El movimiento anarquista en España en el siglo XIX: análisis de un manifiesto de 1883

Contexto histórico

Documento histórico: fragmento del Manifiesto de la comisión general publicado en marzo de 1883 y reproducido en A. Fernández García y otros en “Documentos de Historia…” en 1996.

Naturaleza del texto: política y social, de carácter público.

Análisis del manifiesto

El autor comienza explicando el derecho de los anarquistas a organizarse para, seguidamente, exponer las características del movimiento anarquista.

Características del movimiento anarquista

Las dos características fundamentales son:

  • Colectivistas: buscan que todo hombre sea pagado por el trabajo que realiza.
  • Federalistas: (…)

El gobierno se dedica a perseguir a los anarquistas, acusándolos de delitos que no han cometido.

El autor señala que esta federación tiene unos valores pacíficos y alejados de los delitos comunes.

El auge y la división del movimiento obrero

La revolución de 1868 despertó las esperanzas de obreros y campesinos, que creyeron que con ella comenzaría el proceso de reformas sociales. Sin embargo, la paralización del proceso revolucionario, la permanencia de las quintas y la simple sustitución del impuesto de consumos provocaron la separación del movimiento obrero de los partidos demócrata y republicano y la rápida implantación de las ideas marxistas y anarquistas. El movimiento obrero español recibió la influencia de los dos sectores enfrentados dentro de la AIT.

En 1868, Giuseppe Fanelli, estrecho colaborador de Bakunin, visitó España y fundó los primeros núcleos españoles de la AIT en Madrid y Barcelona, creándose posteriormente la Federación Regional Española de la AIT (FRE). En 1871 llegó a Madrid Paul Lafarge, yerno de Marx, para reconducir a los obreros españoles hacia el marxismo. Lo consiguió con un pequeño grupo de la sección madrileña, que formó la Nueva Federación Madrileña. Comenzó así la escisión del movimiento obrero entre anarquistas y socialistas. El anarquismo se extendió en Aragón, Cataluña, País Valenciano y Andalucía, mientras que el marxismo tuvo una implantación más escasa, destacando en Madrid y posteriormente en el País Vasco. A inicios de 1873 había más de 25.000 obreros afiliados a la Internacional, un tercio de ellos en Cataluña.

El internacionalismo tuvo su momento álgido durante la Primera República, pero la participación obrera en la huelga de Alcoy y en el movimiento cantonal, pese a la desaprobación de sus dirigentes, fue utilizada por los sectores conservadores para acabar con la AIT. En enero de 1874, tras el golpe de Estado, el gobierno de Serrano decretó la disolución de la Internacional.

La Restauración y la reorganización del movimiento obrero

La Restauración, durante los primeros gobiernos de Cánovas, ilegalizó las asociaciones obreras y, posteriormente, en los gobiernos de Sagasta, las permitió. En este momento, el movimiento obrero estaba claramente escindido en las dos corrientes: anarquismo y socialismo. El anarquismo se reorganizó en 1881 con la fundación de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), que tuvo su mayor implantación entre los jornaleros de Andalucía y los obreros de Cataluña. La federación aumentó el número de afiliados y realizó una acción social de carácter reivindicativo.

La “Mano Negra” y la acción directa

A lo largo de la década de 1880, parte del anarquismo se inclinó por la “acción directa”, es decir, la huelga violenta o el atentado contra los pilares del capitalismo: Estado, burguesía e Iglesia. En este contexto se sitúan los juicios que tuvieron lugar en Jerez de la Frontera en 1883 contra la llamada “Mano Negra”.

Como se constata en el texto, la FTRE fue acusada de pertenecer a la “Mano Negra”, una organización clandestina que actuó en Andalucía a finales del siglo XIX y a la que atribuyeron asesinatos, incendios de cosechas y edificios. Sin embargo, Anselmo Lorenzo se desvincula totalmente, insinuando que puede ser una trama creada por el Estado para terminar con el movimiento anarquista.

La violencia social y la división del anarquismo

Durante la etapa de 1893 a 1897 se produjeron los actos más destacados de violencia social (bombas en el Liceo y contra la procesión del Corpus o atentados contra Cánovas y Martínez Campos). La acción directa, muy minoritaria, sirvió a las clases dirigentes para etiquetar de violento a todo el anarquismo y actuar contra él con una dura represión que provocó una espiral de violencia basada en una dinámica de acción/represión/acción.

La proliferación de atentados ahondó en la división del anarquismo. Pacifistas anarquistas como Anselmo Lorenzo y amplios grupos de obreros, especialmente en Cataluña, se mostraron contrarios al terrorismo y propugnaron la necesidad de fundar organizaciones de carácter sindical que cristalizaron en la creación de la CNT en 1910.

El socialismo y la fundación del PSOE y la UGT

Los socialistas madrileños se reorganizaron en torno al núcleo de tipógrafos. Fueron ellos quienes, con algunos intelectuales y otros artesanos, fundaron en 1879 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y en 1881 la UGT. Pablo Iglesias se convirtió en su principal líder y en el primer diputado socialista.

Conclusión

El texto tiene importancia para ayudarnos a comprender las principales ideas anarquistas: rechazo a la autoridad, colectivismo y federalismo, y para apreciar la desvinculación del anarquismo pacífico representado por la FTRE y los sectores violentos. Al mismo tiempo, nos muestra que los anarquistas son conscientes del interés del Estado por reprimir todo el movimiento anarquista.

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