El Imperio Bizantino
El imperio de oriente, más poblado y rico, logró sobrevivir. También sufrió guerras e invasiones, pero resistió el embate de los bárbaros pagándoles tributos y firmando tratados para mantener la paz. La parte oriental del imperio se mantuvo durante diez siglos (s.V al s.XV) bajo el nombre del imperio bizantino, ya que su capital era Bizancio, fundada por Constantino. La ubicación estratégica de Constantinopla estimuló su crecimiento, convirtiéndola en la nueva Roma.
El Emperador Justiniano
Con el objetivo de restaurar el imperio romano, Justiniano conquistó algunas provincias occidentales, adaptando las leyes romanas en el código de Justiniano. Bizancio gozó de prosperidad económica gracias a la agricultura, la artesanía y el comercio.
La Expansión del Islam
En el siglo VII, Bizancio perdió territorios y el imperio se debilitó. Los turcos otomanos conquistaron Constantinopla en 1453, marcando el fin del imperio bizantino.
El Imperio Carolingio
Carlos Martel y Carlomagno lideraron la expansión del imperio carolingio en Europa occidental, estableciendo fronteras seguras y promoviendo el cristianismo.
La División del Imperio
Luis el Piadoso dividió el imperio entre sus hijos, dando lugar a reinos independientes.
La Expansión del Islam
En el siglo VII, el Islam se expandió desde la península arábiga, controlando importantes rutas comerciales y estableciendo un nuevo orden en la región.