Introducción
En el siglo XVI, la obsesión de los reyes por mantener y afianzar su condición de primera potencia europea y mundial arrastró a la Monarquía Hispánica a un estado casi permanente de guerras. Estos conflictos, que poco tenían que ver con los intereses del pueblo, llevaron a la ruina a la monarquía, además de los problemas internos. No podemos hablar todavía de un único estado español dada la gran extensión geográfica y la diversidad política de los estados que conformaban la Monarquía Hispánica.
Desarrollo
Los dominios de Carlos I
Carlos I recibió una gran herencia. Por parte de los Reyes Católicos heredó la Corona de Castilla y de Aragón. Por parte de María de Borgoña heredó los Países Bajos y el Franco Condado. Desde 1519, a la muerte del emperador alemán Maximiliano I de la dinastía Habsburgo, recibió sus territorios de Austria. En 1519, fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, como Carlos V, aunque para ello tuvo que recurrir a préstamos, pues la corona imperial no era hereditaria, sino que los príncipes alemanes «elegían» emperador a uno de ellos y cuya voluntad había que comprar. Carlos I estaba dotado de un gran poder en extensión, pero su gran imperio presentaba dos inconvenientes: vulnerabilidad por territorios muy dispersos y la dificultad de gobernar debido a las leyes e instituciones de cada territorio.
Los conflictos exteriores
Las pretensiones imperiales y religiosas de Carlos I ocasionaron enormes gastos militares a consecuencia de los conflictos exteriores.
Las guerras con Francia en Italia (1521-1544)
Francia era otra gran potencia europea y su rey Francisco I, había rivalizado con Carlos por conseguir la corona imperial alemana. Al no conseguirlo, pretendió dominar Europa, la cual, tras cuatro victorias de Carlos, acabó confirmando su supremacía.
La lucha con los turcos
En su concepción medieval, Carlos I propició la defensa de la cristiandad frente a la amenaza islámica, representada por el Imperio turco otomano, que se extendía desde el sureste de Europa y norte de África. Carlos V se desplazó a Viena y derrotó a los turcos en su asedio a esta ciudad. El Mediterráneo musulmán se convirtió en un escenario de conflictos con victorias como Túnez (1535) y derrotas como Argel (1541).
Los conflictos religiosos en el seno del Imperio Germánico
Alemania había sido escenario de la Reforma Luterana. La defensa de la ortodoxia católica empujó a Carlos V a luchar contra los protestantes, que obtendrían el apoyo del rey francés. En la Paz de Augsburgo de 1555 se reconoce la vigencia de dos religiones en el Imperio Germánico.
La Monarquía Hispánica de Felipe II (1556-1598)
Carlos I abdicó en 1556, repartiendo de forma no equitativa sus dominios entre Felipe II y su hermano Fernando I de Austria. Debido a los problemas del luteranismo, evitó dejar el imperio austriaco en manos de su hijo y lo hizo en manos de su hermano, quién aspiraba con derechos a la corona. Felipe II heredó todos los otros territorios y tras la muerte del rey de Portugal, forzó su designación como rey tras su rechazo por el pueblo, enviando un ejército coaccionario. Tras la incorporación del Imperio Portugués se llegó a la máxima extensión hispánica.
Los conflictos exteriores a la Península Ibérica
La política exterior de Felipe II estaba inspirada en los principios de Carlos I: la supremacía europea, lucha contra los turcos en el Mediterráneo y defensa de la ortodoxia católica. La situación había cambiado, Francia renunció a reclamar sus derechos sobre Italia y el Imperio Alemán ya no incumbía en la monarquía hispánica, aunque surgieron problemas como:
La sublevación de los Países Bajos (1568-1648)
Los Países Bajos formaban parte de la Monarquía. Sus artesanos y comerciantes convirtieron estas zonas en ricas y prósperas, presionando a la Corona. Los cargos que daba Felipe II y su imposición religiosa provocaron tensión en Flandes. Felipe II provocó rebeliones contra los calvinistas y la guerra contra los rebeldes holandeses fue muy costosa y finalmente las siete provincias del norte se independizaron, aún sin el reconocimiento español hasta el final de la Guerra de los Treinta Años (1648).
La ofensiva contra los turcos (1570-1571)
Los dominios en Italia obligaban a estar alerta de la expansión de los turcos por el Mediterráneo. Por ello, la Monarquía Hispánica, Venecia y los Estados Pontificios formaron la Liga Santa y derrotaron a los turcos con su flota en 1571.
La guerra contra Inglaterra (1585-1604)
Las relaciones con Inglaterra habían sido cordiales, pero el matrimonio sin descendencia de Felipe II y María Tudor y el ascenso al trono de la reina Isabel I, las relaciones pasaron a ser de rivalidad. En el siglo XVI, Inglaterra tiene un aumento demográfico y económico que impulsó el comercio colonial. En 1588 se intentó invadir las Islas Británicas con «La Gran Armada», pero acabó en un fracaso con consecuencias de todo tipo y una paz con Inglaterra que no se consiguió hasta el 1604 a la muerte de Isabel.
La explotación del Pacífico. Las Islas Filipinas.
Concluida la exploración de América, Felipe II, propició las del océano Pacífico en las Islas Filipinas y Manila como mercado activo. A Nueva España se transportaban especias y manufacturas chinas a cambio de plata mexicana. Debido al escaso desarrollo apenas se asentaron colonos.
Conclusión
Este tema está marcado por el reinado de dos reyes, Carlos I y Felipe II. En definitiva, fue este un siglo de continuas luchas exteriores en las que se consumieron los recursos y hombres, por lo que se desaprovechó la gran oportunidad de modernizar los estados de la Monarquía Hispánica.