El Manifiesto de Sandhurst
Clasificación y Tipología
El texto es un fragmento del Manifiesto de Sandhurst, firmado por Alfonso XII, hijo de Isabel II. En él, defiende el regreso de la monarquía borbónica para garantizar las leyes y el progreso de España. Se trata de una fuente histórica primaria y directa, de naturaleza político-circunstancial y documento público. El autor es Alfonso XII, aunque se cree que fue redactado o inspirado por Cánovas del Castillo, líder de un amplio sector de la burguesía española partidaria de la restauración borbónica tras la inestabilidad del Sexenio Democrático (1868-1874). Fechado el 1 de diciembre de 1874, se dirige a la nación española, exponiendo su postura política si llegara a ser rey.
Análisis y Comentario
La idea principal es la defensa de la monarquía como única garantía de las libertades del país y como institución representativa de la nación. Defiende su legitimidad dinástica (frente a la república), aludiendo a la abdicación de su madre y rechazando las pretensiones carlistas. Menciona la tradición nacional como garantía de independencia y paz interna, y propone la recuperación de la monarquía «hereditaria y constitucional». Se ofrece como gobernante, contando con las Cortes como representación parlamentaria. Se declara partidario del estado liberal. El manifiesto propone la restauración de la dinastía «legítima» como vía de estabilidad y progreso, combinando tradición y renovación. Emplea la palabra «representación» para referirse a la monarquía que se pretende, ya que, según la ideología canovista, se debían recuperar las instituciones tradicionales (Monarquía y Cortes) anteriores a la revolución liberal. Resume su pensamiento liberal moderado, formulado por Cánovas, que sería la base del régimen de la Restauración.
Con el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto, a finales de año, se proclamó a Alfonso XII rey con gran apoyo militar, económico y político. Comenzó así la restauración dinástica y de los principios del liberalismo moderado anterior a 1868. Durante este período, estuvo vigente la Constitución de 1876, salvo durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1929), y se caracterizó por la consolidación del liberalismo y sus instituciones.
Las líneas generales del sistema político se encuentran en la Constitución de 1876, de carácter moderado, reflejo del pensamiento de Cánovas del Castillo. Sus principios se reflejan en la «constitución interna»: la Corona y las Cortes. Admirador del parlamentarismo inglés, Cánovas pretendía un sistema bipartidista con turnos en el poder mediante elecciones restringidas a propietarios y contribuyentes. Este bipartidismo lo representaban el partido conservador de Cánovas y el liberal de Sagasta. La alternancia se producía mediante la dimisión. Existió gran corrupción electoral («pucherazo»). No se reconocía la soberanía nacional, pero sí los derechos tradicionales de la Iglesia.
La Constitución establecía el centralismo político-administrativo, aboliendo los fueros vascos con una ley de julio de 1876, que revalidaba la igualdad fiscal y militar. En resumen, la Constitución canovista estableció un modelo moderado, censitario, con limitaciones a los derechos políticos, conforme a los intereses de la oligarquía conservadora y basado en el turnismo.
Contexto Histórico
El texto se considera el primer elemento de la Restauración (1875-1931), período en que se repuso en el trono a la dinastía borbónica con Alfonso XII, tras el Sexenio Democrático, la dinastía Saboya y la Primera República. Antes de 1868, el malestar social y el desprestigio del gobierno de Isabel II crecían. El 18 de septiembre, el almirante Topete se sublevó en Cádiz. La revolución triunfó. Las Cortes elaboraron una nueva constitución (1869), muy avanzada, y eligieron a Amadeo de Saboya como rey. Con el tiempo, abdicó y se proclamó la República. Esta nació débil, con la división de los republicanos y una crisis generalizada. El general Pavía dio un golpe de Estado y proclamó a Serrano presidente. El sistema republicano no pudo resolver las insurrecciones carlista, cantonalista y cubana. Esto creó un clima conservador en las mismas clases que derrocaron a Isabel II, que se sentían amenazadas por la inestabilidad y el librecambismo.
Alfonso XII recibió la legitimidad dinástica al abdicar su madre en junio de 1870.
El régimen canovista se basaba en el apoyo de las clases conservadoras: la burguesía. La política económica y social la dictaban cerealistas castellanos, ferreteros vascos y empresarios textiles catalanes. Había zonas industrializadas y otras muy atrasadas. La Restauración se apoyó en una sociedad organizada en torno a los caciques, con el apoyo de la Iglesia y el ejército. A la muerte de Alfonso XII (1885), surgió un riesgo para el régimen. Sagasta, antiguo progresista, acordó con Cánovas garantizar la alternancia y encabezó el Partido Liberal-Fusionista. Gobernó cinco veces hasta 1901. Sagasta legisló el sufragio universal masculino (1890). Bajo sus gobiernos se aprobó: la Ley de Prensa (1883), libertad de reunión y expresión (1881), libertad sindical (1887) y el sufragio universal masculino (1890).
El manifiesto usa palabras como «unión», «paz», «pueblo libre» o «liberal», aunque el régimen resultante fue autoritario, represor y basado en la corrupción. Cánovas, autor del Manifiesto, fue asesinado en 1897 por anarquistas, como protesta a las condiciones de vida.
Alfonso XIII
El reinado de Alfonso XIII (1902-1923) mostró que la Restauración no podía adaptarse al siglo XX. Pese al impulso reformador de Maura y Canalejas, la monarquía no superó los retos: nacionalismo catalán, conflictividad sindical, guerra de Marruecos y alternancia democrática. Hubo numerosas crisis que aumentaron la dependencia del ejército: Semana Trágica, revueltas de 1917 y desastre de Annual.
Al alcanzar la mayoría de edad, Alfonso XIII juró la constitución, pero se enfrentó a dificultades: acabar con el caciquismo, integrar a socialistas, republicanos y religiosos, atender las reivindicaciones populares y dar autenticidad al sistema político.
En los primeros años, Maura relevó a Cánovas en el Partido Conservador, y Sagasta fue sustituido por Montero Ríos, Moret y Canalejas. Estos cambios se debieron a la muerte de los antiguos líderes.
De 1902 a 1907 hubo múltiples crisis. De 1902 a 1905 gobernaron los conservadores, y de 1905 a 1907 los liberales. La reaparición de la intervención militar en asuntos políticos, consecuencia del auge del catalanismo, fue el hecho más importante. Las presiones militares obligaron al gobierno a promulgar la Ley de Jurisdicciones.
Maura inició la «revolución desde arriba», intentando regenerar el sistema. Presentó el Proyecto de Reforma de la Administración Local (mayor autonomía a municipios, fin del caciquismo y mayor descentralización).
La derrota del 98, con la pérdida de las colonias, hizo mirar hacia el norte de África. España veía con preocupación la presencia de una gran potencia en el sur y debía asegurar Ceuta y Melilla. En 1907, varias cabilas rifeñas atacaron los ferrocarriles en construcción. La derrota del Barranco del Lobo llevó al gobierno de Maura a incrementar el ejército. En 1909, comenzaron las protestas por la salida de reservistas. La huelga general de julio y agosto, apoyada por republicanos, socialistas y anarquistas, derivó en violencia. Para reprimirla, se estableció el Estado de Guerra en Barcelona. La represión fue dura: consejos de guerra, condenas a muerte…
Las consecuencias de la Semana Trágica fueron el traspaso del gobierno a los liberales y la enemistad entre Maura y el rey.
Tras la Semana Trágica, Canalejas llegó al gobierno. Su gobierno fue el último intento de regeneración institucional, frustrado por su asesinato (1912). Canalejas promulgó la Ley de Asociaciones Religiosas, elaboró el Proyecto de Mancomunidades, decretó la abolición de las redenciones en metálico del servicio militar y la abolición de Impuestos de Consumos, y reguló el trabajo femenino, nocturno y el arbitraje en conflictos sociales.
El 28 de julio de 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial. En julio se aprobó el Decreto de Neutralidad. Alfonso XIII pensó que España debía permanecer neutral, extremar las medidas humanitarias y beneficiarse económicamente. El país se dividió en francófilos y germanófilos. La guerra tuvo enormes repercusiones. La exportación se disparó. La balanza comercial fue favorable, pero esta riqueza trajo problemas a la población, especialmente a las clases populares.
En 1917 se produjo la Revolución Rusa. La guerra provocó tres crisis:
- Crisis Militar: El ejército tenía exceso de oficiales. Los sueldos eran bajos. Los ascensos por méritos de guerra mermaban las posibilidades. Apareció el movimiento de las Juntas de Defensa, que elaboraron el Manifiesto de Junio de 1917. El gobierno promulgó la Ley del Ejército, que decretó una subida de sueldos. El ejército volvió a ser pilar de la monarquía.
- Crisis Política: Intento fracasado de la burguesía de hacer una revolución. El gobierno de Dato clausuró las Cortes. Cambó pidió su apertura. La negativa del gobierno le llevó a convocar la Asamblea de Parlamentarios, a la que solo asistieron republicanos y socialistas. La Asamblea fue disuelta. El movimiento asambleario no tuvo continuidad. El movimiento huelguístico asustó a las fuerzas burguesas.
- Crisis Social: La inflación llevó a la CNT y UGT a firmar un manifiesto conjunto solicitando la contención de precios. La negativa del gobierno llevó a una huelga general pacífica. En julio, hubo huelga de ferroviarios y tranviarios. En agosto, hubo huelgas en las principales poblaciones industriales. Los huelguistas se enfrentaron al ejército. La huelga fracasó por la actitud del ejército.
Tras la crisis, el régimen entró en descomposición. La inestabilidad política, el movimiento obrero y los fracasos coloniales hicieron inviable el sistema. Se formaron «gobiernos de concentración».
Al finalizar la guerra, se intensificó la crisis económica, aumentando la conflictividad social, radicalizada por la Revolución Rusa. El descontento obrero fue dirigido por UGT y CNT. La acción sindical se vivió en el campo, especialmente en Andalucía, y en las zonas urbanas. Barcelona fue el principal foco de violencia (1919-1923). Los empresarios recurrieron al cierre de empresas, crearon el somatén y contrataron pistoleros. Los sindicalistas asesinaron a miembros del gobierno y patronos.
La guerra volvió a Marruecos en 1921, con el desastre de Annual. Francia intensificó su acción, amenazando con instalarse en toda la región. El general Berenguer ocupó la zona occidental, y el general Silvestre, la oriental. Fue una guerra impopular. Abd-el-Krim reunió tribus y desencadenó la ofensiva. Sin refuerzos, Silvestre ordenó la retirada, que se convirtió en una carnicería. Silvestre murió. La opinión pública, la prensa y el PSOE se manifestaron contra los mandos del ejército, el gobierno y el rey. En agosto de 1921, se designó al general Picasso para investigar las responsabilidades del desastre. El expediente no llegó a las Cortes, ya que Primo de Rivera dio un golpe de Estado.
Conclusión
La inestabilidad de los gobiernos, el divorcio entre las Cortes y los gobiernos, las tensiones sociales, los problemas económicos y las dificultades en Marruecos llevaron al golpe militar de septiembre de 1923.
Constitución de 1876
Esta selección del articulado de la Constitución de 1876 es una fuente histórica directa y primaria, de naturaleza jurídico-política y documento público. El autor es colectivo: juristas y políticos que redactaron el texto constitucional, aprobado por el parlamento. Expresa la ideología de las fuerzas políticas mayoritarias. Fue aprobada el 24 de mayo de 1876 y se dirige a la nación.
Análisis
Las ideas principales son:
- Liberalismo moderado sin pleno reconocimiento de la soberanía nacional ni de la división de poderes.
- Escaso reconocimiento de derechos y libertades.
En relación con estas ideas, aparecen otros principios:
a) Carácter moderado del liberalismo: Bicameralismo (art. 20 y 28). Congreso elegido inicialmente por sufragio censitario. Senado como cámara conservadora, compuesto por senadores por derecho propio, vitalicios, elegidos por corporaciones y mayores contribuyentes. Potestad legislativa compartida entre las Cortes y el rey.
b) Reconocimiento de derechos: Negación de la libertad religiosa; religión católica oficial del Estado. Reconocimiento difuso de derechos políticos (art. 13), reconocidos en leyes posteriores. Entre estos: expresión, reunión, asociación. Afirma la unidad jurisdiccional y la igualdad de leyes. Se suprimen los fueros vascos. La Corona interviene en la elección de alcaldes. Los concejales son elegidos por los vecinos. El rey adquiere la mayoría de edad a los 16 años, tiene el poder ejecutivo, es sagrado e inviolable. La responsabilidad recae sobre los ministros. El rey puede disolver las Cortes y nombrar al presidente del gobierno. Tiene el mando supremo de las Fuerzas Armadas. La Constitución se promulgó en junio de 1876 y estuvo vigente hasta 1931, con la dictadura de Primo de Rivera en medio. Con ella comenzó el sistema canovista, basado en la «soberanía compartida» y partidos oficiales que aceptaran la legalidad constitucional. Establecía la unidad de códigos y la igualdad jurídica. El reconocimiento vago de libertades políticas fue reducido por leyes restrictivas.
Contexto
El contexto es la Restauración (1875-1931), tras el Sexenio Democrático (1868-1874). El régimen comenzó con el pronunciamiento del general Martínez Campos (1874), que repuso a Alfonso XII. Se consolidó un estado liberal moderado bajo la hegemonía de una oligarquía conservadora. Acabó en 1931, aunque en 1923 comenzó la dictadura de Primo de Rivera. Existió una Constitución duradera. La Constitución de 1876 tiene como antecedente la de 1845, pero recoge aspectos de la de 1869. El proyecto canovista (1875) pretendía dar cabida a los distintos programas liberales y dejar a salvo la Corona y las Cortes. El Congreso elaboró una Constitución moderada que establecía el bipartidismo, no reconocía la soberanía nacional y sí los derechos de la Iglesia.
Conclusión
La Constitución canovista limitó los derechos ciudadanos. Su flexibilidad permitió reformas que la acercaron a las constituciones democráticas. Supuso un retroceso en derechos, libertades y división de poderes respecto a la de 1869. Retomó el moderantismo de la de 1845. Comenzó el sistema canovista. El «caciquismo» consistía en el control del poder local por individuos influyentes que manipulaban las elecciones. Es la Constitución de mayor vigencia, hasta el golpe de Primo de Rivera y la II República.