El Imperio de Carlos V (1516-1556)
Territorios gobernados por Carlos V
Fernando el Católico dejó como sucesor a su nieto Carlos I de Habsburgo, que nació en Gante (Flandes) en 1500 y llegó a España en 1517. Poseyó un gran imperio, gracias a:
La herencia materna
que incluía la Corona de Castilla (con el reino de Navarra, Canarias, las plazas norteafricanas y las Indias) y la Corona de Aragón (con Baleares, Cerdeña, Sicilia y Nápoles).
La herencia paterna
comprendía los territorios de su abuela (María de Borgoña): Países Bajos, Luxemburgo y Franco Condado; y los de su abuelo Maximiliano I de Habsburgo: Austria, el Tirol y los derechos al título de emperador del Sacro Imperio, siendo elegido, en 1519, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (con el título de Carlos V).
Durante su reinado
incorporó el Milanesado y se conquistaron territorios en América.
Los conflictivos inicios del reinado
rebeliones de las Comunidades y las Germanías.
La política exterior de Carlos V
En teoría
pretendía conseguir una pacífica Europa bajo su autoridad. En realidad, buscaba mantener íntegro su patrimonio y tener la hegemonía europea. Para conseguirlo, contó con un poderoso ejército, los Tercios; una eficiente diplomacia; y el oro y la plata de América.
Las guerras con Francia
su mayor rival: Tras derrotar a Francisco I de Francia en la batalla de Pavía (1525), adquirió Milán y dominó el norte de Italia. Sin embargo, Francisco I se había aliado con el papa Clemente VII. Ello provocó el saqueo de Roma por las tropas de Carlos V en 1527 y la firma de la Paz de Cambrai en 1529. La paz definitiva (Paz de Cateau-Cambresis, 1559) llegará con Felipe II tras la victoria en la batalla de San Quintín (1557).
La lucha contra los turcos
(Imperio Otomano): En Europa Central, los turcos conquistaron casi toda Hungría y sitiaron Viena en 1529, que fue salvada por las tropas castellanas. En el Mediterráneo, los turcos se aliaban con piratas berberiscos que saqueaban Italia y España haciendo cautivos a cristianos. Las actuaciones de Carlos V, como la conquista de Túnez en 1535, no solucionaron el problema.
El enfrentamiento contra los príncipes protestantes alemanes
Su nombramiento como emperador de Alemania coincidió con la reforma luterana, que se extendió entre todas las clases sociales y regiones alemanas y tenía el apoyo de príncipes alemanes que pretendían apropiarse los bienes de la Iglesia y separarse del imperio. Primero, Carlos V buscó la aproximación de las dos posturas: Condenó las teorías de Lutero (Dieta de Worms, 1521), pero no apoyó al Papa con la ruptura con los protestantes y solicitó un concilio. Los príncipes alemanes formaron la Liga de Esmalcalda (1531) para defender sus intereses. El Concilio (en Trento) duró 18 años, pero los protestantes no acudieron. No sirvió para la reconciliación, sino para reafirmar el dogma católico y romper con los protestantes. A este movimiento católico se le denominó la contrarreforma. Los príncipes alemanes fueron derrotados en la Batalla de Mühlberg (1547), pero al no lograr imponer su autoridad, Carlos V firmó la Paz de Augbsburgo (1555), en la que cada príncipe podía imponer la religión católica o la luterana en sus territorios. El emperador abdicó en su hijo Felipe II (1555) y se retiró al Monasterio de Yuste, donde murió en 1558.
La conquista de América
Hernán Cortés conquistó el Imperio Azteca (1519-21); y Francisco Pizarro, el Inca (1529-31).
La política exterior
La Unidad Ibérica (1580-81)
En 1578 murió el rey de Portugal, don Sebastián, sin herederos. En 1580, Felipe II invadió Portugal y prometió respetar la autonomía del reino, creando un Consejo de Portugal y garantizando la protección de su comercio. Las Cortes de Tomar (Portugal, 1581) le reconocieron como rey de Portugal.
El conflicto en el Mediterráneo
La lucha contra los turcos y los piratas berberiscos. Felipe II construyó barcos de guerra y buscó aliados. La “Liga Santa” le permitió reunir una enorme flota, dirigida por D. Juan de Austria, y vencer a los turcos en la Batalla de Lepanto en 1571, que firmaron una tregua definitiva con los estados europeos.
La rebelión de los Países Bajos
La imposición de los dogmas del Concilio de Trento y de la Inquisición en los Países Bajos, provocó el saqueo de Iglesias y monasterios (1566). El Duque de Alba al frente de los Tercios sofocó la revuelta, impuso un régimen de terror y aprobó nuevos impuestos. La revuelta volvió a estallar dos años después, dirigida por Guillermo de Orange. En 1581, las siete provincias del Norte se independizaron de España, originando la Guerra de los ochenta años o Guerra de Flandes. Durante la década de 1580 parecía que España iba a conseguir someterlas gracias a las victorias de Alejandro Farnesio, pero no pudo impedir que Holanda y Zelanda lograsen la independencia y que se les sumasen otras provincias (se les denominó Provincias Unidas). En su último año, Felipe II cedió los Países Bajos a su hija Isabel Clara Eugenia, que se negó a reconocer la independencia de los Estados holandeses, por lo que la guerra continuó.
El enfrentamiento con Inglaterra y la armada invencible
Tras la muerte de la reina de Inglaterra, María Tudor, su hermanastra Isabel I, restauró el anglicanismo. La mala relación entre ambas monarquías se debió a que:
- Inglaterra rechazaba el monopolio de la explotación de América por españoles y portugueses. Organizó expediciones (como las de Sir Francis Drake) que atacaron las posesiones españolas en las Indias y las flotas.
- Los ingleses apoyaron a los rebeldes de los Países Bajos. A partir de 1585, apoyaron a los rebeldes flamencos.
Felipe II planeó invadir Inglaterra, pero fracasó. La Gran Armada, zarpó de Lisboa en 1588 hacia el Canal de la Mancha. El plan fracasó debido al acoso de los buques ingleses, la falta de un puerto adecuado para poder refugiarse y las tormentas. El desastre de la Armada Invencible golpeó el prestigio español.
Desarrollo
La Guerra de Sucesión (1701-1715) y el Sistema de Utrecht. Política Exterior en Europa
La herencia de Carlos II y la Guerra de Sucesión
Los pretendientes al trono español: A la muerte de Carlos II sin descendencia, el archiduque Carlos de Habsburgo y el príncipe Felipe de Anjou (de la dinastía borbónica) se disputaron el dominio de España. Este último había sido nombrado heredero por Carlos II, aunque no podría ser rey de Francia y España y debería mantener íntegros los territorios de la monarquía española. Felipe V fue coronado en 1701.
Las otras potencias europeas temían el fin del equilibrio a causa del dominio borbónico de tantos territorios
En 1701 se creó la Gran Alianza de la Haya contra los Borbones, formada por Austria, Inglaterra, Provincias Unidas (Holanda), a la que se unieron otros países europeos. Al año siguiente declararon la guerra a Francia, iniciándose la Guerra de Sucesión española.
Guerra civil
Los reinos españoles se dividieron. Los felipistas o borbónicos eran mayoría en Castilla. Estaban a favor de la centralización política de la monarquía absoluta. En la Corona de Aragón, apoyaron al candidato Austria que defendía un modelo de estado confederal, basado en el pactismo y en la soberanía de las cortes.
El desarrollo de la guerra
Al inicio, la guerra favoreció a la Liga antiborbónica. La armada inglesa estableció dos bases navales en Gibraltar y Menorca. Ocuparon los territorios de la Corona de Aragón. El ejército borbónico recuperó Valencia y Aragón tras la Batalla de Almansa (1707), pero no Cataluña y Baleares. En 1711 el candidato austriaco, se convirtió en emperador de Austria y se perdió interés por el conflicto.
El Fin de la guerra. El Sistema de Utrecht (1713)
Se firmó la paz de Utrecht. Los aliados se retiraron de Cataluña y Baleares, que continuarían la guerra hasta su derrota final (1714-15). Luis XIV aceptó el reparto de los territorios de la monarquía española.
Las consecuencias de estos acuerdos o Sistema de Utrecht
Inglaterra se convirtió en una gran potencia naval y comercial. Se apoderó de Gibraltar y Menorca, obtuvo concesiones en el comercio con las Indias y envió anualmente el navío de permiso a las colonias españolas, además del monopolio del tráfico de esclavos africanos en América (asiento de negros). Los Habsburgo de Austria controlaron el Imperio alemán y los territorios españoles en Europa. España fue la gran derrotada, pues cedió casi todas sus posesiones europeas.