La “romanización” es el proceso de transformación gradual de los pueblos prerromanos que habitaban en la Península en ciudadanos del Imperio Romano, también la asimilación de las costumbres romanas, la organización política (provincias), jurídica (Derecho romano)
, social y, muy especialmente, la lengua (el latín).
Para controlar mejor el territorio, se dividíó en provincias. Cada provincia estaba dirigida por un gobernador y un consejo (Consilium). Había dos tipos de provincias: senatoriales (la Bética), o imperiales (la Tarraconense o la Lusitania). – En los inicios de la conquista, Hispania se dividíó en dos provincias: Ulterior y Citerior. – En la época de Augusto se crearon tres provincias: Bética, capital Corduba; Lusitania, capital Emérita Augusta; y Tarraconense, capital Tarraco. – En los s. III-IV d.C.: Gallaecia, Cartaginense, Tarraconense, Lusitania, Bética, Baleárica y Mauritana-Tingitana.
La esclavitud: La economía romana se basaba en la utilización de mano de obra esclava. Los esclavos eran prisioneros de guerra o capturados por rebelarse contra Roma. Los trabajos que realizaban los esclavos eran muy variados. Economía monetaria y urbana: La economía del Imperio romano se basaba en los intercambios comerciales entre las diversas partes del mismo, gracias a las ciudades y las vías de comunicación. Este desarrollo comercial se apoyó en una economía monetaria basada en el denario romano, que funcionaba como moneda internacional.
, social y, muy especialmente, la lengua (el latín).
1. Organización político-administrativa
El objetivo de la Hispania romana era conseguir un gobierno eficaz. Antes de que toda la Península estuviera conquistada militarmente, los romanos empezaron a aplicar su organización administrativa y política del territorio.Para controlar mejor el territorio, se dividíó en provincias. Cada provincia estaba dirigida por un gobernador y un consejo (Consilium). Había dos tipos de provincias: senatoriales (la Bética), o imperiales (la Tarraconense o la Lusitania). – En los inicios de la conquista, Hispania se dividíó en dos provincias: Ulterior y Citerior. – En la época de Augusto se crearon tres provincias: Bética, capital Corduba; Lusitania, capital Emérita Augusta; y Tarraconense, capital Tarraco. – En los s. III-IV d.C.: Gallaecia, Cartaginense, Tarraconense, Lusitania, Bética, Baleárica y Mauritana-Tingitana.
2. Vías de comunicación
La civilización romana fue principalmente urbana. Las ciudades romanas eran centros económicos y políticos, que tenían una serie de servicios: acueductos, teatros, foros, termas, templos… Los romanos construyeron una red de comunicación con las calzadas, con el objetivo de asegurar el control de las ciudades y también unirlas, además de fomentar el comercio. Las principales vías de comunicación fueron: la vía Augusta, por la costa mediterránea; la vía de la Plata; y la vía Transversal.3. Organización económica
Desde la conquista romana la economía de Hispania tuvo un gran desarrollo hasta el s. III d.C. Las causas de este desarrollo fueron principalmente las mejoras técnicas y las relaciones comerciales. El sector primario: La agricultura se fundamentaba en la tríada mediterránea: trigo, vid y olivo. Algunas innovaciones técnicas fueron los animales de tiro, el barbecho y el regadío. La producción ganadera era variada: vacuno, cerdos, caballos, etc. La pesca también fue importante, unida a otras actividades como la producción de salazones, de sal y la salsa denominada garum. Las actividades mineras: El desarrollo de la metalurgia permitíó comprobar que nuestro territorio era muy rico en yacimientos mineros.La esclavitud: La economía romana se basaba en la utilización de mano de obra esclava. Los esclavos eran prisioneros de guerra o capturados por rebelarse contra Roma. Los trabajos que realizaban los esclavos eran muy variados. Economía monetaria y urbana: La economía del Imperio romano se basaba en los intercambios comerciales entre las diversas partes del mismo, gracias a las ciudades y las vías de comunicación. Este desarrollo comercial se apoyó en una economía monetaria basada en el denario romano, que funcionaba como moneda internacional.