El Declive Español en el Siglo XVII: Causas y Consecuencias
La Guerra de los Treinta Años y la Pérdida de la Hegemonía Española en Europa
La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) se originó por causas religiosas en Europa y otros continentes, ya que los reinos católicos intentaron terminar con las religiones protestantes. La guerra estalló cuando intentaron reprimir a los protestantes de Bohemia, lo que dio paso a la Defenestración de Praga. Debido a esta sublevación protestante en el Sacro Imperio, se dio lugar a una alianza política y militar entre la dinastía de los Habsburgo española y austríaca. También fue una guerra por mantener el poder en Europa, donde los Habsburgo se enfrentaron a protestantes alemanes, holandeses, suecos, ingleses y franceses.
Los holandeses dieron un paso adelante hacia su independencia tras la victoria en la Batalla de las Dunas. En el Sacro Imperio, los Habsburgo ganaron en Lützen (1632) y Nördlingen (1634), y pareció que la guerra iba a su favor. En 1635, Francia declaró la guerra a la Monarquía Hispánica y, gracias a la victoria de Rocroi (1643), se llegó a la firma de la Paz de Westfalia, lo que produjo la pérdida de Holanda para la Monarquía Hispánica y, como consecuencia, Francia se convirtió en la potencia hegemónica de Europa. España siguió luchando contra Inglaterra en el mar, perdiendo Jamaica, y contra Francia, pero tuvieron que firmar la Paz de los Pirineos (1659), donde perdieron el Rosellón y la Cerdaña.
Crisis Económica y Demográfica del Siglo XVII: Consecuencias
La crisis comenzó debido a las epidemias de peste y a las consecuencias de la expulsión de los moriscos en 1609, además de las bajas por las guerras. Respecto a la crisis económica, cabe mencionar la situación de la Hacienda Real (que se declaró en bancarrota seis veces), las deudas contraídas para financiar las guerras y la falta de plata de América, lo que produjo la búsqueda de nuevas formas de obtener ingresos, alterando el valor de la moneda, creando nuevos impuestos, vendiendo títulos nobiliarios, etc. Respecto a la sociedad española, los campesinos se vieron perjudicados por los impuestos, y aumentó el número de pobres y marginados, mientras que la burguesía vivía de las rentas.
Crisis y Decadencia de la Monarquía: El Reinado de Carlos II y el Problema Sucesorio
Cuando Felipe IV murió, su hijo Carlos tenía tres años, así que reinó como regente la reina Mariana de Austria, quien disolvió las Cortes de Castilla y se apoyó en su valido, el padre Nithard, quien se enemistó con la nobleza y la ciudad de Madrid, pero fue expulsado por Don Juan José de Austria, hermano bastardo de Carlos II. Cuando Carlos II fue mayor de edad, Mariana de Austria siguió reinando porque su hijo era un joven enfermizo, así que se apoyó en un segundo valido, Valenzuela, quien también fue odiado por la nobleza y el pueblo. Es por esto que Don Juan José de Austria volvió a forzar la expulsión de este, y entonces él se hizo cargo del gobierno hasta su muerte en 1679, el mismo año en que Carlos II se casó con María Luisa de Orleans y finalizó la tutela de Mariana de Austria.
La reina María Luisa de Orleans murió sin engendrar un sucesor, por lo que el rey se casó con Mariana de Neoburgo, pero tuvo el mismo problema. Mientras tanto, las potencias europeas planeaban repartirse España, y el rey de Francia, Luis XIV, quiso asentar en el trono español a un príncipe de su familia con la excusa de los derechos de su esposa, María Teresa de Austria, hija de Felipe IV. Por otro lado, estaba el emperador Leopoldo de Austria, quien quería que el rey fuera su hijo, descendiente de una infanta española, el archiduque Carlos. Tras la muerte de Carlos II en 1700 y, dado que su testamento lo decía, el sucesor fue Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia.
La Guerra de Sucesión Española y el Sistema de Utrecht: Los Pactos de Familia
Carlos II murió en 1700. Pero las potencias europeas no podían aceptar una futura y posible unión de las coronas de Francia y España, formándose una Gran Alianza contra las pretensiones de los Borbones franceses. Se postularon finalmente dos candidatos al trono español: Felipe de Anjou (apoyado por Francia y la mayor parte de Castilla) y el Archiduque Carlos de Habsburgo (apoyado por Inglaterra, Austria, Portugal, Saboya, Holanda y, a partir de 1705, los territorios de la Corona de Aragón). Dio así comienzo la Guerra de Sucesión (1701-1714), una guerra europea y una guerra civil española.
Aun cuando la guerra en Europa comportó importantes reveses para Francia, en suelo español fueron clave las victorias del bando franco-español en Brihuega, Villaviciosa y Almansa. La muerte de José I de Austria sin descendencia y la elección, en 1711, del Archiduque Carlos como emperador del Sacro Imperio, fue determinante para la búsqueda de la paz. Si la posible unión de España con Francia generaba toda clase de recelos, una reedición del Imperio de Carlos V, aún más.