El Manifiesto del Frente Popular en las elecciones de 1936
El Manifiesto del Frente Popular fue redactado por la comisión electoral de todos los firmantes como presentación de su programa de gobierno de cara a las elecciones del 16 de febrero de 1936. El Frente
Popular ganará las elecciones de febrero de 1936 (con un 48% de los votos- la ventaja era mínima pero la ley electoral de la República favorecía a las mayorías; incluso la CNT dejó libertad a sus afiliados para que votasen) y pondrá en marcha dicho programa tras la victoria.
Votaron el 72 % de los más de 13 millones de españoles, hombres y mujeres, llamados a las urnas, y fueron unas elecciones limpias, como las de 1933, tras una campaña electoral intensa y agitada, con pocos incidentes aunque mucha agresividad verbal. El Frente Popular ganó por pocos votos, 4.654.116 (47,1 %), frente a los 4.503.505 (45,6 %) de la derecha y 526.616 (5,3 %) del centro. Pero la ley electoral los tradujo en una cómoda mayoría parlamentaria. Tras la segunda vuelta, el Frente Popular y el centro-izquierda disponían de 280 escaños, el centro de 51 y la derecha y el centro-derecha de 142. Se confirmaron algunos hechos:
Lo más determinante para la victoria de la izquierda fue el voto de muchos anarquistas y el descalabro del Partido Republicano Radical.
Los candidatos más votados fueron los más moderados dentro de sus respectivos bloques (izquierda, derecha y centro), pero al final triunfaron los extremos. Se confirmaba el predominio de las opciones más moderadas en las tres legislaturas republicanas.
Las derechas se concentraron en la España interior del centro y el norte y las izquierdas en las grandes ciudades, en las zonas del interior de concentración parcelaria y en las regiones periféricas con aspiraciones autonómicas.
El partido que obtuvo más escaños fue el PSOE, con 99, seguido por la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas, liderada por Gil Robles) con 88 y, a continuación, Izquierda Republicana (Azaña) con 87. El nuevo gobierno (integrado sólo por republicanos de izquierda ya que los socialistas y comunistas prefirieron no ocupar ninguna cartera) estaba presidido por Manuel Azaña, aunque en mayo se convertirá en Presidente de la República y será sustituido por Casares Quiroga. Inmediatamente después de la victoria del Frente Popular, comenzaron a aplicarse los acuerdos del pacto que se basaban en reanudar la política reformista del bienio social-azañista y que había sido frenada en los dos años anteriores por la coalición radical-cedista:
- La reanudación de la reforma agraria (en febrero de 1936 el IRA -Instituto para la Reforma Agraria- comenzó de nuevo los asentamientos campesinos y la expropiación de latifundios. Desde febrero a julio de 1936 se expropiaron más de 500.000 hectáreas, cifra muy superior a todo lo expropiado durante el Bienio Reformista)
- La recuperación de la Constitución de 1931 sin las revisiones que el gobierno de la CEDA había presentado en 1935 y que pretendían la abolición del divorcio, la ilegalización de la expropiación de tierras y la revisión restrictiva de las autonomías
- La amnistía (decreto de excarcelación de 30 mil presos políticos penados por las huelgas y la revolución de 1934)
- El restablecimiento del Estatuto de Autonomía de Cataluña y de la Generalitat de Cataluña e iniciar conversaciones con Galicia y País Vasco
- Las reformas educativas, militares y religiosas.
La situación terminó por hacerse cada vez más tensa en esos meses:
- La derecha temiendo la pérdida de sus privilegios y su estatus, se dedicó a boicotear las medidas reformistas del Gobierno y apoyaron la “dialéctica de los puños y las pistolas” llevadas a cabo por la Falange Española como modo de desestabilizar al gobierno y como estrategia que justificara un golpe de Estado.
- La izquierda más radical (algunos sectores del PSOE, UGT y CNT) esperaba cambios revolucionarios y no estaban dispuestos a esperar lo que les llevó a una campaña de movilizaciones (huelgas, ocupaciones de fincas…) para acelerar los propósitos reformistas del Gobierno. El discurso revolucionario utilizado por algunos líderes consiguió atemorizar a los más conservadores.
El clima de tensión y de violencia social se fue agravando, pero el principal peligro venía de un sector del ejército y de parte de la derecha que habían decidido acabar con la República, desde el triunfo del Frente Popular y se habían unido para preparar un alzamiento militar que encabezaría el general Mola. Dicho Golpe se precipitó el 17-18 de julio del 36 tras los asesinatos del teniente Castillo y como revancha del líder monárquico conservador José Calvo Sotelo. La división de las fuerzas del orden y del ejército, así como la de la población española, harán fracasar el Golpe y dará lugar a la Guerra Civil.