Orígenes del Movimiento Obrero en España
Las primeras protestas obreras en España se registraron en el siglo XIX, principalmente en el sector textil. En 1835, los trabajadores textiles de Alcoy comenzaron a destruir telares e hiladoras en protesta por las malas condiciones laborales. En Cataluña, se fundó el primer sindicato de tejedores de España.
En la década de 1840, las asociaciones obreras se fortalecieron, sirviendo como sociedades de protección mutua con cuotas de afiliación para crear un fondo económico de emergencia. Durante el Bienio Progresista (1854-1856), las asociaciones obreras se extendieron a otras regiones de España, coincidiendo con una crisis económica que provocó una disminución del nivel de vida.
La Huelga de los Hiladores de Barcelona (1855)
En 1855, los hiladores de Barcelona protagonizaron la primera huelga general en España, en protesta por la instalación de nuevas máquinas hiladoras automáticas. La huelga fue reprimida, pero provocó un movimiento de solidaridad en toda la ciudad, con asaltos y destrucción de maquinaria.
Las reivindicaciones de los trabajadores incluían la libertad de asociación, un horario fijo, formación y la creación de una comisión mixta entre patronos y obreros. El capitán general de Cataluña vetó las nuevas máquinas, pero los patronos se negaron a cumplir la orden, lo que llevó al gobierno a prohibir las asociaciones obreras e incluso a fusilar a un trabajador. Finalmente, un comité paritario logró un aumento de salarios.
La Influencia del Anarquismo en España
Durante el Sexenio Democrático (1868-1874), las ideas socialistas y anarquistas llegaron a España. En 1868, el anarquista italiano Carlo Cafiero, enviado por Mijaíl Bakunin, expuso a los líderes sindicales españoles las ideas de la supresión del Estado. Estas ideas, aunque no eran las de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) en su totalidad, tuvieron un impacto significativo en el movimiento obrero español.
El anarquismo encontró un terreno fértil en la industria catalana y en el campo andaluz. En 1870, se fundó la Federación Regional Española de la AIT, que contaba con 200 asociados en 1873.
El Marxismo en España
En 1871, Paul Lafargue, yerno de Karl Marx, se instaló en Madrid con el objetivo de difundir las ideas marxistas. En España, se formó un grupo liderado por Mora, Mesa e Iglesia, que fue expulsado en 1872 y creó la Nueva Federación Madrileña.
La Restauración y la Reorganización del Movimiento Obrero
A partir de 1874, con la llegada de la Restauración, las organizaciones obreras tuvieron que reorganizarse en la clandestinidad. El periodo 1874-1881, bajo el gobierno conservador de Cánovas del Castillo, fue especialmente duro para el movimiento obrero. Sin embargo, a partir de 1881, con la llegada al poder de los liberales de Sagasta, se produjo un periodo de mayor permisividad, y las asociaciones obreras, de nuevo legales, comenzaron a crecer.
El Anarquismo en la Restauración
En 1881, la Federación Regional Española cambió su nombre por el de Federación de Trabajadores de la Región Española, adaptándose a la ley que prohibía las organizaciones de carácter internacional. La nueva organización creció, especialmente en Andalucía y Cataluña, y desarrolló una importante labor reivindicativa. Sin embargo, la organización sufrió dos problemas principales:
- La división interna, motivada por la extrema libertad que existía en el seno de la organización.
- La represión que los gobiernos ejercían sobre el movimiento obrero.
Ante la represión, una parte del movimiento anarquista optó por la»acción direct», formando grupos autónomos para atentar contra los pilares del sistema capitalista: los dirigentes políticos, la burguesía y la Iglesia. Entre 1891 y 1897, se produjeron actos de violencia social, como atentados contra políticos importantes (Martínez Campos o Cánovas), bombas contra el Liceo de Barcelona o la procesión del Corpus. La represión fue dura e indiscriminada contra los anarquistas, lo que provocó una espiral de violencia que culminó en 1897 con la ejecución de cinco anarquistas en Barcelona.
Esta situación dividió al anarquismo entre los partidarios de la violencia y los que defendían una acción pacífica basada en la educación, la propaganda y la acción de las masas. Esta nueva tendencia, de orientación anarco-sindicalista, dio lugar a la creación de Solidaridad Obrera en 1907 y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910.
El Socialismo en España
En 1879, la Nueva Federación Madrileña se transformó en Agrupación Socialista Madrileña, marcando el nacimiento del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) bajo la dirección de Pablo Iglesias. En 1888, los socialistas impulsaron la creación de la Unión General de Trabajadores (UGT), que tuvo mayor implantación en Madrid, Vizcaya y Asturias.
El PSOE se definía como un partido marxista y partidario de la revolución social. Su programa incluía reformas como el derecho de asociación, reunión y manifestación, el sufragio universal, la reducción de la jornada laboral y la prohibición del trabajo infantil. El PSOE se afilió a la Segunda Internacional, participó en la celebración del 1 de Mayo de 1890, protagonizó grandes huelgas en Vizcaya y obtuvo representación de concejales en algunos ayuntamientos. Pablo Iglesias fue el primer diputado socialista en el Congreso en 1910.
La UGT, aunque se declaró»apolític» para acoger trabajadores de todas las tendencias, tuvo una clara vinculación con el PSOE en sus dirigentes y propuestas de actuación. Se dedicó a la lucha por la mejora de las condiciones de los trabajadores, utilizando la huelga como principal recurso.