El Imperio de los Austrias en España: Política, Sociedad y Economía en el Siglo XVI

El Reinado de Carlos V: Conflictos Internos y Expansión Imperial

Tras la muerte de Fernando «el Católico», Carlos de Habsburgo fue proclamado rey de Castilla y Aragón, junto con sus territorios en Italia, África y América. La herencia de su padre, Felipe «el Hermoso», incluía el Franco Condado, los Países Bajos y Luxemburgo. Al morir su abuelo, Maximiliano de Austria, heredó sus posesiones en Alemania y Austria, además de los derechos al título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Carlos I llegó a la península en 1517 sin saber castellano y acompañado de consejeros flamencos, quienes ocuparon puestos importantes en las cortes y en la Iglesia. Tras la muerte de Maximiliano de Austria en 1519, Carlos convocó Cortes para obtener nuevos impuestos que le permitieran viajar a Alemania y ser nombrado emperador. Esto generó un descontento general que desembocó en la revuelta de las Comunidades de Castilla. Los comuneros reivindicaban la participación de las Cortes en el gobierno, la limitación de consejeros extranjeros en los cargos y la prohibición de la salida de oro, plata y lana. La revuelta, que inicialmente tenía un carácter político, fue adquiriendo un aspecto social y antiseñorial, lo que provocó que la nobleza apoyara al emperador. Juntos derrotaron a los sublevados en Villalar, restableciéndose la autoridad imperial.

En Valencia y Mallorca se produjo la revuelta de las Germanías, de carácter social, que enfrentó a la burguesía urbana y a la nobleza, por un lado, y a los campesinos y la nobleza, por otro. En 1522, la nobleza derrotó a los sublevados. Ambos conflictos reforzaron la monarquía, sometiendo a las Cortes castellanas y reafirmando las relaciones entre el rey, la nobleza y las oligarquías urbanas. Como muestra de su compromiso, Carlos permaneció siete años en Castilla y se casó con Isabel de Portugal, continuando la política de los Reyes Católicos.

Felipe II y la Consolidación de la Monarquía Hispánica

Tras el fracaso de la unidad religiosa, sancionado por la Paz de Augsburgo, Carlos V decidió abdicar, dividiendo sus posesiones entre su hijo Felipe y su hermano Fernando. A Felipe le entregó la Monarquía Hispánica, los territorios borgoñones y el Milanesado. Felipe II (1556-1598) tenía como objetivo mantener la hegemonía de los Habsburgo en Europa y defender el catolicismo. Estableció la corte en Madrid y gobernó con una burocracia reforzada y un ejército permanente. Su gobierno aumentó el autoritarismo político y religioso e impulsó la Contrarreforma.

Felipe II tuvo que hacer frente a la sublevación de los moriscos de las Alpujarras, desencadenada por el apoyo del Justicia Mayor de Aragón al aragonés Antonio Pérez. El ejército real redujo la rebelión y ejecutó al Justicia Mayor, lo que llevó a que las Cortes de Tarazona de 1592 cedieran al rey la facultad de nombrar a este cargo. En política exterior, Felipe II se enfrentó a:

  • Los turcos en el Mediterráneo, a quienes venció en la batalla de Lepanto.
  • La guerra de los Países Bajos (1566-1648), originada por la represión de los calvinistas y el autoritarismo regio. En 1598, Felipe II cedió la soberanía de los Países Bajos a su hija Isabel Clara Eugenia, pero la guerra continuó hasta la tregua de 1609.
  • Isabel I de Inglaterra, conflicto que se saldó con la derrota española de la Armada Invencible en 1588.

La unión con Portugal, la unidad ibérica, supuso el control de un gran imperio marítimo. En 1580, el trono portugués quedó vacante y Felipe II hizo valer militarmente sus derechos, derrotando a la oposición. Las Cortes de Tomar de 1581 reconocieron a Felipe II como rey de Portugal y, para su gobierno, se creó el Consejo de Portugal, integrado por portugueses.

El Modelo Político de los Austrias: Un Sistema Polisinodial

La organización institucional de los Austrias mantuvo la estructura creada por los Reyes Católicos. La monarquía era la cúspide del sistema y el lazo de unión de los reinos, que conservaban sus propias instituciones y legislación. Sin embargo, la evolución autoritaria de la monarquía generó una continua tensión institucional. El rey ejercía el gobierno apoyado en un sistema polisinodial o de consejos, organismos especializados de gobierno (consejos territoriales) y asesoramiento (consejos temáticos). El poder de los secretarios reales aumentó. Las principales innovaciones fueron el aumento del número de consejos y la creación de un Consejo de Estado formado por especialistas y presidido por el rey, quedando los demás consejos subordinados a este. Los ingresos de la Corona procedían de los impuestos que pagaba Castilla, los subsidios votados en Cortes y los ingresos de las Indias. El principal problema de la administración de los Austrias era la venalidad de los cargos, que contribuyó a su degradación.

Economía y Sociedad Española en el Siglo XVI: Luces y Sombras

En la primera parte del siglo XVI, se experimentó un importante desarrollo económico basado en la producción de mercancías, el comercio internacional y la actividad portuaria, impulsado por el aumento de la demanda en la Península y en América. En toda Europa, incluida la Península, se produjo la revolución de los precios, debida a la llegada de metales preciosos de América. Desde mediados de siglo, comenzaron a aparecer síntomas de crisis al inundarse el mercado de productos extranjeros. También se produjo una subida de los salarios y una creciente presión fiscal. Además, las guerras en Europa dificultaron los negocios. La rebelión de Flandes hundió las exportaciones de lana y arruinó a los comerciantes burgaleses. La política europea de Felipe II y el endeudamiento de la Hacienda real terminaron de abocar a Castilla a la recesión económica a finales de siglo.

Los rasgos más significativos de la sociedad española en el siglo XVI fueron la progresiva intolerancia religiosa e ideológica y la hidalguización de la sociedad. Debido a la difusión del protestantismo, se consolidó la separación entre cristianos viejos y cristianos nuevos, y se extendió la obsesión por la limpieza de sangre. La actuación de la Inquisición fue decisiva al fomentar el miedo. La hidalguización supuso el desprestigio de las actividades artesanales y comerciales, consideradas incompatibles con el honor de un hidalgo.

Renacimiento, Cultura y el Papel de la Inquisición

Con el reinado de los Reyes Católicos y, sobre todo, de Carlos V, llegaron a España las tendencias literarias y artísticas del Renacimiento italiano. El castellano se convirtió en el principal instrumento de difusión cultural. Los Reyes Católicos habían realizado una amplia reforma de la Iglesia, pero la posición crítica de Erasmo de Rotterdam recibió apoyo inicialmente. Sin embargo, la extensión del luteranismo hizo que los erasmistas perdieran influencia. En 1558, surgieron en Sevilla y Valladolid dos brotes de protestantismo, pero se produjo una fulminante actuación inquisitorial, con la asistencia del propio monarca al auto de fe. En 1553, la Inquisición publicó el primer Índice de libros prohibidos, y cinco años más tarde se instauró la censura. La publicación de los decretos del Concilio de Trento determinó el clima de intolerancia religiosa y la falta de libertad. Los estatutos de limpieza de sangre prohibían el acceso a determinadas instituciones a aquellos que no pudieran demostrar que no tenían antepasados judíos en las tres últimas generaciones. El ambiente de exaltación religiosa dio lugar a la literatura mística.

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