El Poder Político en la Edad Moderna: Organización, Instrumentos y Limitaciones

El Poder Político en la Edad Moderna: Definición y Características

Para comprender el funcionamiento del Estado Moderno, es fundamental definir el concepto de poder político. Este se entiende como la voluntad de acción, con conciencia de superioridad, orientada al dominio y gobierno de las comunidades políticas. En la Edad Moderna, aunque teóricamente el poder residía en el rey, este delegaba funciones en diversas instituciones, dando lugar a una estructura de poder compleja.

Poder Legítimo y sus Formas: Auctoritas, Potestas e Imperium

El poder del Estado en la Edad Moderna se consideraba legítimo, ya que emanaba del rey y se ejercía a través de instituciones legalmente constituidas. Este poder se manifestaba de diferentes formas:

  • Auctoritas: Facultad de exigir obediencia sin coacción, basada en el convencimiento y el poder legítimo.
  • Potestas: Capacidad coactiva del Estado, fundamentada en la ley y las normas aceptadas por la comunidad.
  • Imperium: Capacidad coactiva del Estado para mantener el orden mediante la violencia institucionalizada (ejército). Su legitimidad podía ser cuestionable, pero su existencia dependía de la presencia de fuerzas armadas.

La (No) Separación de Poderes en la Edad Moderna

Es crucial entender que la separación de poderes, tal como la conceptualizó Montesquieu, no existía en la Edad Moderna. Las instituciones ejercían múltiples funciones, aunque algunas predominaran. Solo en Inglaterra, de forma imperfecta, se observó un atisbo de este sistema en los siglos XVII y XVIII.

Brevemente, la separación de poderes propuesta por Montesquieu (aplicable *a posteriori*) sería:

  • Poder Legislativo: Creación y derogación de leyes (descansaba en el monarca).
  • Poder Judicial: Impartición de justicia (atribuida principalmente a Dios y, por extensión, a los reyes).
  • Poder Ejecutivo: Gobierno efectivo de la monarquía (en manos del monarca, pero ejercido en la práctica por ministros y consejeros).

Fases del Estado Moderno y los Grupos de Poder

El Estado Moderno atravesó diferentes fases (monarquía preeminencial, monarquía autoritaria, Estado Absoluto y Despotismo Ilustrado). En todas ellas, la cuestión central era quién y cómo ostentaba el poder. El rey gobernaba, pero necesitaba instrumentos y personas para ejercer su autoridad, los llamados «poderes fácticos»:

  • Grupos de poder: Grupos sociales con capacidad *de iure* (reconocida legalmente) para influir en el gobierno (nobles en el *consilium*, Iglesia, oficiales reales).
  • Grupos de presión: Grupos sociales con capacidad *de facto* (no reconocida legalmente) para intervenir en el gobierno, defendiendo intereses comunes (oligarquías concejiles).
  • Grupos de interés: Grupos sociales que defendían intereses comunes, tanto legales como ilegales, con un enfoque más socioeconómico que político (clientelas nobiliarias, burguesías locales).

Instrumentos de Poder en el Estado Moderno

La monarquía y el Estado se valían de diversos instrumentos para ejercer la soberanía:

  1. Ejército: Violencia institucionalizada y organizada. Se distinguía entre la violencia privada (nobles) y la violencia institucionalizada (ejército real, elemento clave del absolutismo).
  2. Hacienda: Inicialmente, el patrimonio del rey. En la Edad Moderna, se implementaron nuevos impuestos (alcabalas, regalías regias) para financiar el Estado.
  3. Administración: Estructura administrativa y de personal, cada vez más compleja y costosa.
  4. Justicia: Voluntad del rey de dar a cada uno lo que le corresponde. Se distinguía entre justicia conmutativa (reciprocidad) y justicia distributiva (solidaridad).

La «Constitución Silenciosa» y la Corte

Las relaciones entre el rey y el reino se regían por la «Constitución Silenciosa», un conjunto de reglas no escritas (excepto los fueros) que establecían las obligaciones mutuas. Los monarcas absolutos intentaron eliminar estas constituciones.

La Corte, lugar de residencia habitual de los reyes y su comitiva, evolucionó desde el concepto de «hogar del príncipe» hasta convertirse en un centro de poder y protocolo. No debe confundirse con las Cortes (órgano representativo del reino). Madrid se convirtió en la corte española por excelencia desde 1608, tras un período de itinerancia.

Soberanía, Iglesia y Pueblo en el Estado Absolutista

La soberanía, concepto clave para fundamentar el poder laico, residía en el rey, quien no admitía otro poder superior, excepto el de Dios. Podía ser descendente (otorgada por el Papa) o ascendente (emanada del pueblo, basada en un contrato social).

La Iglesia poseía un poder moral significativo y formaba parte de los grupos de poder.

El papel del pueblo dependía de la interpretación de la línea de poder:

  • Línea descendente (sistema autoritarista): El pueblo debía obediencia, sin intervenir en la acción del poder. Autores como Dante Alighieri (De Monarchia) y Jacques Bossuet (La política sacada de las sagradas escrituras) defendían esta postura.
  • Línea ascendente (sistema pactista): El poder emanaba del pueblo, que lo cedía al rey mediante un contrato social. Thomas Hobbes (El Leviatán) desarrolló esta idea, aunque con un enfoque absolutista.

El Estado Absolutista: Características y Limitaciones

La monarquía absoluta, predominante en Europa occidental entre los siglos XVI y XVIII, se caracterizaba por:

  • Robustecimiento del poder monárquico, aunque con limitaciones.
  • Concentración de poder en la figura del rey.
  • Fundamentación en el Derecho Romano (diferenciación entre *ius* y *lex*).
  • Violencia institucionalizada.
  • Desarrollo económico y creación de un mercado único.
  • Surgimiento de la diplomacia.

Limitaciones del Estado Absoluto:

  • Morales: Las decisiones del rey debían supeditarse a la Ley de Dios.
  • Tradicionales: Privilegios inherentes a ciertos grupos sociales (nobleza, Cortes).
  • Pragmáticas: El rey no podía controlar todo el poder y debía delegar.

En resumen, el Estado absolutista representó una compleja estructura de poder, con una concentración de autoridad en el monarca, pero con la coexistencia de diversos grupos e instrumentos de poder, así como limitaciones inherentes a su ejercicio.

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