El Movimiento Obrero en España en el Siglo XIX: De la Represión a las Primeras Reformas

El Movimiento Obrero en España en el Siglo XIX

Orígenes y Primeras Protestas

Los principios liberales de libertad de contratación y salarios, junto con el interés de la burguesía por obtener los máximos beneficios y la falta de regulación laboral, sometieron a los trabajadores a duras condiciones: largas jornadas, bajos salarios, ausencia de derechos, etc. Además, en la agricultura, fábricas y minas, el empleo de mano de obra infantil y femenina fue muy abundante, ya que el menor salario que recibían incentivaba su contratación por parte de los patrones que buscaban maximizar sus beneficios.

Las primeras protestas en España acontecieron en las décadas de 1820 y 1830, en paralelo con los inicios de la industrialización e introducción de máquinas. Los obreros reaccionaron ante la pérdida de su trabajo o el empeoramiento de sus condiciones con la destrucción de las fábricas y máquinas, a las que consideraban causantes de su desgracia.

Huelgas y Asociacionismo

Cuando las negociaciones entre patrones y trabajadores no conseguían poner de acuerdo a ambas partes, los obreros y jornaleros emplearon la huelga como medio más eficaz de lucha. Se diferenciaban la huelga parcial, la huelga general y la huelga general revolucionaria, cuando a las peticiones de carácter laboral se sumaban las de cambio político. Inicialmente, la legislación liberal, en apoyo de la libertad de mercado y empresa, prohibía la formación de asociaciones; de este modo, las primeras asociaciones obreras fueron creadas bajo la apariencia de sociedades de carácter mutualista o benéfico. Los gobiernos moderados y conservadores prohibieron este tipo de asociaciones, mientras que los progresistas eran más tolerantes y los demócratas eran partidarios de su legalización.

Nuevas Ideologías: Anarquismo y Socialismo Marxista

En la segunda mitad del siglo XIX aparecieron nuevas ideologías que tuvieron una profunda repercusión en los movimientos sociales, especialmente en aquellos relacionados con las organizaciones de proletarios: el anarquismo y el socialismo marxista.

Anarquismo

Fue introducido a partir de 1868 en España. Tuvo una gran influencia en el movimiento obrero español, especialmente en Cataluña, Levante y Andalucía. Su objetivo era la transformación revolucionaria y total de la sociedad capitalista mediante:

  • Destrucción del Estado
  • Eliminación de cualquier tipo de autoridad o poder
  • Supresión de la propiedad privada y abolición de los derechos de herencia
  • Eliminación de todo tipo de diferencia socioeconómica

La nueva sociedad anarquista debía organizarse en comunas autónomas entre sus habitantes, todos copropietarios de los medios de producción. Desconfiaban de la lucha política como medio para lograr la transformación de la sociedad. Como vía de lucha propusieron diversos medios, lo que dio lugar a fuertes discrepancias: huelga general revolucionaria, creación de sindicatos, empleo de la violencia y el atentado.

Socialismo Marxista

Los objetivos marxistas se centraron en conseguir la sociedad socialista mediante la transformación de la capitalista, teniendo en cuenta:

  • Las condiciones materiales y económicas determinan las condiciones sociopolíticas de una sociedad
  • El medio más eficaz para conseguirlo es la lucha de clases, que debía ser realizada por el proletariado
  • Los trabajadores debían conquistar el poder y utilizar el Estado como instrumento
  • Una vez conquistado el poder, el proletariado debía imponer medidas de fuerza
  • Lograda la colectivización y socialización de los medios de producción, todos debían tener iguales condiciones de vida

Organización Obrera: La AIT y la FRE

En 1864 se fundó la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), con el objetivo de potenciar la unión y lucha de los trabajadores por su emancipación en todo el mundo. En 1870 se fundó la Federación Regional Española (FRE), organización federativa constituida por distintas secciones obreras e integrada en la AIT. La mayoría de estas secciones aceptaron y defendieron las consignas anarquistas. La FRE inició una rápida expansión por toda España, alcanzando su máximo desarrollo en 1873 con casi 40.000 afiliados.

La Respuesta del Estado

La actitud del Estado frente a los problemas sociales varió según quién gobernara. En líneas generales, se aprecia una evolución que va desde la postura inicial de negativa a toda petición, a otra fase de mayor tolerancia en la década de los ochenta, y a una nueva en el siglo XX, en la que se reconoce legalmente una serie de derechos para los trabajadores. El Estado liberal ejerció siempre una fuerte vigilancia sobre el movimiento obrero y los gobiernos no dudaron en emplear la fuerza, recurriendo a la Guardia Civil o al ejército, como medio de sofocación ante las manifestaciones y huelgas. Esta represión era especialmente fuerte durante fechas señaladas como el Primero de Mayo, día internacional del trabajador que se celebra en España desde 1890. A pesar de las dificultades, el movimiento obrero español fue consiguiendo que el Estado liberal elaborara leyes de carácter laboral que regularan el trabajo, el salario y la jornada laboral. En 1883 se creó la Comisión de Reformas Sociales, a la que se le encomendó el estudio de medidas que atenuaran la extrema explotación de la clase trabajadora. En 1903 esta fue convertida en Instituto de Reformas Sociales, destinado a conocer la situación socioprofesional del país y asesorar al Gobierno.

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