a 40 horas.
Reforma agraria
El gobierno pretendía poner fin al predominio de los latifundios y mejorar las condiciones de vida de los campesinos con la Ley de Reforma Agraria, que establecía la expropiación sin indemnizaciones de las tierras de parte de la nobleza, mientras que las tierras en uso deficiente serían repartidas entre las familias campesinas. Para ello, se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA). Sin embargo, este sistema presentó ciertos problemas debido a la oposición de los partidos de derechas y la postura violenta de los anarquistas provocó que aparecieran rasgos de inestabilidad en el nuevo sistema.
Reforma religiosa
El objetivo fue limitar la influencia de la Iglesia. Se empezaron a promulgar leyes que afectaban directamente a esta institución como, por ejemplo: la disolución de la Compañía de Jesús y confiscación de bienes, matrimonio civil, divorcio, prohibiciones de la enseñanza a las órdenes religiosas… Esto significó una constante oposición entre la Iglesia, apoyada por el partido de Acción Popular, y la República.
Reforma militar
Tras el poco apoyo a la república por parte del sector militar, se propuso una serie de reformas con los siguientes objetivos: ganarse la confianza del ejército y aumentar la eficacia de este. Azaña propuso el retiro con el sueldo íntegro de todos los oficiales que no querían jurar fidelidad a la República. Con ello, se aseguró la lealtad del ejército. A su vez, se creó la Guardia de Asalto como cuerpo afín a la República y encargados del orden público, sustituyentes del ejército en esa función.
Reforma de la enseñanza
Se pretendía atender el nivel de analfabetismo, por lo que se priorizó la educación primaria. Para ello, se programó la construcción de nuevas aulas y más empleos de profesorado. Además, se estableció en la escuela la libertad religiosa, tanto para profesores como alumnos. Esta última reforma generó descontento en la derecha y la Iglesia.
Reforma territorial
Por medio de la Constitución de 1931, se pretendía dar salida al problema territorial de España mediante la concesión de un régimen político y administrativo determinado en cada región, es decir, autonomía. De entre ellos, sólo se aprobó en Cataluña durante un bienio en 1931. Por su parte, gallegos y vascos iniciaron este proceso, pero no surtió efecto hasta 1936.