El Imperio de Carlos V: Conflictos Internos
Carlos V heredó un vasto imperio compuesto por los dominios de sus abuelos, Maximiliano I (Austria, Sacro Imperio Romano Germánico) y Fernando el Católico (Aragón, Nápoles, Sicilia), así como de su abuela María de Borgoña (Países Bajos y Franco Condado) y de su madre Juana I de Castilla (Castilla, Navarra y América). En 1519, fue elegido emperador de Alemania. A pesar de su extensión, el imperio era vulnerable a ataques en varios frentes.
Con Carlos I, nieto de los Reyes Católicos, la corona española pasó a la dinastía de los Habsburgo o Austrias. El rey llegó a España en 1517. El nombramiento de extranjeros para altos cargos y su partida para ser coronado emperador en 1520, tras convocar Cortes para obtener fondos, provocó la sublevación de las principales ciudades castellanas, lideradas por Toledo. El poder municipal fue sustituido por comunas, integradas por artesanos, comerciantes, baja nobleza y bajo clero. Sus reclamaciones incluían el regreso de Carlos a España, la exclusión de extranjeros en cargos políticos, mayor protagonismo de las Cortes y reducción de impuestos. El conflicto se radicalizó y se convirtió en una rebelión antiseñorial. La nobleza se unió al rey, y los comuneros fueron derrotados en Villalar (1521). Sus líderes, Padilla, Bravo y Maldonado, fueron ejecutados. A pesar de su victoria, Carlos se deshizo de la camarilla flamenca y prestó más atención a Castilla.
El movimiento de las Germanías (1519-1522) se inició en Valencia y se extendió a Murcia y Mallorca. Con un carácter social, el rey había permitido a los artesanos formar una milicia (Germanía) ante posibles ataques berberiscos. El conflicto se radicalizó cuando la nobleza abandonó las ciudades por la peste, y las Germanías tomaron el poder municipal. El ejército imperial, con apoyo de la nobleza, sofocó la rebelión. Como en Castilla, la alianza entre monarquía y nobleza se consolidó.
La Monarquía Hispánica de Felipe II: La Unidad Ibérica
Felipe II heredó parte del imperio de su padre. Carlos, tras retirarse a Yuste en 1556, dejó el título imperial y la corona de Austria a su hermano Fernando. Felipe II añadió a sus dominios (Castilla, Aragón, territorios italianos y Países Bajos) Portugal y su imperio ultramarino, herencia de su madre, Isabel de Portugal. En 1578, murió el rey Sebastián I de Portugal sin descendencia directa. El trono pasó a su tío abuelo, el Cardenal Enrique, quien murió dos años después también sin descendencia. El heredero legítimo era Felipe II, lo que significó la unión dinástica de ambas coronas y la unidad ibérica. Parte de la nobleza y los comerciantes portugueses vieron beneficios en la unión, pero las clases populares se opusieron. Felipe II ordenó la invasión de Portugal al Duque de Alba. Las tropas castellanas llegaron a Lisboa sin resistencia, y las Cortes portuguesas proclamaron rey a Felipe II.
Tras la abdicación de su padre, Felipe II estableció su corte en Madrid, poniendo fin a la corte itinerante. Sus colaboradores eran mayoritariamente castellanos, y su política internacional y matrimonial favoreció a Castilla, que financiaba la mayor parte de su política. La política exterior de Felipe II se basó en la defensa del catolicismo y la lucha contra los turcos. Surgieron nuevos problemas, como la sublevación de los Países Bajos (1548-1668) y la rivalidad con Inglaterra, que culminó en la derrota de la Armada Invencible en 1588. El escaso éxito y el alto coste de su política llevaron a Felipe II a la bancarrota en tres ocasiones. Al final de su reinado, España estaba arruinada, y su imperio al borde de la desintegración.
La España del Siglo XVII: El Modelo Político de los Austrias
La monarquía hispánica del siglo XVI gobernaba territorios con diferentes leyes, instituciones y tradiciones, mientras coexistían poderes paralelos como la nobleza, la Iglesia, las ciudades y las Cortes. Los Austrias continuaron la política de los Reyes Católicos, afirmando su autoridad mediante el control de estos poderes y un gobierno polisinodial (basado en Consejos).
La nobleza fue sustituida en el gobierno por hombres formados en universidades y en acciones militares por ejércitos mercenarios, convirtiéndose en una nobleza cortesana. La necesidad de ayuda militar del Papa permitió un mayor control sobre la Iglesia. Las Cortes dejaron de reunirse al disponer de otros recursos, como la plata americana o los créditos de banqueros. Los concejos de las ciudades fueron controlados por corregidores reales.
El sistema de gobierno se constituyó por Consejos:
- Consejo de Estado: presidido por el rey, se ocupaba de política exterior y cuestiones de estado. Creado por Carlos V.
- Consejos Territoriales: trataban los asuntos de cada reino: Castilla (superior al resto), Aragón, Italia, Indias, Portugal y Flandes.
- Consejos Temáticos: con competencia en todos los reinos, como el Consejo de Hacienda, Inquisición, Órdenes Militares y el de Guerra (separado por Felipe II del Consejo de Estado).
En el ámbito territorial, la diversidad era grande. Existían instituciones similares en varios territorios, como los virreyes y las Audiencias, pero cada territorio tenía sus propias leyes, instituciones, idioma y fronteras. En los municipios castellanos, se persiguió el control por parte de las oligarquías locales y los corregidores. Se vendían cargos municipales vitalicios para recaudar impuestos. En la Corona de Aragón, se extendió el sistema de elección de cargos temporales por sorteo.
Economía y Sociedad en la España del Siglo XVI
Durante el siglo XVI, la península ibérica experimentó un crecimiento demográfico y económico. La población alcanzó los 8 millones a finales de siglo. Se expandió el cultivo de cereales y viñedos, aunque la ganadería siguió siendo la base de la economía castellana. Las actividades artesanales eran escasas. La demanda aumentó debido a las colonias americanas, y la conquista permitió el intercambio de productos agrarios. El oro y la plata fueron las mayores riquezas extraídas de América, representando una importante fuente de ingresos para Castilla y la Corona.
Sin embargo, España desaprovechó la coyuntura económica y quedó relegada, mientras Francia, Inglaterra y Holanda iniciaban su despegue. Los gastos de las guerras, la ruina de la Hacienda real, el endeudamiento y el aumento de la presión fiscal arruinaron los sectores productivos. El crecimiento económico se tradujo en una subida de precios. A mediados de siglo, aparecieron los primeros síntomas de crisis.
La sociedad se mantuvo estamental:
- Nobleza: terratenientes que vivían de privilegios.
- Baja nobleza (infanzones): arruinada por la inflación.
- Clero: recibía el diezmo. Los altos cargos eran ocupados por segundones de la nobleza.
- Bajo clero: pobre, generoso y con poca cultura.
- Burguesía: artesanos y comerciantes, a menudo dirigidos por extranjeros. No realizaban inversiones.
- Campesinos: los más perjudicados, pagaban impuestos y sufrían una política fiscal recaudatoria.
Carlos I creó la élite de los Grandes de España, que gozaban de privilegios y desempeñaban altos cargos. Se generalizó el requisito de la limpieza de sangre para acceder a ciertos cargos o instituciones. Mientras en países protestantes mejoraba la consideración del trabajo artesanal y mercantil, en España se consideraban incompatibles con el honor.
Cultura y Mentalidades: La Inquisición
El Renacimiento, movimiento cultural que pone al hombre como centro del mundo, llegó a España a través de Italia. Durante el reinado de Carlos I, se extendieron las ideas de Erasmo de Rotterdam, y Luis Vives fue su representante en España. Ante las ideas protestantes (Lutero, Calvino), Carlos V y Felipe II tomaron medidas. En 1559, Felipe II prohibió a los castellanos estudiar en el extranjero (excepto Roma, Coimbra y Polonia) y una lista de libros considerados peligrosos para la fe. Esto provocó un atraso científico en España.
Actividades culturales de la época:
- Derecho internacional (Francisco de Vitoria y Bartolomé de las Casas).
- Economía (Francisco de Vitoria en la Universidad de Salamanca).
- Arte: influenciado por eclesiásticos. Arquitectura (Juan de Herrera, El Escorial), pintura (El Greco, Claudio Coello), escultura (escuela de Valladolid), literatura (místicos: Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz; Lazarillo de Tormes).
Mentalidades: dominaban los valores aristocráticos y religiosos. Se valoraba la limpieza de sangre y se despreciaba el trabajo manual. La Inquisición, poderosa en el siglo XVI, controlaba la enseñanza y poseía tierras. La Corona la impuso en todos sus territorios. La Iglesia juzgaba y detenía a sospechosos de herejía o judaísmo. La limpieza de sangre se usó contra descendientes de judíos conversos, permitiéndoles comprar cargos en la administración, ejército e Iglesia. También se aplicó a los moriscos.
Gobierno de Validos y Conflictos Internos
El siglo XVII marca la decadencia del Imperio español. Reinaron los Austrias menores, que dejaron el gobierno en manos de validos. Este sistema supuso el triunfo de la alta aristocracia.
- Felipe III (1598-1621): duque de Lerma, luego duque de Uceda (1618).
- Felipe IV (1621-1665): Conde-Duque de Olivares.
- Carlos II (1665-1700): Mariana de Austria, Fernando Valenzuela, Nithard y Juan José de Austria.
España sufrió graves problemas: descenso demográfico (pestes, hambrunas, emigración y expulsión de moriscos en 1609), problemas agrarios y déficit de la Hacienda pública. Surgieron los arbitristas, que culpaban de la decadencia a la política exterior y el atraso económico. Con Felipe IV, la Hacienda empeoró por las guerras. Aumentaron impuestos (alcabalas, millones, papel sellado, tabaco) y se vendieron cargos públicos. Hubo conspiraciones nobiliarias en Andalucía.
La Crisis de 1640
Castilla soportaba los gastos de las guerras. El Conde-Duque de Olivares quiso que todos los territorios contribuyeran con hombres y dinero. El decreto «Unión de Armas» (1625) preveía un ejército de 140.000 hombres. Aragón y Valencia aceptaron, pero Cataluña se negó. La presión de Olivares e incidentes del ejército castellano provocaron la sublevación del «Corpus de Sangre» (1640) y el asesinato del virrey. Estalló la guerra catalana, con la intervención de Luis XIII de Francia, quien se declaró rey de Cataluña. Los catalanes se dieron cuenta del centralismo francés y volvieron a Felipe IV. La guerra con Francia terminó con la Paz de los Pirineos (1659), donde España cedió el Rosellón y Cerdeña.
En Portugal, el descontento por el trato español a sus colonias llevó a nombrar rey al Duque de Braganza. La Corona intentó sofocar la sublevación, y Portugal se separó. La Paz de Westfalia (1648) reconoció a Portugal como independiente, aunque España no lo hizo oficialmente hasta Carlos II. Se separaron territorios ultramarinos, excepto Ceuta. Hubo levantamientos en Andalucía, Aragón y Nápoles. Superada la crisis, se volvió a respetar los fueros.
El Ocaso del Imperio Español en Europa
El orden internacional cambió en el siglo XVII con la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y el conflicto franco-español (1659). La Paz de Westfalia (1648) acabó con el poder del emperador y el papado, surgiendo monarquías independientes. Marcó el fin del poderío de los Habsburgo. Felipe III firmó la Tregua de los Doce Años. Felipe IV y Olivares intervinieron en la Guerra de los Treinta Años, apoyando a los Habsburgo de Viena. Hubo victorias (Breda, Nördlingen) y derrotas (Rocroi). La Paz de Westfalia reconoció la independencia de Holanda. El conflicto franco-español terminó con la Paz de los Pirineos, donde España cedió el Rosellón a Francia. Carlos II aprovechó la debilidad española, que cedió territorios en Aquisgrán y Ryswick.
Evolución Económica y Social
El siglo XVII sufrió una crisis económica en Europa (excepto Gran Bretaña y Holanda) por pestes, malas cosechas y mortandad bélica. España no se recuperó hasta 1680. La expulsión de los moriscos, las bancarrotas, los problemas de la cabaña ovina y las pañerías castellanas, y las alteraciones monetarias agravaron la situación. La nobleza se endeudó, la burguesía especuló con la deuda pública o compró tierras, y los campesinos se endeudaron por impuestos y préstamos.
Esplendor Cultural: El Siglo de Oro
El Siglo de Oro (último tercio del XVI y primera mitad del XVII) se caracterizó por el espíritu religioso contrarreformista, con ceremonias y procesiones que mostraban el poder de la Iglesia Católica y la Monarquía Absoluta. Los arbitristas diagnosticaron los males socioeconómicos (despoblación, presión fiscal, enriquecimiento de extranjeros) y propusieron soluciones. Literariamente, destacan El Quijote, el teatro de Lope de Vega y Calderón de la Barca, y la poesía de Quevedo y Góngora.
La Guerra de Sucesión y el Sistema de Utrecht
En 1700, murió Carlos II sin descendencia. Dos candidatos al trono: el duque de Anjou (futuro Felipe V, nieto de Luis XIV de Francia) y el archiduque Carlos de Austria. La Guerra de Sucesión (1702-1714) fue una guerra civil española y un conflicto internacional. Las potencias europeas no aceptaban a Felipe V por sus derechos al trono francés. La guerra enfrentó a los partidarios del archiduque (Austria, Gran Bretaña, Países Bajos, Portugal y Aragón) contra los de Felipe V (Francia, Castilla y Navarra). Inicialmente desfavorable a Felipe V, la guerra cambió con la Batalla de Almansa, Brihuega y Villaviciosa. Tras renunciar Felipe V a la corona francesa, el bando austriaco sufrió derrotas, y el archiduque se retiró al convertirse en emperador. El Tratado de Utrecht (1713) reconoció a Felipe V como rey de España, renunciando a la corona francesa. Nápoles, Cerdeña y Países Bajos pasaron a Austria. Inglaterra obtuvo Gibraltar, Menorca, el navío de permiso y el asiento de negros. El Tratado de Utrecht marcó el inicio de la hegemonía británica.
Cambio Dinástico: Los Primeros Borbones
Con Felipe V (1700-1746) se inicia la monarquía borbónica en España. Su tarea principal fue la centralización administrativa y la supresión de los fueros de la Corona de Aragón, causando malestar en Cataluña, Aragón y Valencia. En 1724, abdicó en su hijo Luis I. Gobernó con ministros extranjeros (Alberoni) y españoles (José Patiño, quien reorganizó el ejército y la hacienda).
Fernando VI (1746-1759), rey culto, inteligente y pacífico, se centró en modernizar el Estado. Heredó al Marqués de la Ensenada, quien reformó impuestos, modernizó la armada, reforzó la política americana y sentó las bases para el gobierno de Carlos III.
Carlos III (1759-1788), el rey más importante desde el siglo XVI, llevó a cabo una labor reformadora. Contó con ministros napolitanos (Esquilache, Grimaldi) y españoles (Campomanes, Floridablanca, Aranda).
Carlos IV (1788-1808), rey débil, no pudo afrontar los conflictos de la Revolución francesa y el ascenso de Napoleón. En su gobierno destacaron intelectuales reformistas como Jovellanos. En su segunda etapa, Godoy, su favorito, sometió la política española a la francesa, lo que llevó a la Guerra de la Independencia.
Reformas en la Organización del Estado: La Monarquía Centralista
Los Borbones introdujeron cambios en la estructura del Estado. Felipe V implementó medidas centralizadoras. Los Decretos de Nueva Planta (1707-1716) abolieron los fueros de la Corona de Aragón, asimilándolos a los castellanos. Los fueros vascos y navarros se mantuvieron por su lealtad en la Guerra de Sucesión. Se dividió el territorio en provincias gobernadas por capitanes generales. Se mantuvieron las Reales Audiencias y los cargos municipales. Se creó la figura del intendente para cuestiones económicas.
Se reformó la administración central. Se suprimieron los Consejos, excepto el de Castilla, que se convirtió en órgano asesor del rey. Se crearon las Secretarías de Despacho (Estado, Guerra, Marina, Hacienda, Justicia e Indias), antecedentes de los ministerios. En 1787, se creó la Junta Suprema de Estado, antecedente del Consejo de Ministros. Se intensificó el regalismo, buscando la supremacía de la Corona sobre la Iglesia. Se controló la Inquisición y se expulsó a la Compañía de Jesús (1767). Hubo intentos de reformar la hacienda (Catastro de Ensenada, 1749).
Práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III
Carlos III adoptó el Despotismo Ilustrado, implementando cambios desde arriba. Se apoyó en la nobleza ilustrada (Aranda, Campomanes, Esquilache). El Motín de Esquilache (1766) se relacionó con medidas contra las clases pudientes (prohibición de aumentar bienes de manos muertas, proyecto de contribución única) y otras impopulares (reglamento de capas y sombreros). Carlos III expulsó a los jesuitas, acusándolos de instigar el motín y oponerse al regalismo. Repobló Sierra Morena con familias extranjeras, apoyó las Sociedades de Amigos del País y promovió el urbanismo madrileño.
Evolución de la Política Exterior de Europa
Los Borbones cambiaron la política exterior española. Francia pasó de enemiga a aliada. Se firmaron los «Pactos de Familia» con Francia y se mantuvo la enemistad con Inglaterra por el dominio atlántico. Los dos primeros Pactos de Familia (1733-1743) se firmaron con Felipe V, quien recuperó territorios italianos. Su hijo Carlos fue reconocido rey de Sicilia y Nápoles. Se buscaba recuperar Gibraltar y Menorca. Fernando VI mantuvo la neutralidad y firmó el Concordato con la Santa Sede (1753), reforzando el regalismo. Con Carlos III, se firmó el tercer Pacto de Familia (1761), interviniendo contra Inglaterra en la Guerra de los Siete Años y apoyando a los independentistas norteamericanos. El Tratado de Versalles (1783) devolvió Menorca a España. En 1807, el Tratado de Fontainebleau autorizó el paso de tropas francesas por España hacia Portugal, lo que Napoleón aprovechó para ocupar España.
La Política Borbónica en América
Tras el Tratado de Utrecht, España se centró en América, buscando aumentar su control territorial, comercial y económico. La amenaza británica y el navío de permiso aumentaban el contrabando. Los Borbones tomaron medidas: crearon una marina comercial y de guerra, firmaron los Pactos de Familia con Francia y, desde 1765, permitieron el libre comercio con decretos. América prosperó, con un crecimiento demográfico e incremento del tráfico mercantil con España. Hubo un desarrollo intelectual con universidades y viajes científicos (Jorge Juan, Malaspina). A finales del siglo XVIII, el bloqueo inglés impidió el comercio. La llegada de Napoleón y la Guerra de la Independencia causaron malestar en los criollos por los precios de las materias primas y las manufacturas. Los criollos se separaron de la Corona en Caracas, Río de la Plata, Perú y México.
La Ilustración en España
La Ilustración española se caracterizó por su contenido religioso, diferenciándose de la europea, pero compartiendo el espíritu crítico, la fe en la razón, la confianza en la ciencia y el afán de enseñar. Hubo cuatro generaciones culturales: el padre Feijoo (crítica al Barroco), el padre Flórez (recopilación ideológica), Campomanes (reformista) y Jovellanos (neoclásico). Se crearon academias (Lengua, Medicina, Historia, Bellas Artes de San Fernando) y el Jardín Botánico. Destacaron Cavanilles (biología), Jorge Juan (astronomía y cartografía) y Piquer (medicina). Se crearon instituciones (Escuela de Ingenieros de Caminos), se desarrolló la prensa (El Pensador) y se impulsó el Neoclasicismo en el arte, con Juan de Villanueva (Museo del Prado) y Francisco de Goya (Fusilamientos del 3 de mayo).