Características, Éxitos y Problemas de los Países Socialistas y en Desarrollo (1945-1985)
Una serie de países, 7 de la Europa central y oriental (PECO), y la gran China, más otros de menor cuantía, que en total sumaban un tercio de la población mundial, pusieron en marcha la construcción del sistema social y económico socialista. Se ha de señalar las grandes líneas del comportamiento económico individualizado y comparado entre los países socialistas: el crecimiento del PIB per cápita de todos ellos creció menos que los PCD (Países Capitalistas Desarrollados), por lo que entre estos y aquellos hubo divergencia. También hubo una gran divergencia en el seno del bloque, singularmente entre China y la URSS. Aunque el crecimiento de la URSS y los PECOs se aproximó o incluso rebasó al de los PC (países capitalistas), el diferencial de nivel de renta era marcadísimo, no llegaban en el mejor de los casos, el de la URSS, al 50% de la media de los PCD en 1973 y solo era el 36% de la de EEUU. A pesar de ello es pertinente enfatizar los logros económicos de estos países advirtiendo que su población (1,85% al año) creció a un ritmo prácticamente doble que el de los PCD (0,99%). También este crecimiento fue acompañado por cambios estructurales.
El crecimiento de la industria fue superior al del conjunto de la economía y bastante mayor que el del sector agrario, y en el interior del sector secundario la industria pesada creció muy por encima de las industrias ligeras. Las proporciones intersectoriales e intersectoriales eran bastante asimétricas y respondían a la ley socialista de propiedades del desarrollo esencial, llevada a cabo por medio de una planificación rigurosamente imperativa: primacía de la industria pesada sobre la ligera y de la industria en su conjunto sobre la agricultura. La relación entre ahorro-inversión estaba forzada y primaba el ahorro, que era asignado a la formación de capital, prevalentemente en la industria pesada. El aumento de los factores productivos más que las mejoras de productividad fueron los determinantes del crecimiento socialista, sin querer decir que no hubiera innovación ni cambios técnicos. En definitiva, las consecuencias de este patrón de crecimiento fue la dificultad de alcanzar un crecimiento sostenido a largo plazo y la persistencia de tasas de crecimiento tendencialmente decrecientes. Las economías socialistas, al contrario que las capitalistas, crecieron en conjunto menos en los años 60 que en los 50. Por ello fue necesario introducir constantemente reformas económicas, bien cambiando de estrategia de desarrollo o bien introduciendo modificaciones en lo que constituía el mecanismo central del sistema, la planificación; en unos casos flexibilizándola, en otros combinándola con elementos y mecanismos propios de las economías de mercado. Los resultados de las reformas no fueron exitosos, pues el problema no radicaba en errores de planificación o incorrecta determinación de precios sino en el propio sistema.
Países en Vía de Desarrollo (PVD)
En cuanto a los países atrasados, o Países en Vía de Desarrollo (PVD), laten unas notas que según la ONU son:
- Bajo nivel de renta
- Peso mayoritario del sector primario
- Malnutrición
- Analfabetismo
- Alta presión demográfica
- Y en la mayoría de ellos acceso reciente a la independencia, resultado de la descolonización que prosiguió a la II GM.
Otra característica de estos países es sin duda su heterogeneidad.
Los PVD no estuvieron al margen de cambios estructurales que se dieron en todos los órdenes. El sector primario perdió peso relativo frente a la industria y los servicios (aunque el sector primario sigue teniendo un peso fundamental). El Gasto Público creció de forma notable, al igual que en los PCD. Si bien estas proposiciones son aplicables al agregado de todos los países, en un análisis más minucioso tropezaríamos con bastantes excepciones a estas pautas generales: países cuyo sector primario crece, involucionando a situaciones estructurales tradicionales, otros en que el Gasto Público decrece, mientras aumenta la inversión privada, la casuística sería interminable.
Problemas de los PVD
Tres son los problemas que rondan de cara a su desarrollo en este periodo:
- La explosión demográfica es un hecho incontestable en estos países y se relaciona directamente con el fenómeno de la transición demográfica, que en estos momentos toma en estos países caracteres diferentes a los producidos en los PCD a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX.
- La inserción en la economía internacional. Los PVD perdieron a lo largo de este periodo cuota de mercado en las exportaciones mundiales. La explicación de esta caída estriba en el cambio producido en la composición del comercio internacional. El peso relativo de los productos primarios descendió entre 1950 y 1973, mientras las manufacturas dibujaban el movimiento inverso. Esta transformación en modo alguno favorecía a los PVD, tradicionales exportadores de productos primarios. En los flujos financieros hubo sin embargo innovaciones que en principio favorecían también a estos países. Bajo distintas formas, desde donaciones gratuitas hasta préstamos bancarios, pasando por distintas aportaciones públicas, los flujos de ayuda al desarrollo discurrieron desde los PCD y PS (países socialistas) a los PVD. La ayuda de lo PS tomó más la forma de ayudas en especie o de asesoramiento técnico.
- El problema agrario. Constituye uno de los problemas de mayor calado para muchos de estos países y puede proceder de dos frentes: de la demanda interna y de la demanda exterior. Países tradicionalmente exportadores de productos agrarios pueden ver reducidas estas exportaciones si disminuye la demanda desde los países tradicionalmente importadores, los PCD desarrollados, como consecuencia de su mayor autosuficiencia agrícola, o por la protección de sus mercados domésticos agrarios con medidas arancelarias o subvenciones.
Características de la Crisis Mundial de 1973-1980
Antes de la subida del precio del petróleo en 1973, la inflación y la desaceleración del crecimiento industrial, fundamento y base del general de la economía, se habían ido instalando en las economías nacionales y en la internacional, por razones asociadas a la dinámica propia del sistema económico implantado en este periodo.
El petróleo fue un tema recurrente en la época. La opinión más popularizada ha culpabilizado a los choques petroleros de la génesis de todas las dificultades económicas del momento. Pero su importancia no debe ni sobrevalorarse ni minimizarse: La crisis del petróleo de 1973 no debe considerarse una crisis de oferta, aunque se recortara la producción y se dificultara su distribución; fue ante todo una crisis de precios, derivada de la decisión de la OPEP (Organización de Países Productores de Petróleo) de aprovechar la situación de los mercados para subir las cotizaciones del crudo. El segundo choque vino de seguido y también estuvo relacionado con acontecimientos políticos, en este caso la revolución iraní de 1978-79, la invasión de Irán en 1980 por parte de Irak y el posterior conflicto irano-iraquí. La caída de la producción y exportaciones iraní, uno de los grandes exportadores provocó los mismos efectos de pánico y pujas desorbitadas que en 1973. Los precios volvieron a subir con efectos más devastadores que la crisis de 1973. En la segunda parte del decenio de los 80 los precios del petróleo se moderaron hasta bajar a niveles de 1973. El tercer choque en 1990 estuvo asociado a problemas políticos y militares también, la invasión de iraquí de Kuwait, que dio inicio a la primera Guerra del Golfo, pero esta vez la subida de los precios fue puntual, a muy corto plazo, ceñida solo al año 90.
La Estanflación y la Crisis de Oferta
Las dos primeras crisis del petróleo (algo distinta fue la tercera) supusieron una ruptura con el patrón de las crisis y recesiones históricas precedentes en el mundo capitalista. Ello se puso de manifiesto en un diferente comportamiento de las variables macroeconómicas básicas, lo que apuntaba tratarse de crisis y situaciones recesivas de naturaleza distinta a las hasta entonces conocidas. Las crisis clásicas del capitalismo habían sido de crisis de demanda o subconsumo, sus síntomas eran la caída conjunta de producción, precios y empleo. Con la crisis del 73 se inicia un nuevo tipo de crisis, cuyos síntomas son distintos: la producción se estanca, los precios aumentan y también existen grandes cuotas de paro. Esta situación ha sido identificada con el término de estanflación que asocia estancamiento o recesión con inflación, que nunca anteriormente se habían dado conjuntamente. La diferencia fundamental estriba en la inflación, pero también en el síntoma coincidente del paro hay diferencias. El crecimiento genera relativamente menos empleo que antes por lo que el desempleo deja de ser circunstancial para convertirse en endémico, durable y estructural.
El Cambio Tecnológico y la Globalización
Si los síntomas de la crisis eran distintos ello se debía a que su naturaleza también lo era y consecuentemente el remedio también debía serlo. Comprender la nueva naturaleza de la crisis como crisis de oferta y no de demanda, cuya superación requería políticas económicas distintas exigió su tiempo, incrementándose entre tanto la inestabilidad y sensación de fragilidad económica. La agudización del paro es otra de las constantes del periodo, y este problema del desempleo ha suscitado dos temas, el del cambio tecnológico y la globalización que constituyen asimismo constantes, muy señalables, de cambio en este periodo. Respecto a la globalización hay que reseñar que la internacionalización de la economía se mantuvo abierta, no solo en el terreno de los principios programáticos del GATT, son que bajo la vigilancia de este organismo se logró que continuaran llevándose a la práctica, a despecho de las dificultades económicas generales y de ciertas tentaciones proteccionistas en la que en alguna medida se cayó con el proteccionismo no arancelario. La innovación técnica no se debilitó. En los años 80 y 90 la intensidad de la innovación aumentó, pero en la dirección de u nuevo paradigma técnico, distinto al de la Segunda Revolución Industrial que se generalizó durante la Edad de Oro, y que ha recibido el nombre de Tercera Revolución Industrial (III RI).