Ascenso al Poder y Directorio Militar (1923-1925)
En septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera asumió el poder tras un golpe de Estado militar originado en Barcelona. Este pronunciamiento fue aprobado por el rey Alfonso XIII y recibido favorablemente por una considerable porción de la sociedad española, con la excepción de republicanos, socialistas e intelectuales, quienes se mantuvieron a la expectativa. En cuestión de tres días, España pasó de ser una monarquía parlamentaria a un régimen autoritario.
El Real Decreto del 15 de septiembre estableció la formación de un Directorio Militar, liderado por Primo de Rivera, quien concentraba todas las atribuciones y funciones de gobierno. Este directorio, integrado únicamente por militares, actuaba como un órgano consultivo que presentaba al rey las decisiones tomadas para su ratificación.
Las medidas iniciales del Directorio evidenciaron su naturaleza dictatorial:
- Suspensión de las garantías constitucionales
- Disolución de las Cortes
- Derogación de la Constitución de 1876
- Destitución de las autoridades civiles
- Prohibición de las actividades de partidos políticos y sindicatos
Uno de los objetivos primordiales era la erradicación del caciquismo a nivel local. Para ello, se reemplazaron los gobernadores civiles por delegados gubernativos, se disolvieron las diputaciones y ayuntamientos, y se instauraron Juntas Municipales. Además, se promulgó el Estatuto Municipal y Provincial, que otorgaba mayor autonomía a las entidades locales.
Para consolidar el control gubernamental sobre los municipios, se fundó la Unión Patriótica, un partido oficialista cuya función principal era brindar respaldo social a la dictadura.
Otra línea de acción fundamental del régimen fue la promoción de un nacionalismo de Estado, adoptando una postura intransigente frente a los nacionalismos periféricos. Se suprimió la Mancomunidad de Cataluña y se implementaron políticas restrictivas respecto al uso de las lenguas vernáculas y los símbolos identitarios. Estas medidas provocaron un progresivo distanciamiento entre los nacionalismos periféricos y la dictadura, lo que explica su posterior adhesión al republicanismo.
Finalmente, se abordó el conflicto de Marruecos. Aunque Primo de Rivera inicialmente abogaba por el abandono, los oficiales africanistas, entre ellos los generales Sanjurjo y Franco, lo persuadieron para resolver el conflicto. La política expansionista de Abd-el-Krim en el territorio rifeño propició la creación de un frente franco-español que culminó con el desembarco de Alhucemas en 1925. Este logro incrementó la popularidad del régimen, pero también generó divisiones internas en el ejército, debido al prestigio adquirido por los africanistas en desmedro de los peninsulares.
Directorio Civil (1925-1930) e Institucionalización del Régimen
A finales de 1925, se instauró el Directorio Civil, que incorporó a algunos políticos representantes de la oligarquía tradicional, además de militares. Con el fin de institucionalizar el régimen, se creó la Asamblea Nacional Consultiva en 1927, un órgano de representación política encargado de redactar una nueva constitución, que nunca llegó a promulgarse.
La economía experimentó un notable crecimiento, en consonancia con la expansión económica europea. El régimen impulsó la industrialización mediante el intervencionismo estatal, mejoró la agricultura a través de la introducción de nuevas técnicas y fomentó el comercio exterior. Se implementó una política proteccionista y nacionalista, construyendo carreteras, ferrocarriles y confederaciones hidrográficas, y se concedieron monopolios para la explotación de ciertos productos a empresas como CAMPSA, la Compañía Telefónica e Iberia.
Para mitigar la conflictividad social, se estableció la Organización Corporativa Nacional en 1926, que integraba de manera jerárquica los comités paritarios de los diferentes sectores laborales. A pesar de las críticas, el sistema logró disminuir el número de huelgas. Este éxito se debió a la colaboración entre el régimen y la UGT, que monopolizó la representación obrera en los comités paritarios y participó en diversos organismos gubernamentales.
Declive del Régimen y Transición a la República
A partir de 1928, la estabilidad del régimen se deterioró debido al escaso respaldo obtenido por la Asamblea Consultiva y su incapacidad para ofrecer una solución constitucional. En este contexto, confluyeron diversas fuerzas opositoras:
- Los antiguos partidos del turno, cuya influencia fue limitada, aunque algunos dirigentes monárquicos se involucraron en conspiraciones militares.
- El movimiento obrero, que fue ganando terreno progresivamente. Desde 1928, el PSOE comenzó a considerar la República como la única alternativa viable, postura compartida por comunistas y anarquistas de la CNT.
- El nacionalismo catalán, que adoptó una postura de confrontación, liderado por figuras emergentes como Francesc Macià.
- El ejército peninsular. Primo de Rivera favoreció a los militares de Marruecos, disolvió el cuerpo de Artillería e incluso exigió a los artilleros un juramento de lealtad al gobierno para su reincorporación. A partir de entonces, una parte significativa del ejército adoptó una postura pro-republicana.
- Los intelectuales, afectados por la destitución de Unamuno como rector de la Universidad y su posterior exilio. Al final del régimen, su protesta cobró mayor relevancia al unirse a los estudiantes organizados en la FUE (Federación Universitaria Española).
En 1930, los republicanos se habían consolidado como el principal referente político de la sociedad española, que asociaba cada vez más republicanismo con democracia.
Estas críticas, sumadas a la crisis económica y a la pérdida de apoyo de sus propios compañeros, llevaron a Primo de Rivera a renunciar en enero de 1930. A partir de este momento, se precipitó la caída de la Monarquía, influenciada por los siguientes factores:
- El desprestigio del monarca por su respaldo al dictador.
- El relativo vacío de poder, debido a la incapacidad de los sucesivos gobiernos para solucionar los problemas heredados.
- La unión de la oposición en el denominado Pacto de San Sebastián.
En este contexto, las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 se transformaron en un plebiscito sobre la monarquía. Aunque se eligieron más concejales monárquicos, los republicanos se impusieron en las capitales de provincia y en las zonas industriales y mineras. Dos días después, el rey abandonaba España y un comité revolucionario asumía el poder como gobierno provisional.
En conclusión, el reinado de Alfonso XIII estuvo marcado por la crisis del sistema de la Restauración. Este sistema logró perdurar durante los primeros años de su reinado gracias a los esfuerzos regeneracionistas, tanto internos como externos al sistema. Sin embargo, a partir de 1917, entró en una fase de decadencia irreversible. En este escenario, el golpe de Estado de Primo de Rivera se presentó como un nuevo intento regeneracionista en un régimen cada vez más desacreditado y amenazado por la revolución social. Finalmente, el compromiso personal del monarca con el dictador provocó que, tras la caída de este último, la permanencia del monarca se volviera insostenible.