El Gobierno de Adolfo Suárez y el Inicio de la Reforma en España

El Gobierno de Adolfo Suárez: Inicio de las Reformas

Tras la dimisión de Arias, Torcuato Fernández Miranda, como Presidente del Consejo del Reino, propuso al Rey, como era preceptivo, una terna de candidatos para la elección de jefe de gobierno: Adolfo Suárez, Gregorio López Bravo y Federico Silva. El día 3 de julio de 1976, Adolfo Suárez fue designado por el Rey para desempeñar el cargo de jefe de gobierno. Suárez provenía del franquismo[6], había sido ministro en el gabinete anterior, por lo que su nombramiento causó un gran recelo en la oposición y satisfacción en los sectores del régimen. Poco a poco, el gabinete[7] presidido por Suárez fue cobrando protagonismo y credibilidad, y a mediados de julio hizo una declaración programática que marca el inicio de las reformas.

En esa declaración, partiendo del principio de que la soberanía reside en el pueblo, anuncia la celebración de elecciones generales antes del 30 de julio de 1977. La idea era hacer la reforma dentro de la legalidad, una ruptura pactada contando con mayor consenso y apoyo de las fuerzas políticas para desmantelar lentamente la dictadura y llegar a la democracia.

Medidas Reformistas

Acompañando estas ideas, Suárez pone en marcha algunas medidas reformistas:

  • Renuncia del Rey al privilegio de presentación de obispos.
  • Aprobación de una amnistía para presos políticos (salvo terrorismo).
  • Ampliación de la tolerancia pública que amplía la libertad de expresión.
  • Negociaciones para legalizar centrales sindicales y partidos políticos.

El conjunto de estas medidas eran recogidas con satisfacción por el pueblo español, aunque en la calle el clima era de protestas y enfrentamientos. Se sucedían las manifestaciones. Los atentados terroristas (ETA y GRAPO, Grupo de Resistencia Antifascista Primero de Octubre) eran frecuentes y traían la sombra de un parón en las reformas. Por su parte, la extrema derecha (los ultras) también empleaban la violencia como medio para parar los cambios.

Reorganización de las Fuerzas Políticas

Las fuerzas políticas, ante las medidas anunciadas por Suárez, inician un proceso de reorganización:

  • En la derecha: unión en torno a Manuel Fraga de las fuerzas del franquismo formando Alianza Popular (AP).
  • En el centro: democristianos y liberales forman el Partido Popular (PP) que será el aglutinante de la Unión de Centro Democrático (UCD).
  • Las fuerzas de oposición, ahora unidas en la Plataforma de Organismos Democráticos (la Superplatajunta).
  • La izquierda: sobre todo el Partido Comunista; en julio de 1976 hace una Declaración en Roma con el compromiso de una concordia entre todos los españoles y abrir una vía de diálogo con el gobierno.

Al mismo tiempo, para poder llevar adelante el cambio, el gobierno tenía que:

  • Dejar aislada a la extrema derecha.
  • Controlar los poderes fácticos: sobre todo el control del ejército, punto central del franquismo. Al principio, algunos altos mandos provocaron incidentes, debido a su manifiesta voluntad contraria al cambio. Las fuerzas armadas tenían que garantizar la transición democrática. En ese sentido, es de destacar la labor del vicepresidente del gobierno, el teniente general Gutiérrez Mellado. En cuanto a la Iglesia, ya se venía desenganchando de la dictadura y apostaba por un futuro democrático. La jerarquía eclesiástica, dirigida por el cardenal Tarancón, apoyó el sector reformista de la dictadura, animó a la oposición liberal y contribuyó a debilitar la agresividad de la derecha conservadora.
  • Buscar el apoyo de la oposición para la reforma, haciendo que abandonase su posición rupturista.

Ley para la Reforma Política

Finalmente, se llega a la aprobación de la Ley para la Reforma Política. La Ley fue el instrumento para encauzar la transición a la democracia, pasando de la ley a la ley. La Ley es aprobada por las Cortes el 18 de noviembre de 1976 y ratificada, en referéndum nacional, el 15 de diciembre de 1976.

La Ley

  • Reconocía la soberanía popular.
  • Afirmaba la inviolabilidad de los derechos fundamentales.
  • Creaba unas Cortes democráticas de carácter bicameral. Las Cortes debían ser elegidas por sufragio universal, directo y secreto. Serían elegidos 350 diputados y 207 senadores (el Rey nombra, además, a un número de senadores no superior a una quinta parte).

Adolfo Suárez pensó que esta Ley contaría con bastante oposición en los sectores franquistas, por lo que fue tramitada por el procedimiento de urgencia; es debatida en las Cortes del 16 al 18 de noviembre de 1976. Para sorpresa de todos, fue aprobada por 425 votos a favor, 59 en contra, 13 abstenciones y 34 ausencias. Las propias cortes franquistas votaban su disolución, por lo que fueron conocidas como “las Cortes Haraquiri”. Después de ser aprobada, como la propia Ley establecía, fue sometida a referéndum el 15 de diciembre de 1976. La oposición se mostraba favorable a la abstención (aunque no pudo manifestar libremente su opinión), y la extrema derecha era contraria. En la votación participó el 77% del censo, votando afirmativamente el 94%. El gobierno había obtenido un gran éxito, aunque el referéndum no había reunido todos los requisitos democráticos. Comenzaba de este modo la voladura controlada del régimen.

Otras Medidas

Complementarias con esta ley fueron otras medidas como: la regulación del derecho de huelga, concesión de un nuevo indulto para presos políticos, legalización de las centrales sindicales y disolución del Movimiento Nacional.

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