Contexto Histórico
Este análisis abarca cinco documentos que ilustran el desarrollo del movimiento obrero en España, desde sus inicios hasta la caída del Sistema de la Restauración en 1923. El desarrollo industrial y el capitalismo generaron una creciente conflictividad social, derivada de las duras condiciones de vida de la clase trabajadora. La legislación liberal de la época no regulaba las relaciones laborales e incluso prohibía el asociacionismo obrero.
Primeras Manifestaciones de Rebeldía Obrera
Los bajos salarios, las largas jornadas y la introducción de maquinaria que amenazaba los puestos de trabajo impulsaron las primeras protestas obreras. El ludismo, una de las primeras expresiones de esta rebeldía, se manifestó en contra de la maquinaria. El documento uno describe un ejemplo en A Coruña en 1857, donde las trabajadoras de una fábrica de tabaco se sublevaron contra la introducción de una máquina que reemplazaba su trabajo. Las más de cuatro mil trabajadoras optaron por destruir la empresa.
El documento dos, una petición de 1855 al Parlamento publicada en El Eco de la Clase Obrera, expone las difíciles circunstancias de los obreros: bajos salarios, altos precios, crisis industriales y trabajo infantil. Solicitaban el derecho de asociación para poder exigir mejoras laborales, reconociendo al mismo tiempo la deuda del Estado y sin pedir su intervención económica directa.
El Sexenio Democrático y la Influencia Internacional
La Constitución de 1869, promulgada durante el Sexenio Democrático, reconoció por primera vez el derecho de asociación. En 1870, la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), fundada en Londres en 1864 por Marx y Bakunin, llegó a España introducida por Giussepe Fanelli. Esta ideología anarcosindicalista, que buscaba la abolición de las instituciones y la defensa de los derechos de los trabajadores a través de la acción directa, incluyendo el terrorismo, tuvo gran impacto en España, especialmente en la región mediterránea.
En 1871, Paul Lafargue, yerno de Marx, introdujo las tesis marxistas en Madrid, defendiendo la dictadura del proletariado como fase transitoria hacia una sociedad sin clases. Esta ideología propugnaba un sistema de partido único comunista, un Estado fuerte y la propiedad común, a través de una revolución obrera organizada.
En 1872, la revista La Defensa de la Sociedad alertaba sobre el peligro que representaba la AIT, considerándola un retroceso social que amenazaba los intereses morales y materiales.
El Surgimiento del Socialismo y el Sindicalismo en España
Frente al anarquismo, los marxistas, que defendían la movilización obrera (huelgas, manifestaciones) y la participación política, fundaron el PSOE en 1879 y la UGT en 1888.
La Huelga General de 1917
A pesar de sus diferencias, en 1917 las centrales sindicales firmaron un manifiesto conjunto (documento cuatro) instando al gobierno a controlar los precios, bajo amenaza de una huelga general. Esta huelga, que finalmente se convocó, adquirió un carácter político y revolucionario, exigiendo la dimisión del rey y la formación de un gobierno provisional que convocara Cortes Constituyentes. Debilitó al gobierno y radicalizó la oposición, contribuyendo a la crisis definitiva del régimen de la Restauración.
El Auge del Movimiento Obrero (1919-1923)
Entre 1919 y 1923, el movimiento obrero alcanzó su máximo apogeo, especialmente en Barcelona, con enfrentamientos entre patronos y trabajadores, huelgas y cierre de empresas. Destaca la huelga de La Canadiense en 1919, que logró la jornada laboral de ocho horas.