La crisis de 1917 y el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera
En 1923, un capitán general conocido como Miguel Primo de Rivera se levantó contra el gobierno, dando un golpe de Estado e instaurando una dictadura militar. Este hecho fue impulsado por hechos como el fracaso en Marruecos, la culpabilidad del rey por el desastre de Annual o el auge del terrorismo. García Prieto, presidente del momento, trató de convencer al rey para destituir a los militares sublevados y convocar Cortes, pero el monarca no accedió; poco después, Prieto dimitió. Alfonso XIII aceptó el golpe de Estado, otorgándole el poder al líder de los sublevados. Esto supuso un acto en el que, al igual que en Europa, se reflejaba la crisis del sistema liberal.
El apoyo y las críticas al golpe de Estado
El golpe de estado contó con un apoyo por parte de mucha gente debido al malestar que se vivía en ese momento y veían esta acción una solución ante los problemas que había. Recibieron tanto apoyo, que ni los socialistas se opusieron, llegando incluso a colaborar hasta 1925. Los que sí se pusieron en contra fueron los anarquistas de la CNT y los comunistas, así como intelectuales, estudiantes, republicanos o viejos políticos monárquicos.
El gobierno de Primo de Rivera
El primer gobierno de Primo de Rivera estuvo formado totalmente por militares y le prestó una gran atención a aspectos como el desmantelamiento del sistema político de la Restauración, el restablecimiento del orden público, la defensa de la unidad de la patria y el fin del conflicto en Marruecos. Más adelante, Primo de Rivera inició un Gobierno dirigido fundamentalmente por civiles participantes de la Unión Patriótica. Se caracterizó por hechos como el intento de instauración de un régimen corporativo, la elaboración de una amplia legislación laboral y social y el potenciamiento económico inspirado en el fascismo italiano. Ante las dificultades y la oposición, Primo de Rivera dimitió en 1930, marchando al exilio en Francia.
La creación de la Segunda República
La dimisión de Primo de Rivera hizo que el rey le pidiera al general Dámaso Berenguer la creación de un nuevo gobierno. Su idea era restablecer el sistema constituido en 1876, pero la idea de una España republicana cada vez tenía más partidarios. En agosto de 1930, diferentes personalidades políticas se juntaron en San Sebastián y establecieron un acuerdo verbal con el que pretendían crear un gobierno basado en los principios republicanos. Esto fue conocido como El Pacto de San Sebastián. En diciembre de ese año hubo dos intentos para establecer la república, pero fracasaron. En 1931, ante la intensificación de la agitación social y política, Aznar sustituyó a Berenguer. Se convocaron unas elecciones y el 14 de abril de 1931, fue proclamada la Segunda República.